¿Quién es sunita? Una conferencia en Chechenia atiza la vieja disputa


El Cairo, Egipto. - En el Bagdad medieval, los partidarios de dos escuelas teológicas del islam sunita se enfrentaron violentamente delante de una mezquita, una disputa que continúa diez siglos después, aunque, ahora, en las redes sociales y en las salas de conferencia.



Participantes de la conferencia en Chechenia
Participantes de la conferencia en Chechenia
En agosto, dignatarios religiosos musulmanes de todo el mundo fueron invitados por el presidente de Chechenia, Ramzan Kadyrov, para definir el sunismo, principal rama del islam, y luchar contra el extremismo.
Sin embargo, los pensadores salafistas de Arabia Saudí, herederos modernos de la corriente sunita de los hanbalitas, no acudieron a la conferencia. 
El debate estuvo dominado por los asharitas, principal corriente de la teología sunita, encarnada por el gran imán de Al Azhar, que dirige en Egipto una de las más prestigiosas instituciones sunitas. 
La indignación fue inmediata en Arabia Saudí y entre los salafistas, tras un comunicado de clausura que definía el asharismo y el maturidismo -una escuela de pensamiento similar- como los fundamentos de la teología sunita. 
"¡Qué maravilla¡ El país de los dos lugares santos, donde [el ángel] Gabriel se le apareció [al profeta Mahoma], que ha acogido al profeta y sus compañeros, no es sunita, según la conferencia de Chechenia", ironizó en Twitter el predicador saudí Aid Al Qarni. 
El comunicado menciona el hanbalismo, pero como una simple escuela jurídica, pasando por alto la tradición teológica a la que ha estado asociado históricamente. 
"Los que más merecen el título de sunitas son Ahl Al Hadith, que en la actualidad llamamos salafistas", reaccionó el predicador kuwaití Naif Al Ajami, en un video que publicó en YouTube. 
Por su parte, el predicador saudí Salman Al Udah utilizó su cuenta de Snapchat para congratularse por el alcance de la indignación en las redes sociales. "Gracias a Dios, hay numerosos comentaristas y estudiantes de religión en Twitter que han hecho más de lo que su deber les imponía". 
 

- Divergencias ideológicas -

 
La mayoría de los hanbalitas -conocidos por el nombre de salafistas o "Ahl Al Hadith" (la gente del Hadith)- defienden una interpretación literal de los versículos del Corán sobre la descripción de Dios. Para los asharitas, se debe hacer una lectura más metafórica. 
Los salafistas pueden llegar incluso a excomulgar a los adeptos de una tradición practicada por ciertos musulmanes, que oran a los santos para que intercedan en su favor. 
En cambio, para los asharitas, especialmente para los místicos sufíes, esta es una práctica legítima.
"Cuando uno organiza una conferencia para debatir qué es sunita, ¿cómo ignorar intencionadamente una piedra angular del sunismo, como los salafistas y los pensadores saudíes?", lanzó el periodista saudí Jamal Jashoggi. 
La cuestión es tan crucial que la conferencia ha supuesto "el ejemplo más destacado de esta última década, donde el más prestigioso de los dignatarios religiosos -el jeque de Al Azhar- explica qué es el sunismo", afirmó por su parte H.A. Hellyer, politólogo del centro de reflexión estadounidense Atlantic Council.
 

- 'Es política' -

 
"Es una cuestión política: una conferencia política para marginar a las fuerzas islamistas", consideró Jashoggi. 
La conferencia se produjo en un contexto tenso en Oriente Medio, donde la ideología salafista ha dado lugar al nacimiento de grupos yihadistas sunitas como Al Qaida o el grupo Estado Islámico (EI). De hecho, Arabia Saudí, donde el salafismo es una escuela dominante, está apoyando a estos grupos. 
Habib Ali Jifri, célebre predicador yemení que participó en la organización de la conferencia, negó cualquier voluntad de excluir a los pensadores salafistas. Tras la indignación suscitada, se modificó el comunicado de clausura para incluir "Ahl Al Hadith". 
Para Hellyer, la elección del país anfitrión de la conferencia también ha contribuido a aumentar las diferencias, "habida cuenta de la reputación política de Kaydrov". 
Criticado por su balance en términos de derechos humanos, Kadyrov está acusado de estar a expensas de Rusia. Sin embargo, Moscú apoya al presidente sirio Bashar Al Asad en su guerra contra los rebeldes respaldados por Arabia Saudí. 
Con todo, para Jifri, el presidente Kadyrov "salvó a su pueblo y reconstruyó su país, destruido por la guerra". 
Sábado, 17 de Septiembre 2016
AFP (Agencia France-Presse)
           


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