Vender alcohol en Bagdad, actividad legal, lucrativa pero muy peligrosa


BAGDAD. - Vender alcohol en Bagdad es una actividad legal y lucrativa pero que implica enormes riesgos para los que la ejercen, como el ser objeto de atentados con bomba o que sus negocios sean ametrallados o robados.



Tienda de alcohol, en Bagdad.
Tienda de alcohol, en Bagdad.
En la provincia de Bagdad hay 96 bares debidamente registrados, a los que se agregan los que operan sin licencia, indicó a la AFP el gobernador Salah Abdel Razak.
Si bien la venta de alcohol está autorizada en la capital, tal no es el caso en las provincias de Kerbala y de Nayaf donde se encuentran los dos santuarios más venerados por los chiitas mayoritarios en el país.
Al menos treinta ataques contra tiendas de alcohol tuvieron lugar en el país en los últimos dos meses. Cinco de ellos en Basora, al sur, y los otros en Bagdad, según un responsable del ministerio del Interior.
En Sinaa, al centro de la capital, en uno de los bares que fueron atacados a mediados de este año, un mostrador separa a los clientes de los estantes donde están las botellas de whisky, de vodka o cerveza.
Un hombre que parece no estar armado monta guardia.
"La tienda fue destruida" en julio por una bomba que no provocó víctimas, pero el propietario debió gastar casi 40.000 dólares para volver a ponerla en función, comentó Chakir, un hombre pequeño y bigotudo de 36 años que trabaja allí.
El hombre pertenece a la minoría religiosa de los yazidis y partió de Mosul (norte) buscando trabajo. Mantiene a su esposa y a sus ocho hijos gracias a los 800.000 dinares (680 dólares) que gana por mes.
Según el gobernador, los que atacan los negocios de alcohol "tienen motivaciones ideológicas o morales", dejando a entender claramente que se trata de integristas religiosos.
El islam prohíbe el consumo de alcohol y las tiendas que lo venden emplean a menudo a cristianos o a personas de otras minorías religiosas, lo que hace de ellos objetivos fáciles para los grupos extremistas.
Pero también otros pueden ser objeto de ataques, como el que sufrió en septiembre de 2010 una tienda cercana a aquella donde trabaja Chakir.
Hombres armados vestidos de uniformes militares robaron 700.000 dinares (600 dólares) y robaron whisky por un valor de 200 dólares, según Jalal, un empleado de la tienda.
"Amenazaron a los empleados y les preguntaron '¿por qué abrieron este negocio? ¿Por qué no van a trabajar al norte?'", relató Jalal, que también es un yazidi de Mosul.
"He pensado muchos veces dejar este trabajo peligroso, pero no tengo alternativa", reconoció este padre de nueve hijos.
Sarkis, un armenio cristiano, trabaja en el rubro desde 1976 cuando tenía 18 años y es empleado de una sociedad de distribución de alcohol al por mayor y al detalle.
La sociedad tiene el aspecto de una fortaleza con cortinas de protección metálicas y el sector dedicado a la venta tiene el aspecto de un bunker.
En 2006, la tienda fue atacada por hombres enmascarados y armados de fusiles de asalto que mataron a uno de los empleados.
Al año siguiente, hombres vestidos de civil destruyeron toda la mercadería que se encontraba en la bodega, representando una pérdida de 200.000 dólares. Después de este ataque, la sociedad debió cerrar durante un año y medio, relató Sarkis.
"Me gustaría dejar este trabajo", comentó. Pero "en realidad lo que tengo pensado es más bien irme de Irak", concluyó.
 
Martes, 27 de Septiembre 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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