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Política
Porfirio Lobo-izquierda-, y Manuel Zelaya.
Lobo y Zelaya suscribieron el domingo en la ciudad colombiana de Cartagena, bajo mediación de Bogotá y Caracas, el acuerdo que también contempla el retorno de Zelaya al país, previsto para este sábado, así como permitió el regreso pleno de Tegucigalpa al bloque centroamericano.
Sin embargo, los analistas afirman que la sociedad hondureña está muy polarizada, incluso desde antes del golpe que depuso a Zelaya el 28 de junio de 2009.
Asimismo, consideran que Lobo no ha logrado aquietar los ánimos en sus 16 meses de gobierno, por lo que el desenlace de la crisis sigue abierto.
"Lo que se está dando en Honduras es un reacomodo político", dijo a la AFP el analista y académico panameño Marco Gandásegui, del Centro de Estudios Latinoamericanos.
"La realidad hondureña es una realidad muy inestable. Está en una situación muy difícil, no existe un gobierno que le dé orientación al país y esto es producto por supuesto del golpe que se produjo hace casi ya dos años y que no ha encontrado solución a esa situación", expresó Gandásegui.
Lobo hizo este lunes un vehemente llamado a la reconciliación por cadena de radio y televisión, pero enfrenta la desconfianza en ambos bandos.
Para tranquilizar a los enemigos de Zelaya, dijo que el acuerdo "atiende a los más altos intereses de la nación", y para calmar a los zelayistas destacó que el pacto garantiza "el retorno seguro del ex presidente" y sus colaboradores desde el exilio.
Pero los analistas advierten que una reconciliación no es fácil en Honduras y no dependerá de lo firmado por Lobo y Zelaya, sino del comportamiento de ambos líderes.
"Esperamos (que ambos) se comporten en ese marco, en ese sentido se puede avanzar en la reconciliación, (Honduras) ya se curó del espanto y está funcionando normalmente aunque siempre hay brotes (de confrontación) y el país ha sido manoseado a nivel internacional", dijo el científico social hondureño Guillermo Molina Chocano.
El acuerdo es "un paso positivo en un proceso largo, que va a ayudar a esta reconciliación, siempre y cuando los actores se mantengan en letra y texto en la Constitución y las leyes, y que no vuelvan a repetir los episodios del pasado saliéndose del marco de legal", declaró Molina a la AFP.
Para el analista y profesor universitario salvadoreño Roberto Cañas "el acuerdo modestamente es esperanzador", pero dijo que lo fundamental ahora es que lo pactado "se cumpla".
"Lo más importante ahora es que el acuerdo se cumpla porque el camino para la democracia en Honduras todavía es largo y cargado de muchas injusticias", expresó Cañas a la AFP.
"La solución llegó a Honduras como siempre debió llegar, por la vía política, ojalá los civiles golpistas y los desprestigiados y represivos militares nunca jamás vuelvan a dañar a ese país", indicó Cañas.
Sin embargo, los analistas afirman que la sociedad hondureña está muy polarizada, incluso desde antes del golpe que depuso a Zelaya el 28 de junio de 2009.
Asimismo, consideran que Lobo no ha logrado aquietar los ánimos en sus 16 meses de gobierno, por lo que el desenlace de la crisis sigue abierto.
"Lo que se está dando en Honduras es un reacomodo político", dijo a la AFP el analista y académico panameño Marco Gandásegui, del Centro de Estudios Latinoamericanos.
"La realidad hondureña es una realidad muy inestable. Está en una situación muy difícil, no existe un gobierno que le dé orientación al país y esto es producto por supuesto del golpe que se produjo hace casi ya dos años y que no ha encontrado solución a esa situación", expresó Gandásegui.
Lobo hizo este lunes un vehemente llamado a la reconciliación por cadena de radio y televisión, pero enfrenta la desconfianza en ambos bandos.
Para tranquilizar a los enemigos de Zelaya, dijo que el acuerdo "atiende a los más altos intereses de la nación", y para calmar a los zelayistas destacó que el pacto garantiza "el retorno seguro del ex presidente" y sus colaboradores desde el exilio.
Pero los analistas advierten que una reconciliación no es fácil en Honduras y no dependerá de lo firmado por Lobo y Zelaya, sino del comportamiento de ambos líderes.
"Esperamos (que ambos) se comporten en ese marco, en ese sentido se puede avanzar en la reconciliación, (Honduras) ya se curó del espanto y está funcionando normalmente aunque siempre hay brotes (de confrontación) y el país ha sido manoseado a nivel internacional", dijo el científico social hondureño Guillermo Molina Chocano.
El acuerdo es "un paso positivo en un proceso largo, que va a ayudar a esta reconciliación, siempre y cuando los actores se mantengan en letra y texto en la Constitución y las leyes, y que no vuelvan a repetir los episodios del pasado saliéndose del marco de legal", declaró Molina a la AFP.
Para el analista y profesor universitario salvadoreño Roberto Cañas "el acuerdo modestamente es esperanzador", pero dijo que lo fundamental ahora es que lo pactado "se cumpla".
"Lo más importante ahora es que el acuerdo se cumpla porque el camino para la democracia en Honduras todavía es largo y cargado de muchas injusticias", expresó Cañas a la AFP.
"La solución llegó a Honduras como siempre debió llegar, por la vía política, ojalá los civiles golpistas y los desprestigiados y represivos militares nunca jamás vuelvan a dañar a ese país", indicó Cañas.
