La película se centra en un niño de 12 años que denuncia a sus padres por haberle traído al mundo. El pequeño llega a esa situación tras recibir malos tratos en su casa, donde cuida de sus hermanos más pequeños, contribuye a la economía familiar ayudando a un tendero, y decide huir de su casa tras ver como su hermana ha sido casada por conveniencia a los 11 años.
Una inmigrante ilegal etíope lo acoge y el niño, a cambio, le cuida su bebé mientras ella trabaja por un salario exiguo. Tras ser arrestada, el niño asume el cuidado del bebé.
Aunque la realizadora en ocasiones subraya innecesariamente algunas situaciones, el despliegue de miseria e infortunios no es azaroso. Labaki contó hoy que se documentó durante meses hablando con niños que han pasado por situaciones similares.
"Hicimos un trabajo muy detallado. No es fácil encontrar un equilibrio adecuado. Queríamos mostrar la verdad, intervenir lo menos posible en la vida de esas personas", señaló la directora, que comentó que ha procurado no fantasear situaciones. "Esta gente es tan verdadera y real que ellos se impusieron a nosotros", añadió la directora de "Caramel", que concurre por primera vez por la Palma de Oro.
Rodada con actores no profesionales, el protagonista, por ejemplo, es el refugiado sirio Zain Al Rafeea, de 12 años, que huyó con su familia de la guerra hace cinco o seis años y que, antes del rodaje no estaba escolarizado.
El pequeño, que en algunos momentos se durmió en la rueda de prensa, brilla con su interpretación y ha sido elogiado por la fuerza que confiere a su personaje.
La etíope Yordanos Shiferaw comentó que estaba muy agradecida a Labaki por haber contado su propia historia a través de este trabajo. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro cuando relató que fue detenida tres días después de rodar la escena del arresto, que se rodó en un centro de detención real. "Todo lo que ven es mi vida real, la única diferencia es que no tengo hijos", añadió Shiferaw, que también ha vivido como inmigrante indocumentada.
La infancia maltratada, inmigrantes, esclavitud moderna, gente que no tiene papeles y está excluida totalmente del sistema son los temas que se abordan en "Capernaum", que hace referencia al pueblo israelí Cafarnaúm donde, según la Biblia, Jesús hizo milagros. Pero en la película no hay milagros. Se necesita "voluntad real" para cambiar el sistema, apuntó Labaki.
"No sé si realmente hay un deseo real de cambiar cosas. No se quiere mirar la verdad de frente. Es duro darse cuenta los miles y miles de niños que nacen y mueren en Líbano sin que nadie lo sepa porque ni siquiera han sido registrados", añadió la directora y actriz.
Y la realidad oculta que viven miles de inmigrantes es también la que ha impulsado al director kazajo Sergey Dvortsevoy a rodar "Ayk", el calvario de una kirguís (Samal Yeslyamova) indocumentada que, horas después de dar a luz, abandona a su hijo en el hospital y deambula por Moscú, en pleno invierno, para buscar trabajo.
Dvortsevoy, que vive en Moscú pero se crió en Kazajastán, supo que 2010 más de 248 niños de madres kirguisas fueron abandonados en la capital rusa al nacer. "Sé que las mujeres en Asia Central están muy unidas a sus hijos. ¿Cómo puede ser que abandonan a sus hijos? ¿Qué ha pasado en sus vidas para que lleguen a eso?", señaló el realizador, quien se dio cuenta que cuanto más investigaba sobre este asunto se daba cuenta cuan poco conocimiento hay al respecto.
"No nos damos cuenta de las tragedias que nos rodean", dijo. La protagonista, agregó, "es clandestina, ilegal y esa es la razón por la que tiene tantos problemas", añadió el cineasta, que también compite por primera vez por la Palma de Oro, al igual que el francés Yann Gonzalez, que no convenció a la crítia con "Un couteau dans le coeur", una coproducción con México.
Este drama con formato de thriller se centra en una productora de cine porno gay de los años 70, una mujer extrema y alcoholizada, encarnada por la actriz y cantante francesa Vanessa Paradis.
"Es un papel que me ha dado mucha felicidad", dijo Paradis, que hace un par de años formó parte del jurado de Cannes y tenía muchas ganas de volver con una película.
"Me sorprendió que (Gonzalez) pensara en mí. Es un papel de ensueño, cuando eres actriz, tienes ganas de hacer un personaje así de rico e intenso, es un regalo sublime", aseguró la intérprete, que se dedica más a la música que al cine.
"Un couteau dans le coeur", en el que es inevitable ver referencias almodovarianas y la turca "The Wild Pear Tree", de Nuri Bilge Ceylan, cierran una competición marcada por la amplia presencia de temas políticos. Mañana sábado se dará a conocer el palmarés y la ganadora de la Palma de Oro de la 71 edición del certamen francés.
Una inmigrante ilegal etíope lo acoge y el niño, a cambio, le cuida su bebé mientras ella trabaja por un salario exiguo. Tras ser arrestada, el niño asume el cuidado del bebé.
Aunque la realizadora en ocasiones subraya innecesariamente algunas situaciones, el despliegue de miseria e infortunios no es azaroso. Labaki contó hoy que se documentó durante meses hablando con niños que han pasado por situaciones similares.
"Hicimos un trabajo muy detallado. No es fácil encontrar un equilibrio adecuado. Queríamos mostrar la verdad, intervenir lo menos posible en la vida de esas personas", señaló la directora, que comentó que ha procurado no fantasear situaciones. "Esta gente es tan verdadera y real que ellos se impusieron a nosotros", añadió la directora de "Caramel", que concurre por primera vez por la Palma de Oro.
Rodada con actores no profesionales, el protagonista, por ejemplo, es el refugiado sirio Zain Al Rafeea, de 12 años, que huyó con su familia de la guerra hace cinco o seis años y que, antes del rodaje no estaba escolarizado.
El pequeño, que en algunos momentos se durmió en la rueda de prensa, brilla con su interpretación y ha sido elogiado por la fuerza que confiere a su personaje.
La etíope Yordanos Shiferaw comentó que estaba muy agradecida a Labaki por haber contado su propia historia a través de este trabajo. Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro cuando relató que fue detenida tres días después de rodar la escena del arresto, que se rodó en un centro de detención real. "Todo lo que ven es mi vida real, la única diferencia es que no tengo hijos", añadió Shiferaw, que también ha vivido como inmigrante indocumentada.
La infancia maltratada, inmigrantes, esclavitud moderna, gente que no tiene papeles y está excluida totalmente del sistema son los temas que se abordan en "Capernaum", que hace referencia al pueblo israelí Cafarnaúm donde, según la Biblia, Jesús hizo milagros. Pero en la película no hay milagros. Se necesita "voluntad real" para cambiar el sistema, apuntó Labaki.
"No sé si realmente hay un deseo real de cambiar cosas. No se quiere mirar la verdad de frente. Es duro darse cuenta los miles y miles de niños que nacen y mueren en Líbano sin que nadie lo sepa porque ni siquiera han sido registrados", añadió la directora y actriz.
Y la realidad oculta que viven miles de inmigrantes es también la que ha impulsado al director kazajo Sergey Dvortsevoy a rodar "Ayk", el calvario de una kirguís (Samal Yeslyamova) indocumentada que, horas después de dar a luz, abandona a su hijo en el hospital y deambula por Moscú, en pleno invierno, para buscar trabajo.
Dvortsevoy, que vive en Moscú pero se crió en Kazajastán, supo que 2010 más de 248 niños de madres kirguisas fueron abandonados en la capital rusa al nacer. "Sé que las mujeres en Asia Central están muy unidas a sus hijos. ¿Cómo puede ser que abandonan a sus hijos? ¿Qué ha pasado en sus vidas para que lleguen a eso?", señaló el realizador, quien se dio cuenta que cuanto más investigaba sobre este asunto se daba cuenta cuan poco conocimiento hay al respecto.
"No nos damos cuenta de las tragedias que nos rodean", dijo. La protagonista, agregó, "es clandestina, ilegal y esa es la razón por la que tiene tantos problemas", añadió el cineasta, que también compite por primera vez por la Palma de Oro, al igual que el francés Yann Gonzalez, que no convenció a la crítia con "Un couteau dans le coeur", una coproducción con México.
Este drama con formato de thriller se centra en una productora de cine porno gay de los años 70, una mujer extrema y alcoholizada, encarnada por la actriz y cantante francesa Vanessa Paradis.
"Es un papel que me ha dado mucha felicidad", dijo Paradis, que hace un par de años formó parte del jurado de Cannes y tenía muchas ganas de volver con una película.
"Me sorprendió que (Gonzalez) pensara en mí. Es un papel de ensueño, cuando eres actriz, tienes ganas de hacer un personaje así de rico e intenso, es un regalo sublime", aseguró la intérprete, que se dedica más a la música que al cine.
"Un couteau dans le coeur", en el que es inevitable ver referencias almodovarianas y la turca "The Wild Pear Tree", de Nuri Bilge Ceylan, cierran una competición marcada por la amplia presencia de temas políticos. Mañana sábado se dará a conocer el palmarés y la ganadora de la Palma de Oro de la 71 edición del certamen francés.