El ataque dejó también unos 109 heridos, según informó la televisión estatal del país norteafricano citando un comunicado de la fiscalía que investiga el ataque.
Según informaron las fuerzas de seguridad, los atacantes colocaron varios explosivos alrededor de la mezquita de Al Rawdah, a unos 40 kilómetros al oeste de la ciudad de Al Arish, y los detonaron cuando la gente salía del rezo del viernes. Después, abrieron fuego contra quienes escapaban.
El diario privado "Al Masry al Youm" informó que más de 20 hombres enmascarados participaron en el ataque con rifles automáticos, muchos de los cuales fueron abatidos después por las fuerzas de seguridad, aunque esa información no fue confirmada oficialmente por el momento.
El presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, convocó una reunión de crisis y prometió una "dura" respuesta. "Responderemos a este acto con dureza contra los terroristas", dijo en un discurso televisado. "Las Fuerzas Armadas y la Policía tomarán represalias por nuestros mártires con todas sus fuerzas".
El Estado egipcio declaró tres días de luto por las víctimas del ataque, que es ya el más cruento de este año en el país. Las fuerzas de seguridad están buscando a los atacantes en los alrededores de la mezquita.
Imágenes difundidas tras el atentado mostraban decenas de cadáveres cubiertos de sangre dentro de la mezquita, cubiertos en parte con mantas. Las alfombras verdes del suelo de la mezquita aparecían cubiertas de manchas de sangre.
Una fuente de seguridad señaló que la mezquita de Al Rawdah fue atacada por su relación con el sufismo, una vertiente del islam muy mística. Además, era un objetivo fácil por encontrarse fuera de las principales ciudades de la zona.
Ningún grupo ha asumido hasta ahora la autoría del atentado, pero la milicia terrorista Estado Islámico (EI) considera infieles a los sufíes y en 2016 publicó imágenes que mostraban supuestamente la ejecución de un clérigo sufí de 100 años acusado de brujería.
Una filial del EI se atribuyó en el pasado atentados contra las fuerzas de seguridad y la minoría cristiana copta en Egipto. Los extremistas, sin embargo, también habían atacado previamente en Sheij Zuwayed, en el norte del Sinaí.
El ataque desató la condena internacional. "El mundo no puede tolerar el terrorismo, debemos vencerlos militarmente (a los terroristas) y desacreditar la ideología extremista en la que se basa toda su existencia", escribió el presidente estadounidense, Donald Trump, en Twitter. "Terribles y cobardes ataques terroristas contra fieles inocentes e indefensos", añadió.
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, condenó el ataque como un acto de "barbarie", mientras la primera ministra británica, Theresa May, lo describió como un acto "malvado y cobarde".
La canciller alemana, Angela Merkel, envió un telegrama de condolencias a las familias de las víctimas y manifestó su condena por el "vil ataque". Turquía, Italia, Kuwait, Siria, Irán o Líbano también expresaron su rechazo.
Egipto lleva tiempo combatiendo a la insurgencia en el norte del Sinaí, donde los extremistas atacan sobre todo al Ejército y a la Policía desde el derrocamiento del presidente islamista Mohammed Mursi en 2013.
El ataque de hoy muestra que pese a todos los esfuerzos y redadas, las fuerzas de seguridad egipcias siguen sin controlar la situación en la región, que antes era una popular zona de vacaciones. Ahora, gran parte de la región es una zona militar de acceso vedado.
Según informaron las fuerzas de seguridad, los atacantes colocaron varios explosivos alrededor de la mezquita de Al Rawdah, a unos 40 kilómetros al oeste de la ciudad de Al Arish, y los detonaron cuando la gente salía del rezo del viernes. Después, abrieron fuego contra quienes escapaban.
El diario privado "Al Masry al Youm" informó que más de 20 hombres enmascarados participaron en el ataque con rifles automáticos, muchos de los cuales fueron abatidos después por las fuerzas de seguridad, aunque esa información no fue confirmada oficialmente por el momento.
El presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, convocó una reunión de crisis y prometió una "dura" respuesta. "Responderemos a este acto con dureza contra los terroristas", dijo en un discurso televisado. "Las Fuerzas Armadas y la Policía tomarán represalias por nuestros mártires con todas sus fuerzas".
El Estado egipcio declaró tres días de luto por las víctimas del ataque, que es ya el más cruento de este año en el país. Las fuerzas de seguridad están buscando a los atacantes en los alrededores de la mezquita.
Imágenes difundidas tras el atentado mostraban decenas de cadáveres cubiertos de sangre dentro de la mezquita, cubiertos en parte con mantas. Las alfombras verdes del suelo de la mezquita aparecían cubiertas de manchas de sangre.
Una fuente de seguridad señaló que la mezquita de Al Rawdah fue atacada por su relación con el sufismo, una vertiente del islam muy mística. Además, era un objetivo fácil por encontrarse fuera de las principales ciudades de la zona.
Ningún grupo ha asumido hasta ahora la autoría del atentado, pero la milicia terrorista Estado Islámico (EI) considera infieles a los sufíes y en 2016 publicó imágenes que mostraban supuestamente la ejecución de un clérigo sufí de 100 años acusado de brujería.
Una filial del EI se atribuyó en el pasado atentados contra las fuerzas de seguridad y la minoría cristiana copta en Egipto. Los extremistas, sin embargo, también habían atacado previamente en Sheij Zuwayed, en el norte del Sinaí.
El ataque desató la condena internacional. "El mundo no puede tolerar el terrorismo, debemos vencerlos militarmente (a los terroristas) y desacreditar la ideología extremista en la que se basa toda su existencia", escribió el presidente estadounidense, Donald Trump, en Twitter. "Terribles y cobardes ataques terroristas contra fieles inocentes e indefensos", añadió.
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, condenó el ataque como un acto de "barbarie", mientras la primera ministra británica, Theresa May, lo describió como un acto "malvado y cobarde".
La canciller alemana, Angela Merkel, envió un telegrama de condolencias a las familias de las víctimas y manifestó su condena por el "vil ataque". Turquía, Italia, Kuwait, Siria, Irán o Líbano también expresaron su rechazo.
Egipto lleva tiempo combatiendo a la insurgencia en el norte del Sinaí, donde los extremistas atacan sobre todo al Ejército y a la Policía desde el derrocamiento del presidente islamista Mohammed Mursi en 2013.
El ataque de hoy muestra que pese a todos los esfuerzos y redadas, las fuerzas de seguridad egipcias siguen sin controlar la situación en la región, que antes era una popular zona de vacaciones. Ahora, gran parte de la región es una zona militar de acceso vedado.