La detonación tuvo lugar en el jardín de un centro cultural de Suruc, situada a una decena de kilómetros de Kobane, de donde los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) fueron expulsados en enero pasado por los combatientes kurdos de Siria.
Ese "ataque terrorista se produjo (...) en torno a las 12H00 locales (09H00 GMT)", informó el ministerio del Interior en un comunicado.
Una fuente del gabinete del primer ministro turco indicó que el atentado dejó 28 muertos y un centenar de heridos.
"Las autoridades turcas tienen motivos de peso para creer que ese ataque terrorista fue perpetrado por el EI", indicó un responsable del gobierno turco que quiso guardar el anonimato.
Numerosas ambulancias y vehículos policiales acudieron inmediatamente al lugar de los hechos, donde la explosión provocó un incendio, según las imágenes difundidas por las televisiones turcas.
Poco después de ese primer ataque, un atentado suicida se produjo en Kobane, al otro lado de la frontera, informó la ONG Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
"Un atentado con coche bomba tuvo lugar en un puesto de seguridad en el sur de Kobane. Las primeras informaciones indican que murieron dos milicianos kurdos en esa explosión. Ocurrió justo después de la explosión de Suruc", declaró el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Muchos refugiados sirios se instalaron en Suruc, tras huir de la violencia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) el año pasado en Kobane.
Las fuerzas kurdas consiguieron expulsar al EI de Kobane en enero, con la ayuda de los bombardeos de la coalición liderada por Washington.
Los violentos combates que asolaron esa localidad durante cuatro meses provocaron el éxodo de unas 200.000 personas hacia Turquía. Según las autoridades turcas, solamente 35.000 sirios regresaron a su país tras el fin de la batalla de Kobane.
A finales de junio, el EI lanzó un ataque sorpresa en Kobane y consiguieron entrar en la ciudad tras perpetrar tres atentados suicidas.
Unos días después, las milicias kurdas consiguieron retomar el control de la localidad, a raíz de unos enfrentamientos en los que murieron más de 120 civiles.
Turquía es considerada como la principal vía de acceso de los reclutas del EI a Siria, donde la organización yihadista controla extensas franjas de territorio.
Los países occidentales reprochan a menudo al gobierno islamo-conservador de Ankara su neutralidad, e incluso su tolerancia, respecto a organizaciones radicales que luchan contra el régimen de Bashar al Asad, incluido el EI.
Turquía siempre desmintió esas acusaciones, pero se negó a integrar la coalición militar antiyihadista liderada por Estados Unidos.
Ante las críticas de sus aliados, el Estado reforzó, no obstante, sus controles en los aeropuertos y en su frontera para impedir el paso de los reclutas extranjeros del EI.
También aumentó sus efectivos militares a lo largo de la frontera siria y llevó a cabo varias operaciones policiales, en las últimas semanas, para desmantelar las filiales yihadistas que pasan por su territorio.
Ese "ataque terrorista se produjo (...) en torno a las 12H00 locales (09H00 GMT)", informó el ministerio del Interior en un comunicado.
Una fuente del gabinete del primer ministro turco indicó que el atentado dejó 28 muertos y un centenar de heridos.
"Las autoridades turcas tienen motivos de peso para creer que ese ataque terrorista fue perpetrado por el EI", indicó un responsable del gobierno turco que quiso guardar el anonimato.
Numerosas ambulancias y vehículos policiales acudieron inmediatamente al lugar de los hechos, donde la explosión provocó un incendio, según las imágenes difundidas por las televisiones turcas.
Poco después de ese primer ataque, un atentado suicida se produjo en Kobane, al otro lado de la frontera, informó la ONG Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
"Un atentado con coche bomba tuvo lugar en un puesto de seguridad en el sur de Kobane. Las primeras informaciones indican que murieron dos milicianos kurdos en esa explosión. Ocurrió justo después de la explosión de Suruc", declaró el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Muchos refugiados sirios se instalaron en Suruc, tras huir de la violencia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) el año pasado en Kobane.
Las fuerzas kurdas consiguieron expulsar al EI de Kobane en enero, con la ayuda de los bombardeos de la coalición liderada por Washington.
- Ataques -
Los violentos combates que asolaron esa localidad durante cuatro meses provocaron el éxodo de unas 200.000 personas hacia Turquía. Según las autoridades turcas, solamente 35.000 sirios regresaron a su país tras el fin de la batalla de Kobane.
A finales de junio, el EI lanzó un ataque sorpresa en Kobane y consiguieron entrar en la ciudad tras perpetrar tres atentados suicidas.
Unos días después, las milicias kurdas consiguieron retomar el control de la localidad, a raíz de unos enfrentamientos en los que murieron más de 120 civiles.
Turquía es considerada como la principal vía de acceso de los reclutas del EI a Siria, donde la organización yihadista controla extensas franjas de territorio.
Los países occidentales reprochan a menudo al gobierno islamo-conservador de Ankara su neutralidad, e incluso su tolerancia, respecto a organizaciones radicales que luchan contra el régimen de Bashar al Asad, incluido el EI.
Turquía siempre desmintió esas acusaciones, pero se negó a integrar la coalición militar antiyihadista liderada por Estados Unidos.
Ante las críticas de sus aliados, el Estado reforzó, no obstante, sus controles en los aeropuertos y en su frontera para impedir el paso de los reclutas extranjeros del EI.
También aumentó sus efectivos militares a lo largo de la frontera siria y llevó a cabo varias operaciones policiales, en las últimas semanas, para desmantelar las filiales yihadistas que pasan por su territorio.