La explosión produjo una carnicería frente a la sala de urgencias del hospital civil de Quetta, donde unas 200 personas estaban reunidas para compartir su pena por el asesinato pocas horas antes de un reputado abogado de la región, indicó un periodista de la AFP en el lugar.
"Hay por lo menos 45 muertos y unos 50 heridos", dijo a la AFP Rehmat Saleh Baloch, ministro de Salud de la provincia de Baluchistán, cuya capital es Quetta.
Se trata del segundo atentado más letal cometido en Pakistán este año, después del ataque suicida que a fines de marzo mató a 75 personas, entre ellas muchos niños, en un parque de Lahore (este), donde la minoría cristiana celebraba la Pascua.
Hasta el momento ningún grupo revindicó el asesinato del abogado ni el atentado contra el hospital. Numerosos grupos armados -islamistas, antichiitas, separatistas, etc.- están implantados en Baluchistán, una provincia fronteriza con Irán y Afganistán rica en hidrocarburos.
Los cuerpos yacían en medio de un mar de sangre y de trozos de vidrio; y los sobrevivientes, en estado de conmoción, trataban de reconfortarse mutuamente, indicó el reportero de la AFP.
El amasijo de cadáveres dificultaba su contabilización. "Hay cuerpos esparcidos y entremezclados. El personal del hospital trata de contarlos, pero aún no podemos dar un balance exacto", explicó el brigadier Sajjad Ahmed.
"La explosión se produjo cuando los abogados se habían reunido delante del servicio de urgencias. Algunos habían entrado y otros permanecían junto a la verja de la entrada", contó el doctor Adnan, del hospital civil de Quetta.
"Hubo una tremenda explosión y de pronto todo se volvió oscuro. Al principio creí que se había derrumbado un edificio. Luego hubo gritos", agregó.
Muchos abogados y periodistas habían acudido al hospital después del asesinato del presidente del colegio de abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, abatido por dos individuos armados cuando salía de su domicilio.
El primer ministro paquistaní Nawaz Sharif condenó el atentado y ordenó reforzar las medidas de seguridad.
"No dejaremos que nadie perturbe la paz de esta provincia, que hemos conseguido restaurar a costa de tantos sacrificios de las fuerzas de seguridad, de la policía y de la población", afirmó el jefe de gobierno en un comunicado difundido por su despacho.
Las fuerzas de seguridad y los edificios gubernamentales paquistaníes son blanco frecuente de los grupos insurgentes.
Los atentados contra hospitales tienen precedentes: en 2010, trece personas murieron al estallar una bomba en la unidad de emergencias de un hospital de Karachi, donde recibían atención médica las víctimas de un atentado cometido poco antes.
"Hay por lo menos 45 muertos y unos 50 heridos", dijo a la AFP Rehmat Saleh Baloch, ministro de Salud de la provincia de Baluchistán, cuya capital es Quetta.
Se trata del segundo atentado más letal cometido en Pakistán este año, después del ataque suicida que a fines de marzo mató a 75 personas, entre ellas muchos niños, en un parque de Lahore (este), donde la minoría cristiana celebraba la Pascua.
Hasta el momento ningún grupo revindicó el asesinato del abogado ni el atentado contra el hospital. Numerosos grupos armados -islamistas, antichiitas, separatistas, etc.- están implantados en Baluchistán, una provincia fronteriza con Irán y Afganistán rica en hidrocarburos.
Los cuerpos yacían en medio de un mar de sangre y de trozos de vidrio; y los sobrevivientes, en estado de conmoción, trataban de reconfortarse mutuamente, indicó el reportero de la AFP.
El amasijo de cadáveres dificultaba su contabilización. "Hay cuerpos esparcidos y entremezclados. El personal del hospital trata de contarlos, pero aún no podemos dar un balance exacto", explicó el brigadier Sajjad Ahmed.
- "Todo se volvió oscuro" -
"La explosión se produjo cuando los abogados se habían reunido delante del servicio de urgencias. Algunos habían entrado y otros permanecían junto a la verja de la entrada", contó el doctor Adnan, del hospital civil de Quetta.
"Hubo una tremenda explosión y de pronto todo se volvió oscuro. Al principio creí que se había derrumbado un edificio. Luego hubo gritos", agregó.
Muchos abogados y periodistas habían acudido al hospital después del asesinato del presidente del colegio de abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, abatido por dos individuos armados cuando salía de su domicilio.
El primer ministro paquistaní Nawaz Sharif condenó el atentado y ordenó reforzar las medidas de seguridad.
"No dejaremos que nadie perturbe la paz de esta provincia, que hemos conseguido restaurar a costa de tantos sacrificios de las fuerzas de seguridad, de la policía y de la población", afirmó el jefe de gobierno en un comunicado difundido por su despacho.
Las fuerzas de seguridad y los edificios gubernamentales paquistaníes son blanco frecuente de los grupos insurgentes.
Los atentados contra hospitales tienen precedentes: en 2010, trece personas murieron al estallar una bomba en la unidad de emergencias de un hospital de Karachi, donde recibían atención médica las víctimas de un atentado cometido poco antes.