Ana Moura
"El fado no sólo es triste y melancólico, no sólo habla de malos momentos de la vida", dijo Moura en una reciente entrevista con la AFP en París, donde se presentó en el teatro L'Alhambra, acompañada de una guitarra portuguesa y de una viola, antes de partir en gira mundial.
"Habla de vivir los sentimientos, las emociones, con mucha intensidad, y esas emociones incluyen también la alegría", dijo la bella cantante de 31 años con cuatro álbumes a sus espaldas.
Nacido en los barrios pobres de Lisboa en el siglo XIX, el fado fue asociado a la era de la dictadura salazarista, la más longeva de Europa, que duró desde 1933 hasta la revolución de los claveles, el levantamiento militar de abril de 1974.
Diez años después de la muerte de la indiscutible reina del fado, Amalia Rodríguez, Moura se ha convertido en la más joven musa del fado contemporáneo, que tiene entre otras figuras de proa a Mísia, Mariza y Cristina Branco.
En su último álbum, "Leva-me aos fados" (Harmonium mundi), que presentará en las cuatro esquinas del planeta, Moura canta sobre la decepción amorosa, la tristeza, la nostalgia, pero también sobre el mundo de hoy. Y lo hace de una manera que habla a su generación treintañera, y a un público mundial.
Moura, que se expresa siempre con gran sencillez, recuerda que el cantante estadounidense Prince viajó en mayo del 2009 a París para escucharla cantar, y que los Rolling Stones le pidieron que subiera al escenario con ellos en un estadio en Lisboa, ante 60.000 personas.
"Prince empezó a hablar de mí con periodistas, diciendo maravillas del fado y de mi voz. De allí nos conocimos y nos hicimos amigos. El ha incluso cantado algunas de mis canciones en la escena", contó Moura, que rechaza que haya una ruptura entre el fado y lo que se llama el 'nuevo fado'.
"No creo que sea una ruptura. Para mí, el llamado nuevo fado es una evolución natural del fado, porque siempre evoca emociones y experiencias de la vida".
"Creo que el llamado nuevo fado le habla a las generaciones jóvenes porque refleja cómo nuestra generación enfrenta las vivencias de ahora, seguramente de una manera distinta a las generaciones anteriores", señaló la artista, que canta desde niña.
"Crecí escuchando cantar fado a mis padres y a sus amigos, pero en la adolescencia me uní a un grupo de rock, hasta que volví al fado", cuenta.
Dice que donde más le gusta cantar es en algunas tabernas de Lisboa, llenas de penumbra, donde amantes del fado se juntan desde hace años, para escuchar a los grandes artistas del género.
"Allí está el núcleo mismo del fado. Son poetas, compositores, músicos, intérpretes, que cargan la historia del fado. Ellos son el puente, nos cuentan historias de la antigua generación", dijo.
Después de presentarse en Francia, Moura llevará el fado a varios países europeos, entre ellos España, Alemania, Suecia, Luxemburgo y Suiza. Después viajará a Asia y a Australia, antes de presentarse en Estados Unidos y en Brasil, en julio próximo.
"Habla de vivir los sentimientos, las emociones, con mucha intensidad, y esas emociones incluyen también la alegría", dijo la bella cantante de 31 años con cuatro álbumes a sus espaldas.
Nacido en los barrios pobres de Lisboa en el siglo XIX, el fado fue asociado a la era de la dictadura salazarista, la más longeva de Europa, que duró desde 1933 hasta la revolución de los claveles, el levantamiento militar de abril de 1974.
Diez años después de la muerte de la indiscutible reina del fado, Amalia Rodríguez, Moura se ha convertido en la más joven musa del fado contemporáneo, que tiene entre otras figuras de proa a Mísia, Mariza y Cristina Branco.
En su último álbum, "Leva-me aos fados" (Harmonium mundi), que presentará en las cuatro esquinas del planeta, Moura canta sobre la decepción amorosa, la tristeza, la nostalgia, pero también sobre el mundo de hoy. Y lo hace de una manera que habla a su generación treintañera, y a un público mundial.
Moura, que se expresa siempre con gran sencillez, recuerda que el cantante estadounidense Prince viajó en mayo del 2009 a París para escucharla cantar, y que los Rolling Stones le pidieron que subiera al escenario con ellos en un estadio en Lisboa, ante 60.000 personas.
"Prince empezó a hablar de mí con periodistas, diciendo maravillas del fado y de mi voz. De allí nos conocimos y nos hicimos amigos. El ha incluso cantado algunas de mis canciones en la escena", contó Moura, que rechaza que haya una ruptura entre el fado y lo que se llama el 'nuevo fado'.
"No creo que sea una ruptura. Para mí, el llamado nuevo fado es una evolución natural del fado, porque siempre evoca emociones y experiencias de la vida".
"Creo que el llamado nuevo fado le habla a las generaciones jóvenes porque refleja cómo nuestra generación enfrenta las vivencias de ahora, seguramente de una manera distinta a las generaciones anteriores", señaló la artista, que canta desde niña.
"Crecí escuchando cantar fado a mis padres y a sus amigos, pero en la adolescencia me uní a un grupo de rock, hasta que volví al fado", cuenta.
Dice que donde más le gusta cantar es en algunas tabernas de Lisboa, llenas de penumbra, donde amantes del fado se juntan desde hace años, para escuchar a los grandes artistas del género.
"Allí está el núcleo mismo del fado. Son poetas, compositores, músicos, intérpretes, que cargan la historia del fado. Ellos son el puente, nos cuentan historias de la antigua generación", dijo.
Después de presentarse en Francia, Moura llevará el fado a varios países europeos, entre ellos España, Alemania, Suecia, Luxemburgo y Suiza. Después viajará a Asia y a Australia, antes de presentarse en Estados Unidos y en Brasil, en julio próximo.