La reanudación el 9 de agosto de los ataques aéreos de la coalición encabezada por Riad contra zonas rebeldes en el norte de Yemen, incluida la capital Saná, y la intensificación de los bombardeos rebeldes en el sur de Arabia Saudita son consecuencia del fracaso de más de tres meses de negociaciones de paz interyemenitas en Kuwait.
"Ambas partes están tratando de demostrar que están mejor en situación de guerra que en situación de paz", explica Farea al Muslimi, especialista de Yemen, que colabora con el Carnegie Middle East Centre.
Arabia Saudita, que acusó a Irán de intentar desestabilizarla con los rebeldes hutíes en Yemen, creó en marzo de 2015 una coalición árabe para apoyar al expresidente Abd Rabbo Mansour Hadi, huido de Saná unos meses antes.
La coalición lanzó primero una campaña aérea y luego envió tropas al terreno, principalmente emiratíes y sauditas, lo que ayudó a que las fuerzas partidarias de Hadi se recuperaran en las provincias del sur en el verano de 2015.
Pero el conflicto, del que se aprovecharon los yihadistas de Al Qaida y del grupo Estado Islámico, se estancó. Ante el impasse militar, Arabia Saudita apoyó la apertura de una nueva ronda de negociaciones el 21 de abril pasado en Kuwait. Pero la ONU "suspendió" estas conversaciones el pasado 6 de agosto por falta de avances.
Con la reanudación de los combates a gran escala "parece que vamos a asistir a una guerra larga", cuyo desenlace es difícil de predecir debido a "la multitud de facciones y de actores involucrados", estimó el analista Anthony Cordesman, del Center for Strategic and International Studies en Washington.
Los hutíes y el ejército yemení, combaten en Yemen en dos frentes: en el norte, contra Arabia Saudí y sus mercenarios y aliados y en el sur, contra los yihadistas, inspirados por los saudís y a los que éstos dejaron entrar, que multiplican los ataques después de haber sufrido una serie de reveses en las provincias de Hadramout y Abyan.
Arabia Saudita ha sido acusada varias veces de haber cometido "errores" en su campaña aérea en el norte de Yemen, con víctimas civiles.
En los últimos días, ataques mortales contra una escuela (10 muertos) y un hospital (14 muertos) plantearon nuevas preguntas sobre los procedimientos de la coalición.
Según Muslimi, la intensificación de los ataques de la coalición se explica en parte por la instauración el pasado 6 de agosto, por parte del campo rebelde, de un Consejo Superior encargado de gobernar Yemen.
"Los sauditas no lo esperaban y no toleraron esta amenaza a la legitimidad del presidente Hadi," sostuvo el experto.
El martes, el general Assiri dijo que los rebeldes estaban debilitados y que "se tomará (el tiempo) que sea necesario" para ayudar a que el gobierno yemenita recupere el control del país y para proteger las fronteras con Arabia Saudita.
Este conflicto ha dejado más de 6.500 muertos y casi 33.000 heridos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Unos 2,8 millones de personas han sido desplazadas y el 80% de la población necesita ayuda humanitaria, de acuerdo a la la ONU.
La coalición dijo que abrió investigaciones sobre los ataques contra una escuela y un hospital.
Pero para Muslimi, los procedimientos aéreos de la coalición son "inexplicables" e "irresponsables".
Para este experto, Arabia Saudita no detendrá sus operaciones mientras que sus aliados occidentales - incluyendo Washington y Londres, que le suministran armas - no ejerzan una presión adecuada.
Será difícil expulsar a los hutíes de la capital Saná y del norte de Yemen, su bastión. "Por el momento, esta parece una guerra de desgaste", dijo Cordesman.
"Ambas partes están tratando de demostrar que están mejor en situación de guerra que en situación de paz", explica Farea al Muslimi, especialista de Yemen, que colabora con el Carnegie Middle East Centre.
Arabia Saudita, que acusó a Irán de intentar desestabilizarla con los rebeldes hutíes en Yemen, creó en marzo de 2015 una coalición árabe para apoyar al expresidente Abd Rabbo Mansour Hadi, huido de Saná unos meses antes.
La coalición lanzó primero una campaña aérea y luego envió tropas al terreno, principalmente emiratíes y sauditas, lo que ayudó a que las fuerzas partidarias de Hadi se recuperaran en las provincias del sur en el verano de 2015.
Pero el conflicto, del que se aprovecharon los yihadistas de Al Qaida y del grupo Estado Islámico, se estancó. Ante el impasse militar, Arabia Saudita apoyó la apertura de una nueva ronda de negociaciones el 21 de abril pasado en Kuwait. Pero la ONU "suspendió" estas conversaciones el pasado 6 de agosto por falta de avances.
Con la reanudación de los combates a gran escala "parece que vamos a asistir a una guerra larga", cuyo desenlace es difícil de predecir debido a "la multitud de facciones y de actores involucrados", estimó el analista Anthony Cordesman, del Center for Strategic and International Studies en Washington.
Los hutíes y el ejército yemení, combaten en Yemen en dos frentes: en el norte, contra Arabia Saudí y sus mercenarios y aliados y en el sur, contra los yihadistas, inspirados por los saudís y a los que éstos dejaron entrar, que multiplican los ataques después de haber sufrido una serie de reveses en las provincias de Hadramout y Abyan.
Arabia Saudita ha sido acusada varias veces de haber cometido "errores" en su campaña aérea en el norte de Yemen, con víctimas civiles.
En los últimos días, ataques mortales contra una escuela (10 muertos) y un hospital (14 muertos) plantearon nuevas preguntas sobre los procedimientos de la coalición.
- 'Guerra de desgaste' -
Según Muslimi, la intensificación de los ataques de la coalición se explica en parte por la instauración el pasado 6 de agosto, por parte del campo rebelde, de un Consejo Superior encargado de gobernar Yemen.
"Los sauditas no lo esperaban y no toleraron esta amenaza a la legitimidad del presidente Hadi," sostuvo el experto.
El martes, el general Assiri dijo que los rebeldes estaban debilitados y que "se tomará (el tiempo) que sea necesario" para ayudar a que el gobierno yemenita recupere el control del país y para proteger las fronteras con Arabia Saudita.
Este conflicto ha dejado más de 6.500 muertos y casi 33.000 heridos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Unos 2,8 millones de personas han sido desplazadas y el 80% de la población necesita ayuda humanitaria, de acuerdo a la la ONU.
La coalición dijo que abrió investigaciones sobre los ataques contra una escuela y un hospital.
Pero para Muslimi, los procedimientos aéreos de la coalición son "inexplicables" e "irresponsables".
Para este experto, Arabia Saudita no detendrá sus operaciones mientras que sus aliados occidentales - incluyendo Washington y Londres, que le suministran armas - no ejerzan una presión adecuada.
Será difícil expulsar a los hutíes de la capital Saná y del norte de Yemen, su bastión. "Por el momento, esta parece una guerra de desgaste", dijo Cordesman.