"En cualquier momento que cometas un ataque contra el pueblo para incitar miedo eso es terrorismo. Coincide con la definición de terrorismo", dijo McMaster en una entrevista con el programa "This Week" de la emisora ABC.
El alcalde de Charlottesville, el demócrata Michael Signer, también habló de un acto terrorista: "Creo que está claro que es un ataque terrorista con un coche utilizado como arma".
Trump se convirtió en objeto de numerosas críticas de políticos, incluso de su partido, por no condenar explícitamente el supremacismo blanco al lamentar el atropello.
El vehículo embistió el sábado contra un grupo de manifestantes que protestaba precisamente contra un acto de supremacistas blancos. Como consecuencia murió una mujer de 32 años y otras 19 personas resultaron heridas. Previamente, en otros incidentes, resultaron heridas otras 16 personas.
Por el momento no está claro si el detenido, un hombre de 20 años de Ohio, formaba parte de alguno de los grupos racistas o ultraderechistas. Fue acusado de homicidio, lesiones corporales y omisión de socorro.
La policía federal FBI ya inició las investigaciones. Según la CNN, otros tres hombres fueron detenidos el sábado en relación a los incidentes.
Además, murieron dos policías en Charlottesville al estrellarse el helicóptero con el que monitoreaban los incidentes desde el aire. Se desconoce la causa del accidente.
"Condenamos con la mayor dureza posible la demostración atroz de odio, intolerancia y violencia de muchas partes", dijo Trump tras lo ocurrido, sin mencionar específicamente a los supremacistas blancos.
Después, ignoró las preguntas de los periodistas sobre por qué no condenó a los nacionalistas blancos que participaron en la marcha, incluido David Duke, ex líder del grupo supremacista Ku Klux Klan.
Políticos demócratas y republicanos y grupos de libertades civiles arremetieron contra el presidente.
"Señor presidente, tenemos que llamar al mal por su nombre. Fueron supremacistas blancos y fue terrorismo nacional", tuiteó el senador republicano Cory Gardner.
"Es muy importante que la nación escuche a potus (el presidente estadounidense) describir lo ocurrido en Charlottesville como lo que es, un ataque terrorista de supremacistas blancos", afirmó el también senador republicano Marco Rubio.
La hija de Trump, Ivanka, criticó hoy el racismo y la supremacía blanca. "No debería haber lugar en la sociedad para el racismo, la supremacía blanca y los neonazis", tuiteó Ivanka Trump, que llamó a los estadounidenses a "ser un país UNIDO".
El Proyecto para la Victoria Latina, que lucha por aumentar la representación latinoamericana en el Gobierno, señaló en un comunicado: "Los eventos de las últimas 24 horas reflejan la peligrosa naturaleza de la retórica y las políticas de la administración Trump, que sólo sirve para normalizar el supremacismo blanco".
La organización judía Simon Wiesenthal Center consideró los sucesos del sábado como una "reminiscencia" del Ku Klux Klan y de las marchas nazis, mientras la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles reconoció el derecho de los supremacistas a protestar, pero dijo que no se quedará en silencio frente al supremacismo blanco y criticó a Trump por no condenarlo explícitamente.
Un portavoz no especificado de la Casa Blanca publicó poco después una declaración en la que se señalaba que Trump condenó el sábado "duramente" todas las formas de violencia y odio. "Lógicamente eso incluye a los racistas blancos, el KKK, los neonazis y todos los grupos extremistas".
Antes de que el coche embistiera a los manifestantes, en Charlottesville ya se habían producido enfrentamientos que dejaron 16 heridos, en una jornada de caos y violencia desatada por el acto convocado por los ultraderechistas.
El acto, que se celebró bajo el lema "Unida la derecha", se convocó tras una resolución del ayuntamiento de quitar una estatua del general confederado Robert E. Lee, quien lideró a los estados del sur durante la guerra civil estadounidense (1861-1865).
En la manifestación participaron varios miles de personas, entre ellos, miembros del Klu Klux Klan, de la llamada derecha alternativa ("alt-right", en inglés) y otros grupos extremistas, según la prensa. Algunos portaban armas y bates de béisbol así como insignias nazis y del KKK.
La ciudad, ubicada a dos horas en coche de Washington, es considerada un bastión de los demócratas. Según la CNN, en las elecciones presidenciales el 80 por ciento de su población votó por la candidata demócrata Hillary Clinton.
Los confederados (Estados del sur) luchaban por la continuidad de la esclavitud.
El alcalde de Charlottesville, el demócrata Michael Signer, también habló de un acto terrorista: "Creo que está claro que es un ataque terrorista con un coche utilizado como arma".
Trump se convirtió en objeto de numerosas críticas de políticos, incluso de su partido, por no condenar explícitamente el supremacismo blanco al lamentar el atropello.
El vehículo embistió el sábado contra un grupo de manifestantes que protestaba precisamente contra un acto de supremacistas blancos. Como consecuencia murió una mujer de 32 años y otras 19 personas resultaron heridas. Previamente, en otros incidentes, resultaron heridas otras 16 personas.
Por el momento no está claro si el detenido, un hombre de 20 años de Ohio, formaba parte de alguno de los grupos racistas o ultraderechistas. Fue acusado de homicidio, lesiones corporales y omisión de socorro.
La policía federal FBI ya inició las investigaciones. Según la CNN, otros tres hombres fueron detenidos el sábado en relación a los incidentes.
Además, murieron dos policías en Charlottesville al estrellarse el helicóptero con el que monitoreaban los incidentes desde el aire. Se desconoce la causa del accidente.
"Condenamos con la mayor dureza posible la demostración atroz de odio, intolerancia y violencia de muchas partes", dijo Trump tras lo ocurrido, sin mencionar específicamente a los supremacistas blancos.
Después, ignoró las preguntas de los periodistas sobre por qué no condenó a los nacionalistas blancos que participaron en la marcha, incluido David Duke, ex líder del grupo supremacista Ku Klux Klan.
Políticos demócratas y republicanos y grupos de libertades civiles arremetieron contra el presidente.
"Señor presidente, tenemos que llamar al mal por su nombre. Fueron supremacistas blancos y fue terrorismo nacional", tuiteó el senador republicano Cory Gardner.
"Es muy importante que la nación escuche a potus (el presidente estadounidense) describir lo ocurrido en Charlottesville como lo que es, un ataque terrorista de supremacistas blancos", afirmó el también senador republicano Marco Rubio.
La hija de Trump, Ivanka, criticó hoy el racismo y la supremacía blanca. "No debería haber lugar en la sociedad para el racismo, la supremacía blanca y los neonazis", tuiteó Ivanka Trump, que llamó a los estadounidenses a "ser un país UNIDO".
El Proyecto para la Victoria Latina, que lucha por aumentar la representación latinoamericana en el Gobierno, señaló en un comunicado: "Los eventos de las últimas 24 horas reflejan la peligrosa naturaleza de la retórica y las políticas de la administración Trump, que sólo sirve para normalizar el supremacismo blanco".
La organización judía Simon Wiesenthal Center consideró los sucesos del sábado como una "reminiscencia" del Ku Klux Klan y de las marchas nazis, mientras la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles reconoció el derecho de los supremacistas a protestar, pero dijo que no se quedará en silencio frente al supremacismo blanco y criticó a Trump por no condenarlo explícitamente.
Un portavoz no especificado de la Casa Blanca publicó poco después una declaración en la que se señalaba que Trump condenó el sábado "duramente" todas las formas de violencia y odio. "Lógicamente eso incluye a los racistas blancos, el KKK, los neonazis y todos los grupos extremistas".
Antes de que el coche embistiera a los manifestantes, en Charlottesville ya se habían producido enfrentamientos que dejaron 16 heridos, en una jornada de caos y violencia desatada por el acto convocado por los ultraderechistas.
El acto, que se celebró bajo el lema "Unida la derecha", se convocó tras una resolución del ayuntamiento de quitar una estatua del general confederado Robert E. Lee, quien lideró a los estados del sur durante la guerra civil estadounidense (1861-1865).
En la manifestación participaron varios miles de personas, entre ellos, miembros del Klu Klux Klan, de la llamada derecha alternativa ("alt-right", en inglés) y otros grupos extremistas, según la prensa. Algunos portaban armas y bates de béisbol así como insignias nazis y del KKK.
La ciudad, ubicada a dos horas en coche de Washington, es considerada un bastión de los demócratas. Según la CNN, en las elecciones presidenciales el 80 por ciento de su población votó por la candidata demócrata Hillary Clinton.
Los confederados (Estados del sur) luchaban por la continuidad de la esclavitud.