Según una investigación del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile difundida este viernes, conocer la masa de estos objetos que están presentes incluso en nuestra Vía Láctea "es fundamental para determinar cómo y cuánto influyen en su entorno".
Cuando los agujeros negros están inactivos su efecto en las regiones cercanas es casi insignificante pero cuando se vuelven "activos" -al consumir material de su entorno- su efecto puede sentirse a distancias muchísimo mayores, explica la astrónoma Paulina Lira, coautora del estudio.
El método desarrollado permite estimar de manera más exacta y confiable las masas de los agujeros negros supermasivos, utilizando la información que se obtiene del gas cercano a estos agujeros.
"Las galaxias activas se caracterizan por tener un disco de materia que emite una gran cantidad de energía y que está a su vez alimentando de materia al agujero negro", explica Julián Mejía, autor principal de la investigación.
En su alrededor, agrega, "se forman unas nubes de gas que son iluminadas por este disco incandescente y de las cuales es posible, mediante el análisis de sus espectros, estimar su velocidad y distancia del agujero negro. Al combinar esta información se puede derivar la masa".
La investigación ya ha logrado determinar que las masas estimadas se vuelven más confiables entre más lejano se encuentre el material del disco. "Una posible explicación de esto es que las nubes más cercanas son más propensas a ser perturbadas por material que proviene del disco en forma de vientos", asegura Mejía.
Los resultados obtenidos fueron gracias al uso del telescopio VLT ubicado en el norte de Chile.
La investigación continuará estudiando cómo las masas del agujero negro, su rotación intrínseca y la tasa a la que éste devora materia determinan las propiedades del material circundante.