El canciller (presidente del gobierno) Kurz, del OVP, a la izquierda, y el vicecanciller Strache del FPO a la derecha.
Otros miembros de su Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) ocupan las carteras de Interior, Defensa y Relaciones Exteriores. En el nuevo Gabinete hay ocho ministros del conservador Partido Popular (ÖVP) y seis del FPÖ. Por primera vez un político del FPÖ está al frente de Interior, Herbert Kickl, y comanda de este modo a unos 30.000 policías.
La ceremonia en el Palacio Imperial de Hofburg -sede del presidente- estuvo acompañada de manifestaciones de protesta.
Van der Bellen, ex dirigente del partido ecologista Los Verdes, urgió al nuevo gabinete en un discurso de varios minutos a respetar los derechos de las minorías y a garantizar el bienestar de todos los austríacos, también a los que no sean ciudadanos del país.
"En el modo en que se actúa con los más débiles se ve cuánto valen realmente nuestros valores", afirmó el presidente, que en conversaciones con Kurz y Strache participó en la conformación del programa de gobierno.
Para él era especialmente importante que se mantuviese la política exterior. Y también por la presión del ÖVP finalmente el FPÖ aceptó reconocer a la Unión Europea (UE) pese a todas sus críticas a Bruselas. Kurz visitará de hecho la capital de la Unión mañana martes como su primer viaje al exterior como canciller.
Van der Bellen también pidió al Ejecutivo que cuide sus palabras. "No da lo mismo con qué palabras nos dirijamos a la opinión pública", señaló. El FPÖ hizo mucha campaña con consignas simplificadas, también en Internet, que en muchos casos incitaban contra los extranjeros.
La lucha contra la inmigración ilegal es uno de los temas centrales de la nueva coalición, además de una rebaja de los impuestos y la lucha contra el extremismo islámico. Su objetivo es tomar numerosas medidas para distinguir entre los inmigrantes económicos y los refugiados.
Kurz sucede como canciller al socialdemócrata Christian Kern, antiguo jefe de los Ferrocarriles Austríacos y que había asumido el cargo en mayo de 2016. Tras sólo 580 días en el puesto deberá dejarlo y seguirá como líder de la oposición.
Unos 6.000 manifestantes protestaron frente al Hofburg contra el nuevo Gobierno negro-azul con un concierto de pitidos y gritos desde los megáfonos. Fue una marcha predominantemente pacífica aunque algunos lanzaron también bombas incendiarias, tomates y huevos en dirección al edificio, según la Policía.
Las autoridades habían rodeado toda la zona en torno al palacio y desplegado gran cantidad de agentes. Los manifestantes de izquierda gritaban consignas como "¡Fuera nazis!" y "¡Nosotros no somos cerdos nazis!"
Los conservadores del ÖVP llevan 31 años sin interrupción representados en el Gobierno. Hasta ahora gobernaban en una coalición de centro-derecha con los socialdemócratas. El último ejecutivo con participación del FPÖ antes del actual se formó en el año 2000, con Wolfgang Schüssel como canciller. En aquel momento hubo protestas internacionales contra la presencia de la ultraderecha.
La ceremonia en el Palacio Imperial de Hofburg -sede del presidente- estuvo acompañada de manifestaciones de protesta.
Van der Bellen, ex dirigente del partido ecologista Los Verdes, urgió al nuevo gabinete en un discurso de varios minutos a respetar los derechos de las minorías y a garantizar el bienestar de todos los austríacos, también a los que no sean ciudadanos del país.
"En el modo en que se actúa con los más débiles se ve cuánto valen realmente nuestros valores", afirmó el presidente, que en conversaciones con Kurz y Strache participó en la conformación del programa de gobierno.
Para él era especialmente importante que se mantuviese la política exterior. Y también por la presión del ÖVP finalmente el FPÖ aceptó reconocer a la Unión Europea (UE) pese a todas sus críticas a Bruselas. Kurz visitará de hecho la capital de la Unión mañana martes como su primer viaje al exterior como canciller.
Van der Bellen también pidió al Ejecutivo que cuide sus palabras. "No da lo mismo con qué palabras nos dirijamos a la opinión pública", señaló. El FPÖ hizo mucha campaña con consignas simplificadas, también en Internet, que en muchos casos incitaban contra los extranjeros.
La lucha contra la inmigración ilegal es uno de los temas centrales de la nueva coalición, además de una rebaja de los impuestos y la lucha contra el extremismo islámico. Su objetivo es tomar numerosas medidas para distinguir entre los inmigrantes económicos y los refugiados.
Kurz sucede como canciller al socialdemócrata Christian Kern, antiguo jefe de los Ferrocarriles Austríacos y que había asumido el cargo en mayo de 2016. Tras sólo 580 días en el puesto deberá dejarlo y seguirá como líder de la oposición.
Unos 6.000 manifestantes protestaron frente al Hofburg contra el nuevo Gobierno negro-azul con un concierto de pitidos y gritos desde los megáfonos. Fue una marcha predominantemente pacífica aunque algunos lanzaron también bombas incendiarias, tomates y huevos en dirección al edificio, según la Policía.
Las autoridades habían rodeado toda la zona en torno al palacio y desplegado gran cantidad de agentes. Los manifestantes de izquierda gritaban consignas como "¡Fuera nazis!" y "¡Nosotros no somos cerdos nazis!"
Los conservadores del ÖVP llevan 31 años sin interrupción representados en el Gobierno. Hasta ahora gobernaban en una coalición de centro-derecha con los socialdemócratas. El último ejecutivo con participación del FPÖ antes del actual se formó en el año 2000, con Wolfgang Schüssel como canciller. En aquel momento hubo protestas internacionales contra la presencia de la ultraderecha.