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Imagen del film The Future.
Dotada de una frágil belleza, Miranda July, que en 2005 ganó la Cámara de Oro del Festival de Cannes por su primer filme -"Tú y yo y toda la gente que conocemos"- no sólo escribió el guión de "The future", sino que interpreta a Sophie, el personaje protagonista, y además dirigió la puesta en escena.
Sophie vive con Jason (Jamish Linklater) en un pequeño apartamento de Los Angeles. Ambos pasan horas enteras conectados a internet. Parecen aburrirse juntos, el amor quizás se ha evaporado. Ella es profesora de danza para niños y él se descubre un alma de ecologista, preocupado por el calentamiento climático, vendiendo pequeños arbustos puerta a puerta.
La historia tiene aspectos surrealistas, como ese gato que espera ser adoptado por la pareja y de vez en cuando lanza sus monólogos.
"Cuando estaba escribiendo el guión a veces no me sentía humana, por eso decidí escribir desde el punto de vista de un gato. Todos, me imagino, aunque seamos personas activas, a veces vivimos ese sentimiento de extrañeza, de vacío, de soledad", declaró Miranda July.
Sophie ama a Jason, pero como una sonámbula, quizás bajo la influencia de la luna llena, llama por teléfono a un desconocido, que resulta ser un vecino de 50 años, y casi sin darse cuenta termina desnuda entre sus brazos.
"Lo más difícil es hablar de amor de una manera nueva. Quería buscar otro medio de mostrar el amor y la pérdida de ese sentimiento, también el deseo de estar en contacto con la naturaleza y la inquietud que a veces la naturaleza nos produce", agregó.
A través de la danza Sophie quiere darle rienda suelta a su creatividad y pasa horas filmándose para crear una coreografía y "colgarla" en la red YouTube.
"¿Cómo expresarnos? ¿Cómo tomar la decisión de estar atentos a lo que nos ocurre, a las coincidencias, a nuestra manera de reaccionar, a los errores que cometemos para intentar crear algo? ¿Cómo no perder la fe en que podemos crear algo que se salga de lo ordinario?", se preguntó la artista.
"Quise mostrar ese lado espiritual de la creatividad, incluso un poco místico, en contradicción con ese deseo de Sophie de crear una danza para mostrarla en YouTube, algo que está orientado para llamar la atención", dijo.
"Hace diez años era más fácil, cuando querer ser escuchados no era tan vergonzoso. Internet al mismo tiempo nos expone y ha creado una conciencia más aguda de nuestra necesidad de que los otros reaccionen a lo que proponemos", declaró Miranda July.
La directora dijo que el sentimiento de "inquietante extrañeza" que a veces se siente en su película proviene de ese sentimiento de la noche "cuando las cosas más queridas que tenemos durante el día dejan de existir y uno se sumerge en el mundo de los sueños".
"El amor sigue siendo capital para todos, no pienso que sea un sentimiento sobrestimado. Mis personajes se sienten quizás encerrados en jaulas, como ese gato que espera; Sophie siente la necesidad de ubicarse en el presente, de saber con quien cuenta. De vivir minuto a minuto el tiempo que está pasando, de decirse por ejemplo: cuando bailo, bailo", recalcó.
Sophie vive con Jason (Jamish Linklater) en un pequeño apartamento de Los Angeles. Ambos pasan horas enteras conectados a internet. Parecen aburrirse juntos, el amor quizás se ha evaporado. Ella es profesora de danza para niños y él se descubre un alma de ecologista, preocupado por el calentamiento climático, vendiendo pequeños arbustos puerta a puerta.
La historia tiene aspectos surrealistas, como ese gato que espera ser adoptado por la pareja y de vez en cuando lanza sus monólogos.
"Cuando estaba escribiendo el guión a veces no me sentía humana, por eso decidí escribir desde el punto de vista de un gato. Todos, me imagino, aunque seamos personas activas, a veces vivimos ese sentimiento de extrañeza, de vacío, de soledad", declaró Miranda July.
Sophie ama a Jason, pero como una sonámbula, quizás bajo la influencia de la luna llena, llama por teléfono a un desconocido, que resulta ser un vecino de 50 años, y casi sin darse cuenta termina desnuda entre sus brazos.
"Lo más difícil es hablar de amor de una manera nueva. Quería buscar otro medio de mostrar el amor y la pérdida de ese sentimiento, también el deseo de estar en contacto con la naturaleza y la inquietud que a veces la naturaleza nos produce", agregó.
A través de la danza Sophie quiere darle rienda suelta a su creatividad y pasa horas filmándose para crear una coreografía y "colgarla" en la red YouTube.
"¿Cómo expresarnos? ¿Cómo tomar la decisión de estar atentos a lo que nos ocurre, a las coincidencias, a nuestra manera de reaccionar, a los errores que cometemos para intentar crear algo? ¿Cómo no perder la fe en que podemos crear algo que se salga de lo ordinario?", se preguntó la artista.
"Quise mostrar ese lado espiritual de la creatividad, incluso un poco místico, en contradicción con ese deseo de Sophie de crear una danza para mostrarla en YouTube, algo que está orientado para llamar la atención", dijo.
"Hace diez años era más fácil, cuando querer ser escuchados no era tan vergonzoso. Internet al mismo tiempo nos expone y ha creado una conciencia más aguda de nuestra necesidad de que los otros reaccionen a lo que proponemos", declaró Miranda July.
La directora dijo que el sentimiento de "inquietante extrañeza" que a veces se siente en su película proviene de ese sentimiento de la noche "cuando las cosas más queridas que tenemos durante el día dejan de existir y uno se sumerge en el mundo de los sueños".
"El amor sigue siendo capital para todos, no pienso que sea un sentimiento sobrestimado. Mis personajes se sienten quizás encerrados en jaulas, como ese gato que espera; Sophie siente la necesidad de ubicarse en el presente, de saber con quien cuenta. De vivir minuto a minuto el tiempo que está pasando, de decirse por ejemplo: cuando bailo, bailo", recalcó.
