"Tenemos un aumento increíble en las ventas, en los compradores y en los coleccionistas y todo eso hace que Brasil sea un mercado muy próspero y con posibilidades", aseguró a la AFP Eliana Finkelstein, una de las directoras de la galería Vermelho en Sao Paulo.
Finkelstein preside la Asociación Brasileña de Arte Contemporáneo (Abact), que en 2007 se asoció con la agencia oficial de promoción de exportaciones, Apex, para representar a unas 40 galerías.
El objetivo es promocionar a artistas internacionalmente, hacerlos participar en ferias o exposiciones, buscar alianzas y atraer a nuevos compradores. Para el período 2011-2013 cuenta con un presupuesto de entre 500.000 y 750.000 dólares.
Según un reciente informe conjunto, los negocios de las galerías de arte brasileñas crecieron 44% en los últimos dos años mientras en 2011 las exportaciones de arte alcanzaron un récord de 60 millones de dólares. El mejor desempeño anterior había sido en 2009, con 38,5 millones.
"Hay un buen momento en la economía brasileña y eso impulsa al mercado del arte", ratificó a la AFP Ricardo Trevisan, de Casa Triángulo, una sala paulista que este año participa en ferias de arte en Madrid, Hong Kong, Londres y Miami.
Con los mayores recursos de Brasil -un país con más de 190 millones de habitantes-, la cosmopolita Sao Paulo atrae visitantes extranjeros, ferias de arte y subastas con las que quiere destacar en el mapa mundial de la escena artística y los negocios que la rodean.
La última edición de la feria SP-Arte a mediados de mayo presentó una cifra récord de 110 galerías, 27 de ellas extranjeras. Desde septiembre, además, el polo industrial y financiero de Brasil acogerá la trigésima versión de la Bienal con más de un centenar de artistas de todo el mundo.
"Es una feliz coincidencia", destacó la joven artista plástica Estela Sokol. "Muchos ojos están mirando para Brasil, no sólo porque esté de moda, sino porque hay una producción de calidad", aseguró a la AFP en su estudio, rodeada de sus coloridas piezas.
-- Bienvenidos los jóvenes mecenas --
"Hay un boom de arte brasileño", dijo desde Nueva York Carmen Melián, especialista en arte latinoamericano de la casa de subastas Sotheby's, donde la semana pasada se subastó en 1,58 millones de dólares una pieza del carioca Sergio de Camargo, casi duplicando su precio inicial.
Las obras de De Camargo, así como de otros artistas de la primera mitad del siglo XX -Cándido Portinari o Emiliano Di Cavalcanti entre otros- son más caras y están generalmente destinadas a un público más selecto, pero en los últimos años el arte contemporáneo atrae cada vez a más jóvenes.
"Es un nuevo grupo de gente joven que viaja, que sabe de arte. Son 'nuevos ricos' pero tienen buen gusto y no compran un cuadro sólo porque combine con el sofá", comentó a la AFP Adriano Casanova, de la galería Baró, un enorme y luminoso galpón en una zona industrial de Sao Paulo.
Según Abact y Apex, el precio promedio de las obras contemporáneas de menor costo es de unos 550 dólares, lo que según ellos contribuye a la "democratización del arte".
Pero Adriano Casanova asegura que hay "un buen grupo" que puede comprar "por mucho más dinero".
"Así los jóvenes artistas pueden vivir y producir. Cada período necesita su mecenas y mientras más mecenas haya, mucho mejor", celebró Melián, que aseguró que ahora no sólo los "super ricos" compran obras de arte.
El abogado treintañero Daniel Maranhao inició hace unos años una colección de obras de artistas de Pernambuco, un estado del nordeste de Brasil. "Me gusta apreciar el arte, pero no tengo tanto dinero y por eso me preocupo que pueda ser una buena inversión. Aunque en realidad, si estuviera preocupado de ganar dinero, compraría acciones y no cuadros", contó a la AFP.
Marcio Gobbi, uno de los dueños de la casa de subastas Lordello & Gobbi, dijo de su lado que hay cada vez más jóvenes entre el público que asiste a sus remates: "Compras un cuadro y rápidamente vale más de lo que se pagó", aseguró.
Entre los contemporáneos también hay artistas que venden a precios muy altos, como Beatriz Milhazes o Adriana Varejão, cuyas obras pueden negociarse por hasta 500.000 dólares. "Tengo coleccionistas jóvenes que invierten según su sueldo; hay para todos los gustos", añadió Gobbi.