Simulaciones realizadas por ordenador en los años 70 predijeron que la fusión de dos galaxias tenía que dar lugar a una galaxia elíptica, una teoría ampliamente aceptada hasta ahora.
Sin embargo, "por primera vez hay evidencia observacional sobre el hecho de que la fusión de galaxias pueda dar lugar a galaxias de disco", afirmó en un comunicado Junko Ueda, investigador de la Japan Society for the Promotion of Science.
"Este es un paso importante e inesperado hacia la comprensión del misterio del nacimiento de las galaxias de disco", agregó Ueda, a cargo del equipo internacional que obtuvo los nuevos resultados.
Contrapuestas a las galaxias elípticas, las galaxias de disco, que representan el 70% de las galaxias del universo, se caracterizan por presentar regiones en forma de rosca constituidas por polvo y gas. La Vía Láctea, donde se encuentra nuestro planeta, es una galaxia de disco.
El estudio mostró que casi la totalidad de las galaxias que se fusionan en el universo cercano -situado entre 40 y 600 millones de años luz de la Tierra- son galaxias de disco en formación, lo que explicaría por qué son tan comunes.
La fusión de galaxias es un violento proceso que tiene lugar de forma frecuente y en el que las galaxias se funden o canibalizan, ganando masa y cambiando su forma y tipo a través del tiempo cósmico durante el proceso.
En el Universo se detectan en su mayoría dos tipos de galaxias: elípticas -compuestas solamente por estrellas viejas- y galaxias de disco.
De estas últimas existen dos subgrupos: las espirales como la Vía Láctea, con un disco plano giratorio compuesto de estrellas y materia interestelar, y las lenticulares, a medio camino entre las elípticas y espirales.
Con el fin de obtener las nuevas conclusiones, el equipo internacional realizó el estudio más importante de gas molecular en galaxias llevado hasta la fecha, al observar su distribución en 37 galaxias en sus etapas finales de fusión.
Para ello utilizaron el radiotelescopio ALMA (Atacama Large Milimiter/submilimiter Array, en sus siglas en inglés), instalado en el desierto de Atacama, al norte de Chile, junto con otros 8 radiotelescopios en Estados Unidos, Hawái, Francia y Suecia.
ALMA, el mayor proyecto astronómico operando en la actualidad, es una asociación internacional de Europa, Norteamérica y Asia del Este en colaboración con Chile.