La cápsula Shenzhou IX-a la izquierda-se acopla a Tiangong I.
Unas tres horas más tarde, el jefe de la tripulación Jing Haipeng abrió la puerta del módulo espacial e ingresó junto a Liu Wang, mientras que Liu Yang, primera mujer enviada por China al espacio, les siguió un cuarto de hora después.
Los tres astronautas que, en situación de ingravidez, efectuaron operaciones sobre instrumentos a bordo del módulo espacial, interrumpieron su trabajo para posar ante las cámaras mientras que en el centro de control en Tierra eran aplaudidos.
El 3 de noviembre pasado, la nave no tripulada Shenzhou VIII se acopló por primera vez a Tiangong-1, lanzado el 29 de septiembre, antes de separarse del módulo y renovar la operación once días después.
La principal tarea de la tripulación de Shenzhou IX durante esta misión de 13 días será el acoplamiento manual, otra novedad para China.
Según informaciones de prensa, Shenzhou IX y Tiangong-1 deberían permanecer unidos durante seis días antes de separarse para preparar luego este acoplamiento a cargo de la tripulación. Una técnica que podría resultar necesaria en caso de fallos en los sistemas automáticos.
La tripulación ensayó la maniobra 1.500 veces en tierra, acción delicada cuando las dos naves giran alrededor de la Tierra a unos 28.000 km/h y que pueden destruirse mutuamente en caso de colisión.
El dominio de la técnica de acoplamiento espacial en órbita alrededor de la Tierra es una etapa crucial en la conquista del espacio, dominada ya por los rusos y los estadounidenses en los años 1960.
Entre los tres astronautas a bordo de Shenzhou IX se encuentra Liu Yang, la primera mujer china enviada al espacio y que probablemente se convertirá en una heroína para más de 1.300 millones de sus conciudadanos.
Liu, piloto de caza de 33 años con 1.680 horas de vuelo, formada desde 2010 para ser astronauta, dirigirá experiencias científicas en el terreno médico y en otras pruebas durante la misión.
El jefe de la misión es un astronauta experimentado que efectúa su tercer vuelo espacial a bordo de Shenzhou IX mientras que Liu Wang, que participa en el programa de vuelo habitado desde hace 14 años, estará a cargo de las maniobras de acoplamiento manual.
Los lanzamientos espaciales chinos están muy impregnados de nacionalismo, en particular los enmarcados en el programa de vuelos tripulados. En 2003, China se convirtió en el tercer país del mundo en enviar hombres al espacio por sus propios medios, después de la Unión soviética y Estados Unidos.
El sábado, el presidente Hu Jintao felicitó a los responsables de Shenzhou IX, estimando que el dominio de la técnica de acoplamiento en el espacio era "crucial" para disponer a término de una estación orbital como la Estación Espacial Internacional (ISS), programa en el que Pekín no participa.
El programa de vuelo tripulado chino se propone de aquí a una década dotar al país de una estación orbital en la que una tripulación pueda vivir de forma autónoma durante varios meses, según el modelo de la ex estación rusa Mir o de la ISS.
Paralelamente, China participa en una carrera hacia la Luna, y espera ser el primer país asiático en pisarla. En el marco de su programa "Chang'e", ya envió con éxito dos sondas lunares, en 2007 y 2010.
Los tres astronautas que, en situación de ingravidez, efectuaron operaciones sobre instrumentos a bordo del módulo espacial, interrumpieron su trabajo para posar ante las cámaras mientras que en el centro de control en Tierra eran aplaudidos.
El 3 de noviembre pasado, la nave no tripulada Shenzhou VIII se acopló por primera vez a Tiangong-1, lanzado el 29 de septiembre, antes de separarse del módulo y renovar la operación once días después.
La principal tarea de la tripulación de Shenzhou IX durante esta misión de 13 días será el acoplamiento manual, otra novedad para China.
Según informaciones de prensa, Shenzhou IX y Tiangong-1 deberían permanecer unidos durante seis días antes de separarse para preparar luego este acoplamiento a cargo de la tripulación. Una técnica que podría resultar necesaria en caso de fallos en los sistemas automáticos.
La tripulación ensayó la maniobra 1.500 veces en tierra, acción delicada cuando las dos naves giran alrededor de la Tierra a unos 28.000 km/h y que pueden destruirse mutuamente en caso de colisión.
El dominio de la técnica de acoplamiento espacial en órbita alrededor de la Tierra es una etapa crucial en la conquista del espacio, dominada ya por los rusos y los estadounidenses en los años 1960.
Entre los tres astronautas a bordo de Shenzhou IX se encuentra Liu Yang, la primera mujer china enviada al espacio y que probablemente se convertirá en una heroína para más de 1.300 millones de sus conciudadanos.
Liu, piloto de caza de 33 años con 1.680 horas de vuelo, formada desde 2010 para ser astronauta, dirigirá experiencias científicas en el terreno médico y en otras pruebas durante la misión.
El jefe de la misión es un astronauta experimentado que efectúa su tercer vuelo espacial a bordo de Shenzhou IX mientras que Liu Wang, que participa en el programa de vuelo habitado desde hace 14 años, estará a cargo de las maniobras de acoplamiento manual.
Los lanzamientos espaciales chinos están muy impregnados de nacionalismo, en particular los enmarcados en el programa de vuelos tripulados. En 2003, China se convirtió en el tercer país del mundo en enviar hombres al espacio por sus propios medios, después de la Unión soviética y Estados Unidos.
El sábado, el presidente Hu Jintao felicitó a los responsables de Shenzhou IX, estimando que el dominio de la técnica de acoplamiento en el espacio era "crucial" para disponer a término de una estación orbital como la Estación Espacial Internacional (ISS), programa en el que Pekín no participa.
El programa de vuelo tripulado chino se propone de aquí a una década dotar al país de una estación orbital en la que una tripulación pueda vivir de forma autónoma durante varios meses, según el modelo de la ex estación rusa Mir o de la ISS.
Paralelamente, China participa en una carrera hacia la Luna, y espera ser el primer país asiático en pisarla. En el marco de su programa "Chang'e", ya envió con éxito dos sondas lunares, en 2007 y 2010.