El "Govern" catalán de Carles Puigdemont cifró en 761 los "heridos y contusionados", algunos de gravedad, y consideró que "todos los daños materiales y personales son responsabilidad exclusiva" del conservador Mariano Rajoy y su Gobierno. El Ministerio de Interior español habló además de 12 agentes heridos.
"Lo que está haciendo la policía es un auténtico escándalo, una salvajada. El Estado español se ha puesto en una situación muy compleja ante el mundo", acusó el portavoz del Gobierno catalán, Jordi Turull, que pronosticó "millones" de votos pese a ello y auguró un recuento "largo".
Rajoy, por el contrario, culpó al Gobierno catalán de lo ocurrido. "Sabían que el referéndum era ilegal, improcedente, pero decidieron seguir adelante", acusó. "Hoy no ha habido un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Nuestro Estado de derecho mantiene su vigencia y fortaleza".
El mandatario del conservador Partido Popular (PP) agradeció además explícitamente a las fuerzas de seguridad por su actuación. "Hoy ha prevalecido la democracia porque se ha cumplido la Constitución", concluyó.
La celebración del referéndum unilateral de independencia venía precedida por semanas de creciente tensión. El Tribunal Constitucional lo suspendió en cuanto fue convocado el 6 de septiembre, porque la Constitución española no prevé referendos de este tipo, y el Gobierno central impulsó diversas medidas para impedirlo, pero Puigdemont siguió adelante con su plan.
En cuanto se produjo hoy la apertura de los locales de votación a las 9:00 horas (7:00 GMT), agentes antidisturbios de la Policía y la Guardia Civil acudieron con la orden judicial de impedir el voto y confiscar urnas y papeletas, lo que generó de inmediato forcejeos, incidentes y los primeros heridos.
"¡Somos gente de paz!", gritaban los concentrados ante el colegio Ramon Llull en Barcelona. Entre empujones y carreras, un joven con lágrimas en los ojos y la camiseta rasgada tras la acción policial dijo a dpa: "Yo quería votar 'no' en el referéndum. Quiero que esto se sepa. Solo pedimos democracia".
La tensión fue luego en aumento en las calles de Barcelona y otras ciudades de Cataluña. En la capital hubo varios enfrentamientos y los antidisturbios dispararon pelotas de goma. Numerosos videos y fotos en redes sociales -algunos falsos- mostraron escenas de furia y violencia con policías desalojando o golpeando a ciudadanos.
Las críticas a la actuación policial no se hicieron esperar. "Porrazos, empujones, ancianas arrastradas. Lo que está haciendo el PP a nuestra democracia me repugna. Corruptos, hipócritas, inútiles", escribió en Twitter Pablo Iglesias, líder del partido de izquierda Podemos, señalando al Partido Popular (PP) de Rajoy.
Medios de todo el mundo se hicieron eco del día de furia en Cataluña y algunos líderes europeos rompieron su cautela para admitir preocupación y reclamar diálogo a Barcelona y Madrid. "¡La violencia no puede ser nunca la respuesta! Condenamos toda forma de violencia e insistimos en nuestra llamada al diálogo político", comentó el primer ministro belga, Charles Michel.
Las crudas imágenes de los disturbios eclipsaron el referéndum en sí, en el que unos 5,34 millones de catalanes estaban llamados a votar para responder a la pregunta: "¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?".
La votación continuó celebrándose en los colegios no intervenidos y en condiciones precarias. Sin reconocimiento internacional, junta electoral o participación mínima, el "Govern" anunció a último momento un "censo universal" para que cualquier ciudadano pudiera votar en cualquier local, aumentando las dudas sobre la consulta.
La Sociedad Civil Catalana (SCC), principal entidad que representa a los catalanes no independentistas, publicó fotos de un hombre votando dos veces en diferentes lugares de Barcelona. Un votante confirmó a la agencia dpa que había podido sufragar en dos locales diferentes.
Ni siquiera Puigdemont pudo votar en el local que tenía asignado porque fue bloqueado por la Guardia Civil española y tuvo que desplazarse a otro colegio. Pese a la actuación policial, el "Govern" aseguró que un 96 por ciento de los 2.315 colegios funcionaban con normalidad, un dato cuestionado por el Gobierno central.
La tensión se contagió también al fútbol: el partido entre el Barcelona y Las Palmas se jugó a puerta cerrada en la capital catalana después de que la Liga española rechazara un pedido del Barcelona, líder del torneo, para cancelar el encuentro.
La turbulenta jornada no acabó con las dudas sobre los escenarios políticos impredecibles que abre el referéndum unilateral.
La convocatoria prevé que Cataluña declare su independencia 48 horas después de que se difundan los resultados en caso de una victoria del "sí", pero los problemas de legitimidad en la consulta y las condiciones de la votación podrían llevar a los independentistas a priorizar la búsqueda de diálogo o unas elecciones anticipadas.
La consulta abre así la mayor crisis en décadas en España y un foco de inestabilidad inesperado en Europa. Con 7,5 millones de habitantes de los más de 46 millones que hay en España, Cataluña es una de las comunidades autónomas más ricas e industrializadas del país y aporta casi el 20 por ciento de su producto interno bruto (PIB).
"Lo que está haciendo la policía es un auténtico escándalo, una salvajada. El Estado español se ha puesto en una situación muy compleja ante el mundo", acusó el portavoz del Gobierno catalán, Jordi Turull, que pronosticó "millones" de votos pese a ello y auguró un recuento "largo".
Rajoy, por el contrario, culpó al Gobierno catalán de lo ocurrido. "Sabían que el referéndum era ilegal, improcedente, pero decidieron seguir adelante", acusó. "Hoy no ha habido un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Nuestro Estado de derecho mantiene su vigencia y fortaleza".
El mandatario del conservador Partido Popular (PP) agradeció además explícitamente a las fuerzas de seguridad por su actuación. "Hoy ha prevalecido la democracia porque se ha cumplido la Constitución", concluyó.
La celebración del referéndum unilateral de independencia venía precedida por semanas de creciente tensión. El Tribunal Constitucional lo suspendió en cuanto fue convocado el 6 de septiembre, porque la Constitución española no prevé referendos de este tipo, y el Gobierno central impulsó diversas medidas para impedirlo, pero Puigdemont siguió adelante con su plan.
En cuanto se produjo hoy la apertura de los locales de votación a las 9:00 horas (7:00 GMT), agentes antidisturbios de la Policía y la Guardia Civil acudieron con la orden judicial de impedir el voto y confiscar urnas y papeletas, lo que generó de inmediato forcejeos, incidentes y los primeros heridos.
"¡Somos gente de paz!", gritaban los concentrados ante el colegio Ramon Llull en Barcelona. Entre empujones y carreras, un joven con lágrimas en los ojos y la camiseta rasgada tras la acción policial dijo a dpa: "Yo quería votar 'no' en el referéndum. Quiero que esto se sepa. Solo pedimos democracia".
La tensión fue luego en aumento en las calles de Barcelona y otras ciudades de Cataluña. En la capital hubo varios enfrentamientos y los antidisturbios dispararon pelotas de goma. Numerosos videos y fotos en redes sociales -algunos falsos- mostraron escenas de furia y violencia con policías desalojando o golpeando a ciudadanos.
Las críticas a la actuación policial no se hicieron esperar. "Porrazos, empujones, ancianas arrastradas. Lo que está haciendo el PP a nuestra democracia me repugna. Corruptos, hipócritas, inútiles", escribió en Twitter Pablo Iglesias, líder del partido de izquierda Podemos, señalando al Partido Popular (PP) de Rajoy.
Medios de todo el mundo se hicieron eco del día de furia en Cataluña y algunos líderes europeos rompieron su cautela para admitir preocupación y reclamar diálogo a Barcelona y Madrid. "¡La violencia no puede ser nunca la respuesta! Condenamos toda forma de violencia e insistimos en nuestra llamada al diálogo político", comentó el primer ministro belga, Charles Michel.
Las crudas imágenes de los disturbios eclipsaron el referéndum en sí, en el que unos 5,34 millones de catalanes estaban llamados a votar para responder a la pregunta: "¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?".
La votación continuó celebrándose en los colegios no intervenidos y en condiciones precarias. Sin reconocimiento internacional, junta electoral o participación mínima, el "Govern" anunció a último momento un "censo universal" para que cualquier ciudadano pudiera votar en cualquier local, aumentando las dudas sobre la consulta.
La Sociedad Civil Catalana (SCC), principal entidad que representa a los catalanes no independentistas, publicó fotos de un hombre votando dos veces en diferentes lugares de Barcelona. Un votante confirmó a la agencia dpa que había podido sufragar en dos locales diferentes.
Ni siquiera Puigdemont pudo votar en el local que tenía asignado porque fue bloqueado por la Guardia Civil española y tuvo que desplazarse a otro colegio. Pese a la actuación policial, el "Govern" aseguró que un 96 por ciento de los 2.315 colegios funcionaban con normalidad, un dato cuestionado por el Gobierno central.
La tensión se contagió también al fútbol: el partido entre el Barcelona y Las Palmas se jugó a puerta cerrada en la capital catalana después de que la Liga española rechazara un pedido del Barcelona, líder del torneo, para cancelar el encuentro.
La turbulenta jornada no acabó con las dudas sobre los escenarios políticos impredecibles que abre el referéndum unilateral.
La convocatoria prevé que Cataluña declare su independencia 48 horas después de que se difundan los resultados en caso de una victoria del "sí", pero los problemas de legitimidad en la consulta y las condiciones de la votación podrían llevar a los independentistas a priorizar la búsqueda de diálogo o unas elecciones anticipadas.
La consulta abre así la mayor crisis en décadas en España y un foco de inestabilidad inesperado en Europa. Con 7,5 millones de habitantes de los más de 46 millones que hay en España, Cataluña es una de las comunidades autónomas más ricas e industrializadas del país y aporta casi el 20 por ciento de su producto interno bruto (PIB).