Vestido con traje gris oscuro, corbata azul y camisa clara, Kenyatta ha asistido a la audiencia en una sala llena a rebosar y entre la que se encontraban decenas de simpatizantes suyos.
La cantidad de gente ha obligado a algunos diputados kenianos, que viajaron junto al presidente, a quedarse fuera de la sala y otros a permanecer de pie.
Kenyatta está acusado por su presunto papel en el brote de violencia en el país en 2007 y 2008, que causó más de 1.000 muertos y 600.000 desplazados.
"Este caso ha llegado a un estadio crucial, por eso me ha parecido sensato personarme", ha declarado a la fiscal, la gambiana Fatou Bensouda, al comienzo de la audiencia.
El juicio debía haber comenzado en septiembre de 2013 pero se ha aplazado en varias ocasiones.
La fiscal acusa a Nairobi de no cooperar con la CPI, negándose a transmitirle extractos bancarios o telefónicos que, según ella, demostrarían que Kenyatta estaba detrás de parte de los actos violentos ocurridos entre 2007 y 2008 en su país.