En su encuentro en el hotel Capella de la isla turística de Sentosa, los dos dirigentes firmaron una declaración que se queda en generalidades y establece que habrá más conversaciones "lo antes posible" para implementar de forma rápida los resultados de la cumbre.
Trump celebró el resultado como una victoria aunque también subrayó que las sanciones contra Corea del Norte se mantendrán hasta que se resuelva el tema de las armas nucleares. Pero Estados Unidos sí pondrá fin a sus maniobras militares con Corea del Sur como exigía Pyongyang, algo que el presidente subrayó que además servirá para ahorrar costes.
En el texto de la declaración, Kim destaca su "firme e inquebrantable compromiso" con un completo desarme nuclear, pero no se mencionan pasos concretos, como había exigido Trump con anterioridad. Ante las preguntas críticas de algunos periodistas en la rueda de prensa que ofreció posteriormente, Trump defendió lo conseguido alegando que se trata de una "declaración bastante amplia" y que "no había tiempo" para más.
En el documento, Estados Unidos promete otorgar "garantías de seguridad" al país comunista. Durante la larga conferencia de prensa que ofreció tras la firma y en la que Trump se mostró de un humor excelente, el presidente anunció de forma inesperada que cancelaría los ejercicios militares con su aliado Corea del Sur, pero no dijo cuándo.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, alabó las "valientes decisiones" de los dos líderes, pero alertó de las "numerosas dificultades" que quedan aún por delante. Un portavoz pidió después aclaraciones sobre la promesa hecha por Washington respecto al fin de las maniobras.
Estas maniobras son una parte importante del acuerdo de seguridad entre ambos países. Washington tiene en la actualidad 28.500 soldados estacionados en el país aliado como elemento disuasorio de las amenazas norcoreanas.
Trump afirmó que Kim le aseguró que Corea del Norte ya ha comenzado por su parte a desmantelar una importante base de pruebas de misiles. "Esto es algo grande", añadió. La prevista desnuclearización, que avanzará "muy, muy rápido", será controlada por inspectores estadounidenses e internacionales, explicó sin dar más detalles.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se mostró dispuesto a llevar a cabo las inspecciones tras conocer la noticia.
Respecto de la paz con Corea del Sur, ya que el conflicto entre las dos Coreas terminó en 1953 sólo con un armisticio, Trump confía en que podría firmarse pronto. "El estado de guerra sigue desde hace 70 años, pero pronto terminará", anunció. "El pasado no debe definir el futuro", subrayó. El conflicto norcoreano no tiene por qué llevar a una guerra en el futuro. "Como demuestra la historia, los adversarios pueden convertirse en amigos".
En la declaración Kim y Trump se comprometen a conseguir una paz "duradera y robusta" en la península coreana. "Sólo los valientes consiguen la paz", sentenció el estadounidense.
Kim también se mostró muy satisfecho durante la ceremonia en la que se suscribió la declaración. "El mundo verá un gran cambio", dijo. "Hemos decidido dejar el pasado atrás".
Nunca antes un presidente estadounidense se había reunido con un líder del país comunista y hasta ahora no había contactos diplomáticos bilaterales. Las dos naciones quieren refundar sus relaciones respondiendo al deseo de ambos pueblos de "paz y bienestar", afirma el texto.
Trump anunció que quiere invitar a Kim a la Casa Blanca para continuar con las conversaciones, toda una victoria para el líder de un país aislado internacionalmente. "Estamos orgullosos de lo que ha pasado hoy", dijo Trump, que tampoco descartó visitar Pyongyang "en el momento oportuno".
Mientras que hace pocos meses ambos aún se intercambiaban insultos hasta llegar incluso a amenazarse con ataques nucleares, tras la firma todo eran elogios. Trump dijo de Kim que es "un hombre muy talentoso" que "quiere mucho a su país".
El encargado de continuar ahora las negociaciones será el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, que volará ya el jueves a Seúl y después a Pekín.
La comunidad internacional reaccionó positivamente a la cumbre. Además de Corea del Sur, también China y Rusia, más cercanos a Pyongyang, saludaron los avances. Moscú propuso incluso recuperar el formato de negociaciones a seis bandas, que incluían a las dos Coreas, China, Japón, Rusia y Estados Unidos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, consideró la cumbre un "importante hito", mientras la Unión Europea (UE) hizo hincapié en que la cumbre demuestra que el objetivo de la desnuclearización es posible. También la OTAN ofreció su apoyo para avanzar en el desarme.
La cumbre comenzó con una reunión de los dos líderes solos con sus traductores y siguió con una comida conjunta de las delegaciones. Antes de sentarse a la mesa, Trump ya estaba exultante: "Las cosas fueron mejor de lo que nadie hubiese podido esperar, de primera clase", celebró. Tras el primer apretón de manos, Kim dijo: "Las viejas prácticas y los prejuicios nos perjudicaron, pero los vencimos a todos y hoy estamos aquí".
Ambos líderes posaron para la prensa frente a seis banderas de cada uno de sus países en el hotel de estilo colonial. Durante el histórico apretón de manos, que duró 13 segundos, los dos tenían aspecto tenso y serio, pese a lo cual el presidente estadounidense le apoyó brevemente la mano en el hombro a Kim en un gesto amistoso.
El encuentro tiene un enorme peso simbólico en Corea del Norte, que se ve así reconocida al mismo nivel que Estados Unidos.
El conflicto por el programa nuclear de Corea del Norte es uno de los más peligrosos del mundo. Kim asegura que puede alcanzar territorio estadounidense con sus misiles dotados con cabezas nucleares.
Después de su enfrentamiento durante el fin de semana con los países del G7 en la cumbre de Canadá, Trump se veía sometido a una gran presión para exhibir una victoria.
Sin embargo, el encuentro fue polémico porque Kim es un dictador que además viola los derechos humanos y, según estimaciones del Gobierno estadounidense, mantiene a entre 80.000 y 120.000 personas en campos de trabajo, muchas de ellas en condiciones inhumanas.
El mandatario republicano aseguró haber abordado la cuestión de los derechos humanos durante su charla con Kim. "Se habló de ello y se seguirá hablando en el futuro", dijo, si bien reconoció que se trató de forma más breve que el desarme.
El presidente estadounidense, que partió ya de regreso a Washington, se mostró convencido de que el líder norcoreano quiere mejorar la situación en su país: "Creo que él quiere hacer las cosas bien."
Trump celebró el resultado como una victoria aunque también subrayó que las sanciones contra Corea del Norte se mantendrán hasta que se resuelva el tema de las armas nucleares. Pero Estados Unidos sí pondrá fin a sus maniobras militares con Corea del Sur como exigía Pyongyang, algo que el presidente subrayó que además servirá para ahorrar costes.
En el texto de la declaración, Kim destaca su "firme e inquebrantable compromiso" con un completo desarme nuclear, pero no se mencionan pasos concretos, como había exigido Trump con anterioridad. Ante las preguntas críticas de algunos periodistas en la rueda de prensa que ofreció posteriormente, Trump defendió lo conseguido alegando que se trata de una "declaración bastante amplia" y que "no había tiempo" para más.
En el documento, Estados Unidos promete otorgar "garantías de seguridad" al país comunista. Durante la larga conferencia de prensa que ofreció tras la firma y en la que Trump se mostró de un humor excelente, el presidente anunció de forma inesperada que cancelaría los ejercicios militares con su aliado Corea del Sur, pero no dijo cuándo.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, alabó las "valientes decisiones" de los dos líderes, pero alertó de las "numerosas dificultades" que quedan aún por delante. Un portavoz pidió después aclaraciones sobre la promesa hecha por Washington respecto al fin de las maniobras.
Estas maniobras son una parte importante del acuerdo de seguridad entre ambos países. Washington tiene en la actualidad 28.500 soldados estacionados en el país aliado como elemento disuasorio de las amenazas norcoreanas.
Trump afirmó que Kim le aseguró que Corea del Norte ya ha comenzado por su parte a desmantelar una importante base de pruebas de misiles. "Esto es algo grande", añadió. La prevista desnuclearización, que avanzará "muy, muy rápido", será controlada por inspectores estadounidenses e internacionales, explicó sin dar más detalles.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) se mostró dispuesto a llevar a cabo las inspecciones tras conocer la noticia.
Respecto de la paz con Corea del Sur, ya que el conflicto entre las dos Coreas terminó en 1953 sólo con un armisticio, Trump confía en que podría firmarse pronto. "El estado de guerra sigue desde hace 70 años, pero pronto terminará", anunció. "El pasado no debe definir el futuro", subrayó. El conflicto norcoreano no tiene por qué llevar a una guerra en el futuro. "Como demuestra la historia, los adversarios pueden convertirse en amigos".
En la declaración Kim y Trump se comprometen a conseguir una paz "duradera y robusta" en la península coreana. "Sólo los valientes consiguen la paz", sentenció el estadounidense.
Kim también se mostró muy satisfecho durante la ceremonia en la que se suscribió la declaración. "El mundo verá un gran cambio", dijo. "Hemos decidido dejar el pasado atrás".
Nunca antes un presidente estadounidense se había reunido con un líder del país comunista y hasta ahora no había contactos diplomáticos bilaterales. Las dos naciones quieren refundar sus relaciones respondiendo al deseo de ambos pueblos de "paz y bienestar", afirma el texto.
Trump anunció que quiere invitar a Kim a la Casa Blanca para continuar con las conversaciones, toda una victoria para el líder de un país aislado internacionalmente. "Estamos orgullosos de lo que ha pasado hoy", dijo Trump, que tampoco descartó visitar Pyongyang "en el momento oportuno".
Mientras que hace pocos meses ambos aún se intercambiaban insultos hasta llegar incluso a amenazarse con ataques nucleares, tras la firma todo eran elogios. Trump dijo de Kim que es "un hombre muy talentoso" que "quiere mucho a su país".
El encargado de continuar ahora las negociaciones será el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, que volará ya el jueves a Seúl y después a Pekín.
La comunidad internacional reaccionó positivamente a la cumbre. Además de Corea del Sur, también China y Rusia, más cercanos a Pyongyang, saludaron los avances. Moscú propuso incluso recuperar el formato de negociaciones a seis bandas, que incluían a las dos Coreas, China, Japón, Rusia y Estados Unidos.
El secretario general de la ONU, António Guterres, consideró la cumbre un "importante hito", mientras la Unión Europea (UE) hizo hincapié en que la cumbre demuestra que el objetivo de la desnuclearización es posible. También la OTAN ofreció su apoyo para avanzar en el desarme.
La cumbre comenzó con una reunión de los dos líderes solos con sus traductores y siguió con una comida conjunta de las delegaciones. Antes de sentarse a la mesa, Trump ya estaba exultante: "Las cosas fueron mejor de lo que nadie hubiese podido esperar, de primera clase", celebró. Tras el primer apretón de manos, Kim dijo: "Las viejas prácticas y los prejuicios nos perjudicaron, pero los vencimos a todos y hoy estamos aquí".
Ambos líderes posaron para la prensa frente a seis banderas de cada uno de sus países en el hotel de estilo colonial. Durante el histórico apretón de manos, que duró 13 segundos, los dos tenían aspecto tenso y serio, pese a lo cual el presidente estadounidense le apoyó brevemente la mano en el hombro a Kim en un gesto amistoso.
El encuentro tiene un enorme peso simbólico en Corea del Norte, que se ve así reconocida al mismo nivel que Estados Unidos.
El conflicto por el programa nuclear de Corea del Norte es uno de los más peligrosos del mundo. Kim asegura que puede alcanzar territorio estadounidense con sus misiles dotados con cabezas nucleares.
Después de su enfrentamiento durante el fin de semana con los países del G7 en la cumbre de Canadá, Trump se veía sometido a una gran presión para exhibir una victoria.
Sin embargo, el encuentro fue polémico porque Kim es un dictador que además viola los derechos humanos y, según estimaciones del Gobierno estadounidense, mantiene a entre 80.000 y 120.000 personas en campos de trabajo, muchas de ellas en condiciones inhumanas.
El mandatario republicano aseguró haber abordado la cuestión de los derechos humanos durante su charla con Kim. "Se habló de ello y se seguirá hablando en el futuro", dijo, si bien reconoció que se trató de forma más breve que el desarme.
El presidente estadounidense, que partió ya de regreso a Washington, se mostró convencido de que el líder norcoreano quiere mejorar la situación en su país: "Creo que él quiere hacer las cosas bien."