Así, las autoridades de Bahréin acusaron a principios de septiembre a 23 opositores chiitas de fomentar un complot contra la monarquía, mientras que Kuwait le quitó la nacionalidad a otro chiita.
"Estas tensiones están relacionadas con la amenaza de Irán de atacar a los países vecinos en caso de conflicto con Estados Unidos", estima Abdel Jaleq Abdalá, profesor de la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos.
Al mismo tiempo, "Irán se considera defensor y protector de los chiitas del mundo", lo cual aumenta la suspicacia hacia los chiitas en los países del Golfo, agrega este universitario.
"Hay quien piensa que hay chiitas entrenados para llevar a cabo actos de sabotaje", según Abdel Jaleq Abdalá.
El universitario, quien estima que los chiitas son leales a los países del Golfo, explica no obstante que el temor de los dirigentes de estos Estados también se debe a que la autoridad religiosa suprema de los chiitas está repartida entre Qom, en Irán, y Nayaf, en Irak, las dos principales ciudades santas del chiismo.
El lunes, las autoridades de Bahréin indicaron haberle quitado la nacionalidad a un responsable chiita de origen iraní, el ayatolá Husein Mirza Nayati, quien representa en este país al ayatolá Ali Sistani, principal responsable chiita de Irak. También anunciaron la detención de militantes chiitas.
Bahréin, donde están previstas elecciones el 23 de octubre, está gobernado por una dinastía sunita, pero los chiitas son mayoritarios.
En Kuwait, donde un tercio de la población es chiita, las autoridades le quitaron la nacionalidad a Yasser Al Habib, quien vive en Londres tras haber sido condenado a 10 años de prisión en su país por ofensa a los dos primeros califas del islam.
Para el universitario kuwaití, Shamlan Al Isa, esta tensión está vinculada con el crecimiento de movimientos chiitas proiraníes en Irak, Líbano y Yemen.
No obstante, para contrarrestar la influencia de Irán, "hay que otorgarle a los chiitas todos los derechos", ya que, en Kuwait, afirman que se les "restringe el acceso a los servicios de seguridad y a los altos cargos del Estado", considera este universitario.
Para el presidente de la organización de derechos humanos Human Rights First en Arabia Saudita, "hay una crisis de confianza entre los regímenes de la región y sus pueblos, en particular los chiitas".
"Pero acusarlos de ser una 'quinta columna' no tiene fundamento. Si Irán fuera atacado, los chiitas sauditas estarían con su gobierno y no con Teherán", agrega Ibrahim Al Mugaitib.
"Estas tensiones están relacionadas con la amenaza de Irán de atacar a los países vecinos en caso de conflicto con Estados Unidos", estima Abdel Jaleq Abdalá, profesor de la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos.
Al mismo tiempo, "Irán se considera defensor y protector de los chiitas del mundo", lo cual aumenta la suspicacia hacia los chiitas en los países del Golfo, agrega este universitario.
"Hay quien piensa que hay chiitas entrenados para llevar a cabo actos de sabotaje", según Abdel Jaleq Abdalá.
El universitario, quien estima que los chiitas son leales a los países del Golfo, explica no obstante que el temor de los dirigentes de estos Estados también se debe a que la autoridad religiosa suprema de los chiitas está repartida entre Qom, en Irán, y Nayaf, en Irak, las dos principales ciudades santas del chiismo.
El lunes, las autoridades de Bahréin indicaron haberle quitado la nacionalidad a un responsable chiita de origen iraní, el ayatolá Husein Mirza Nayati, quien representa en este país al ayatolá Ali Sistani, principal responsable chiita de Irak. También anunciaron la detención de militantes chiitas.
Bahréin, donde están previstas elecciones el 23 de octubre, está gobernado por una dinastía sunita, pero los chiitas son mayoritarios.
En Kuwait, donde un tercio de la población es chiita, las autoridades le quitaron la nacionalidad a Yasser Al Habib, quien vive en Londres tras haber sido condenado a 10 años de prisión en su país por ofensa a los dos primeros califas del islam.
Para el universitario kuwaití, Shamlan Al Isa, esta tensión está vinculada con el crecimiento de movimientos chiitas proiraníes en Irak, Líbano y Yemen.
No obstante, para contrarrestar la influencia de Irán, "hay que otorgarle a los chiitas todos los derechos", ya que, en Kuwait, afirman que se les "restringe el acceso a los servicios de seguridad y a los altos cargos del Estado", considera este universitario.
Para el presidente de la organización de derechos humanos Human Rights First en Arabia Saudita, "hay una crisis de confianza entre los regímenes de la región y sus pueblos, en particular los chiitas".
"Pero acusarlos de ser una 'quinta columna' no tiene fundamento. Si Irán fuera atacado, los chiitas sauditas estarían con su gobierno y no con Teherán", agrega Ibrahim Al Mugaitib.