"Nunca hemos visto nada igual. Una estrella tan vieja con un número tan alto de pequeños planetas; esto la hace muy especial", dijo Daniel Huber, de la Universidad de Birmingham en Gran Bretaña y uno de los responsables de este descubrimiento.
El hallazgo fue posible gracias al telescopio Kepler y fue publicado este martes en la revista especializada The Astrophysical.
El sistema planetario fue bautizado Kepler-444. Su estrella es una "enana naranja", 25% más pequeña que el Sol y por tanto menos caliente. A su alrededor orbitan cinco planetas de diámetros que varían entre 0,4 y 0,7 veces el de la Tierra, es decir que sus medidas se asemejan a las de Mercurio o Venus.
Kepler-444 está a 117 años luz de la Tierra (un año luz equivale a 9.460.730 millones de kilómetros) y se trata del sistema planetario más antiguo de toda la galaxia Vía Láctea --de la que el Sistema Solar es apenas un punto--, al menos que se sepa por el momento.
No obstante, los exoplanetas están muy cerca de su estrella, a distancias que los vuelven demasiado calientes y por tanto no habitables por los humanos, suponiendo que fuera posible hacer tal viaje.
"Ahora sabemos que se han formado planetas del tamaño de la Tierra durante casi toda la existencia del Universo, que se originó hace 13.800 millones de años", escribió Tiago Campante, de la Universidad de Birmingham y principal autor del estudio.
"Esto podría significar que hay la posibilidad de que exista vida antigua en la galaxia", comentó.
"Este descubrimiento abre el camino para una mayor comprensión de la formación de los primeros planetas en la galaxia (...), lo cual nos acerca al Grial de los astrónomos", dijo también el profesor Huber, refiriéndose a una reliquia cristiana cuya infructuosa búsqueda alimentó numerosas leyendas medievales, entre ellas las del rey Arturo.
En este caso, el "Grial" sería "descubrir un exoplaneta similar en tamaño a la Tierra, que se tome más o menos un año en orbitar alrededor de una estrella que se parezca a nuestro Sol", dijo Huber.