La justicia reprocha a Önderoglu, así como a Ahmet Nesin y a Sebnem Korur Fincanci, su participación en una campaña de solidaridad con la prensa prokurda el pasado mayo.
"El fiscal que nos interrogó pidió que seamos inculpados y encarcelados por propaganda terrorista" a favor del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), movimiento armado considerado terrorista por numerosos países, explicó Önderoglu a la AFP por teléfono desde el palacio de justicia de Estambul justo antes de ser inculpado.
Estos tres militantes de la causa kurda y defensores de las libertades en general decidieron en mayo ocupar uno tras otro la dirección del diario prokurdo Özgür Gündem, en el punto de mira de las autoridades turcas desde hace años. Fueron entonces objeto de una investigación judicial.
Cientos de personas se congregaron en el Palacio de Justicia de Estambul en señal de apoyo a los intelectuales gritando "No cederemos a las presiones", mostraron imágenes publicadas en las redes sociales.
Los tres procesados fueron llevados con esposas a un lugar de detención.
Nesin es un conocido escritor y periodista, mientras que Fincanci, académico de medicina legal, preside la Fundación de Derechos del Hombre (TIHV).
"Estamos ante un nuevo día negro para la libertad de prensa en Turquía", lamentó Johann Bihr, responsable de la oficina de Europa del Este y Asia Central de Reporteros Sin Fronteras
"Veinte años después de un trabajo dedicado a la defensa de los derechos de los periodistas, Erol Önderoglu tiene ahora que que defenderse a sí mismo. El rigor y la diligencia de su trabajo, reconocido en todo el mundo, hacen de él una referencia en la defensa del periodismo", dijo la organización en un comunicado.
Para RSF el hecho de que ahora Önderoglu sea el objetivo de las autoridades demuestra el nivel de degradación de la libertad de información en Turquía.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) efectuó un llamado para la liberación inmediata de los tres detenidos, pidiendo además a Turquía que "retire los cargos y que cese de utilizar la prisión para acallar las voces disidentes".
Turquía ocupa el puesto 151 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, una evaluación publicada por RSF.
Turquía está dirigida desde 2002 por un gobierno islamista conservador acusado por sus detractores de derivas autoritarias.
Can Dündar, redactor jefe del diario de oposición Cumhuriyet, condenado a seis años de cárcel por "divulgar secretos de Estado", por revelar que el presidente Recep Tayyip Erdogan entregaba armas a grupos yihadistas en Siria, reaccionó en su cuenta de Twitter.
"No hay que ceder. Tenemos que tomar el relevo y apoyar a Özgür Gündem", escribió el periodista, que está todavía en libertad a la espera que se pronuncie la corte de apelaciones.
El sudeste del país sufre habitualmente los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los rebeldes del PKK kurdo, desde la reanudación de las hostilidades en el verano de 2015, que pusieron fin a dos años de negociaciones de paz entre Ankara y la guerrilla para acabar con la rebelión que ha causado 40.000 muertos desde 1984.
"El fiscal que nos interrogó pidió que seamos inculpados y encarcelados por propaganda terrorista" a favor del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), movimiento armado considerado terrorista por numerosos países, explicó Önderoglu a la AFP por teléfono desde el palacio de justicia de Estambul justo antes de ser inculpado.
Estos tres militantes de la causa kurda y defensores de las libertades en general decidieron en mayo ocupar uno tras otro la dirección del diario prokurdo Özgür Gündem, en el punto de mira de las autoridades turcas desde hace años. Fueron entonces objeto de una investigación judicial.
Cientos de personas se congregaron en el Palacio de Justicia de Estambul en señal de apoyo a los intelectuales gritando "No cederemos a las presiones", mostraron imágenes publicadas en las redes sociales.
Los tres procesados fueron llevados con esposas a un lugar de detención.
Nesin es un conocido escritor y periodista, mientras que Fincanci, académico de medicina legal, preside la Fundación de Derechos del Hombre (TIHV).
- Un día negro para la libertad -
"Estamos ante un nuevo día negro para la libertad de prensa en Turquía", lamentó Johann Bihr, responsable de la oficina de Europa del Este y Asia Central de Reporteros Sin Fronteras
"Veinte años después de un trabajo dedicado a la defensa de los derechos de los periodistas, Erol Önderoglu tiene ahora que que defenderse a sí mismo. El rigor y la diligencia de su trabajo, reconocido en todo el mundo, hacen de él una referencia en la defensa del periodismo", dijo la organización en un comunicado.
Para RSF el hecho de que ahora Önderoglu sea el objetivo de las autoridades demuestra el nivel de degradación de la libertad de información en Turquía.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) efectuó un llamado para la liberación inmediata de los tres detenidos, pidiendo además a Turquía que "retire los cargos y que cese de utilizar la prisión para acallar las voces disidentes".
Turquía ocupa el puesto 151 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, una evaluación publicada por RSF.
Turquía está dirigida desde 2002 por un gobierno islamista conservador acusado por sus detractores de derivas autoritarias.
Can Dündar, redactor jefe del diario de oposición Cumhuriyet, condenado a seis años de cárcel por "divulgar secretos de Estado", por revelar que el presidente Recep Tayyip Erdogan entregaba armas a grupos yihadistas en Siria, reaccionó en su cuenta de Twitter.
"No hay que ceder. Tenemos que tomar el relevo y apoyar a Özgür Gündem", escribió el periodista, que está todavía en libertad a la espera que se pronuncie la corte de apelaciones.
El sudeste del país sufre habitualmente los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad turcas y los rebeldes del PKK kurdo, desde la reanudación de las hostilidades en el verano de 2015, que pusieron fin a dos años de negociaciones de paz entre Ankara y la guerrilla para acabar con la rebelión que ha causado 40.000 muertos desde 1984.