La conferencia de paz de Ginebra II tuvo lugar en un ambiente de tensión y de desacuerdo entre el régimen y la oposición que dejó poco lugar para el optimismo, de cara a las negociaciones previstas el viernes.
"Nuestro objetivo era enviar un mensaje a las dos delegaciones sirias y al pueblo sirio, (diciéndoles) que el mundo quiere que el conflicto se acabe con urgencia", declaró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la conferencia de prensa que cerró el encuentro. "Ya basta. Llegó la hora de negociar", agregó.
Durante sus intervenciones, el secretario de Estado norteamericano John Kerry y el ministro de Exteriores Serguei Lavrov también habían mostrado sus divergencias respecto a la formación de un gobierno de transición en Siria.
"Bashar al Asad no formará parte del gobierno de transición. Es imposible, inimaginable que este hombre que llevó a cabo semejante violencia contra su pueblo pueda conservar la legitimidad para gobernar", declaró Kerry.
Por el contrario, Lavrov criticó "los intentos de interpretar este documento de una forma o de otra", en referencia al llamamiento a la formación de un gobierno de transición "por mutuo consentimiento" que las grandes potencias adoptaron en 2012 sin presencia de los sirios en Ginebra I.
El ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Mualem, calificó a los representantes de la oposición sentados frente a él de "traidores".
"Pretenden representar al pueblo sirio", declaró Mualem. "Si quieren hablar en nombre de los sirios, no deberían ser traidores al pueblo sirio, agentes a sueldo de los enemigos del pueblo sirio", añadió.
"Señor Kerry, nadie en el mundo tiene derecho a otorgar o retirar la legitimidad de un presidente, una Constitución o una ley excepto los propios sirios", declaró también Mualem en respuesta a las declaraciones de Kerry descartando cualquier papel de Al Asad en una transición.
Mualem fue interrumpido durante su larga defensa de la política del régimen de Al Asad por Ban, que objetó que el jefe de la diplomacia siria había superado el tiempo de palabra asignado. Mualem replicó diciendo que tenía que expresar la posición de su país y continuó con su intervención.
Por su parte, el jefe de la delegación de la oposición siria, Ahmad Jabra, instó al presidente Al Asad a que entregue el poder a un gobierno de transición.
Su discurso fue retransmitido por la televisión siria, pero sin citar su nombre y mostrando, junto a las imágenes de su intervención, otras imágenes de muertos y destrucción con el título "Crímenes terroristas en Siria". Durante la alocución de los ministros de Exteriores de Turquía y de Arabia Saudita -principales partidarios a la oposición-, la televisión siria procedió de la misma manera.
Resumiendo el estado de ánimo de muchos participantes en la conferencia, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, consideró que no hay que esperar un "milagro".
Desde la también ciudad suiza de Davos, donde se celebra el Foro Económico Mundial, siete organizaciones (entre ellas Amnistía Internacional y Human Rights Watch), pidieron a la comunidad internacional que presione a las partes beligerantes y a los países vecinos para que se encuentre una solución para Siria. "La reputación de Naciones Unidas y de los miembros del Consejo de Seguridad están en juego", señalaron.
La reunión de Montreux procuraba preparar el encuentro el viernes en Ginebra de las dos delegaciones sirias -que se reúnen por primera vez desde el inicio del conflicto- con la mediación del emisario especial de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, Al Ajdar Brahimi.