Para alimentar esta central, que provee la mitad de las necesidades de electricidad de los 1,8 millones de habitantes de Gaza, el gobierno de Hamas debe acudir a la Autoridad Palestina, que a su vez compra el carburante a empresas israelíes.
La Autoridad Palestina reclama al movimiento islamista un impuesto que este se niega a pagar.
La central fue "cerrada el lunes en la tarde", anunció el gobierno de la franja, que sufre el bloqueo de Israel desde hace nueve años, vive bajo el racionamiento eléctrico y sólo tiene suministro durante 12 horas al día.
"La fijación de impuestos sobre el carburante por el ministerio de Finanzas en Ramala impide a la autoridad de energía (de Gaza) hacer funcionar la central", señala el comunicado de Hamas, que pide a la Autoridad Palestina que elimine estas cargas fiscales, que ascienden a 7,2 millones de euros (7,8 millones de dólares) al mes.
En 2014, Hamas y la Autoridad Palestina pusieron fin a siete años de diferencias firmando un histórico acuerdo de reconciliación. Sin embargo, han vuelto a surgir fricciones entre ambos, que han provocado entre otras cosas el cierre de la central en varias ocasiones.
La central, gravemente dañada en la ofensiva israelí de 2014, es además fundamental para la reconstrucción de Gaza.
La Autoridad Palestina reclama al movimiento islamista un impuesto que este se niega a pagar.
La central fue "cerrada el lunes en la tarde", anunció el gobierno de la franja, que sufre el bloqueo de Israel desde hace nueve años, vive bajo el racionamiento eléctrico y sólo tiene suministro durante 12 horas al día.
"La fijación de impuestos sobre el carburante por el ministerio de Finanzas en Ramala impide a la autoridad de energía (de Gaza) hacer funcionar la central", señala el comunicado de Hamas, que pide a la Autoridad Palestina que elimine estas cargas fiscales, que ascienden a 7,2 millones de euros (7,8 millones de dólares) al mes.
En 2014, Hamas y la Autoridad Palestina pusieron fin a siete años de diferencias firmando un histórico acuerdo de reconciliación. Sin embargo, han vuelto a surgir fricciones entre ambos, que han provocado entre otras cosas el cierre de la central en varias ocasiones.
La central, gravemente dañada en la ofensiva israelí de 2014, es además fundamental para la reconstrucción de Gaza.