El número uno mundial logró su quinto Másters en total en un partido plácido que duró 1h20.
Un Djokovic consistente, con alardes puntuales, bastó para vencer al tercero del mundo, un Federer que falló allí donde suele sobresalir, en el servicio y el revés.
"No pudo ser un mejor final. Ha sido una temporada larga, pero la mejor de mi vida", dijo el serbio al término del partido.
"Trato de disfrutar cada momento en la cancha después de haberlos soñado como niño", agregó.
"No es divertido estar en el lado perderdor, pero es mejor que no jugar en absoluto, como pasó el año pasado", dijo el suizo, recordando la lesión en la espalda que le impidió jugar la final de 2014.
"Jugué un gran tenis toda la semana y en la final, pero Novak merece el triunfo como ha ocurrido en muchas ocasiones este año", admitió Federer.
Era la segunda final consecutiva del Másters entre ambos jugadores. Federer, de 34 años, aspiraba a ampliar su récord de triunfos en este torneo con una séptima corona, y Djokovic, 28, a ser el primero en ganar cuatro consecutivos, cinco en total.
Teniendo en cuenta el millón de dólares por ganar la final y los premios por partido, Djokovic se embolsa 2 millones de dólares por su semana en Londres antes de irse de vacaciones hasta el primer torneo de 2016, el de Doha, en enero.
Además, el serbio iguala a 22 su serie de enfrentamientos con el suizo, el segundo duelo más repetido de la historia del tenis tras el Djokovic-Rafael Nadal.
Djokovic ha ganado en 2015 tres torneos del Grand Slam -Wimbledon, Abierto de Estados Unidos y de Australia-, que elevan a 10 su palmarés de grandes torneos, y fue además finalista en el cuarto, Roland Garros, el único hueso que se le resiste.
Además, se anotó seis torneos ATP 1000 y este Másters. Su temporada se resume en el balance de victorias/derrotas: 82 a 6.
La del domingo fue su decimoquinta final consecutiva. La última vez que no se clasificó para la última instancia de un torneo que disputó fue en enero de 2015, en Doha.
Los dos jugadores se habían medido ya en la fase de grupos, con una contundente victoria para Federer (7-5 y 6-2).
El inicio del partido estuvo marcado por los intercambios largos -18, 17 golpes- y la dificultad de los dos para mantener su servicio.
Djokovic golpeó primero y rompió el servicio del suizo en el tercer juego superando magníficamente una subida a la red. Luego mantuvo el suyo gracias a sus dos primeros servicios directos ("aces"), para abrir la primera brecha en el marcador, 3-1.
Federer pareció reaccionar propinando el primer juego en blanco del partido (3-2) y disfrutó en el siguiente de una ocasión para empatar, pero la desperdició con un revés que se fue fuera y Djokovic mantuvo las distancias (4-2).
Djokovic acabó anotándose el set 6-3 con una nueva ruptura de servicio gracias a un fallo en la volea del suizo.
El segundo empezó con un Federer más metido en el partido pero incapaz de arañar el servicio de Djokovic.
El serbio estuvo a punto de inclinar definitivamente el duelo en el octavo juego del segundo set, cuando dispuso de tres oportunidades para romper el servicio que no aprovechó.
Federer vendió cara su piel, y el último juego del partido fue espectacular, con un intercambio de 32 golpes que se llevó el suizo. Sin embargo, en una nueva muestra de su inconsistencia este domingo, el suizo entregó el partido con una doble falta.
Un Djokovic consistente, con alardes puntuales, bastó para vencer al tercero del mundo, un Federer que falló allí donde suele sobresalir, en el servicio y el revés.
"No pudo ser un mejor final. Ha sido una temporada larga, pero la mejor de mi vida", dijo el serbio al término del partido.
"Trato de disfrutar cada momento en la cancha después de haberlos soñado como niño", agregó.
"No es divertido estar en el lado perderdor, pero es mejor que no jugar en absoluto, como pasó el año pasado", dijo el suizo, recordando la lesión en la espalda que le impidió jugar la final de 2014.
"Jugué un gran tenis toda la semana y en la final, pero Novak merece el triunfo como ha ocurrido en muchas ocasiones este año", admitió Federer.
Era la segunda final consecutiva del Másters entre ambos jugadores. Federer, de 34 años, aspiraba a ampliar su récord de triunfos en este torneo con una séptima corona, y Djokovic, 28, a ser el primero en ganar cuatro consecutivos, cinco en total.
Teniendo en cuenta el millón de dólares por ganar la final y los premios por partido, Djokovic se embolsa 2 millones de dólares por su semana en Londres antes de irse de vacaciones hasta el primer torneo de 2016, el de Doha, en enero.
Además, el serbio iguala a 22 su serie de enfrentamientos con el suizo, el segundo duelo más repetido de la historia del tenis tras el Djokovic-Rafael Nadal.
Djokovic ha ganado en 2015 tres torneos del Grand Slam -Wimbledon, Abierto de Estados Unidos y de Australia-, que elevan a 10 su palmarés de grandes torneos, y fue además finalista en el cuarto, Roland Garros, el único hueso que se le resiste.
Además, se anotó seis torneos ATP 1000 y este Másters. Su temporada se resume en el balance de victorias/derrotas: 82 a 6.
La del domingo fue su decimoquinta final consecutiva. La última vez que no se clasificó para la última instancia de un torneo que disputó fue en enero de 2015, en Doha.
Los dos jugadores se habían medido ya en la fase de grupos, con una contundente victoria para Federer (7-5 y 6-2).
- Doble falta de Federer para acabar -
El inicio del partido estuvo marcado por los intercambios largos -18, 17 golpes- y la dificultad de los dos para mantener su servicio.
Djokovic golpeó primero y rompió el servicio del suizo en el tercer juego superando magníficamente una subida a la red. Luego mantuvo el suyo gracias a sus dos primeros servicios directos ("aces"), para abrir la primera brecha en el marcador, 3-1.
Federer pareció reaccionar propinando el primer juego en blanco del partido (3-2) y disfrutó en el siguiente de una ocasión para empatar, pero la desperdició con un revés que se fue fuera y Djokovic mantuvo las distancias (4-2).
Djokovic acabó anotándose el set 6-3 con una nueva ruptura de servicio gracias a un fallo en la volea del suizo.
El segundo empezó con un Federer más metido en el partido pero incapaz de arañar el servicio de Djokovic.
El serbio estuvo a punto de inclinar definitivamente el duelo en el octavo juego del segundo set, cuando dispuso de tres oportunidades para romper el servicio que no aprovechó.
Federer vendió cara su piel, y el último juego del partido fue espectacular, con un intercambio de 32 golpes que se llevó el suizo. Sin embargo, en una nueva muestra de su inconsistencia este domingo, el suizo entregó el partido con una doble falta.