La altanera exestrella televisiva y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, prometió poner siempre a "Estados Unidos en primer lugar" en su discurso inaugural, cuyo inicio coincidió con una llovizna.
Trump, que quiere deportar entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró en su discurso "dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses". Fue aplaudido a rabiar varias veces por miles de simpatizantes llegados de todo el país.
Antes y después de la investidura, centenares de manifestantes anti-Trump chocaron con la policía en el centro de Washington. Lanzaron proyectiles, rompieron vitrinas y fueron dispersados con gases lacrimógenos.
"Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndoselo a ustedes, la gente", dijo Trump, de 70 años, que fijó como prioridad "erradicar el terrorismo islámico radical".
Lamentó que Estados Unidos "enriquezca a industrias extranjeras" y "subsidie ejércitos extranjeros".
"Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (...) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos", sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
En un documento puesto en la página web de la Casa Blanca, el presidente Trump anunció que se retirará de la Alianza Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés, integrado por 12 países como Chile, México y Perú que cubren 40% de la economía mundial) y que fue firmado en febrero, pero aún no ha sido ratificado.
También amenazó con abandonar el acuerdo de libre comercio con México y Canadá (TLCAN). "Si nuestros socios se rehúsan a una renegociación que ofrezca a los estadounidenses un trato justo, entonces el Presidente comunicará la decisión de Estados Unidos de retirarse del TLCAN", sostiene el documento.
México observa al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud. Sus políticas ya le han costado millones en inversiones empresariales no materializadas y podrían arrastrar al país a una recesión en 2017.
El gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).
La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro frente a México y cobrárselo a los mexicanos, quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.
Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama y todo indica que será más agresivo con Venezuela.
Miles de manifestantes protestaron pacíficamente, pero también hubo choques violentos con la policía, constataron periodistas de la AFP.
Tras la investidura, entre 400 y 500 manifestantes lanzaron proyectiles contra la policía antidisturbios, que respondieron con gases lacrimógenos.
Poco antes, varias decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios, de un banco y de una limusina. "¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EEUU fascista!", coreaban.
"Hemos arrestado a unas 95 personas" por los delitos de "vandalismo y destrucción de propiedad", dijo un portavoz policial, Sean Conboy.
Dos policías resultaron heridos en los enfrentamientos, informó.
El nuevo presidente promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.
Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron al Capitolio para la ceremonia de investidura desde la Casa Blanca, en una limusina junto a Obama y su esposa Michelle.
Michelle vestía un elegante vestido largo rojo oscuro, mientras Melania optó por un vestido y una torera de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la exprimera dama Jackie Kennedy Onassis.
En las escalinatas del Congreso Trump prestó juramento sobre dos biblias sostenidas por Melania: una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.
Obama y tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, le observaron atentamente, así como su derrotada rival demócrata Hillary Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Tras el discurso de Trump, Obama, el primer presidente negro en la historia del país, dejó Washington luego de ocho años en la Casa Blanca, con destino a Palm Springs, California, donde pasará unas vacaciones familiares.
Trump, que quiere deportar entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró en su discurso "dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses". Fue aplaudido a rabiar varias veces por miles de simpatizantes llegados de todo el país.
Antes y después de la investidura, centenares de manifestantes anti-Trump chocaron con la policía en el centro de Washington. Lanzaron proyectiles, rompieron vitrinas y fueron dispersados con gases lacrimógenos.
- Poder a la gente -
"Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndoselo a ustedes, la gente", dijo Trump, de 70 años, que fijó como prioridad "erradicar el terrorismo islámico radical".
Lamentó que Estados Unidos "enriquezca a industrias extranjeras" y "subsidie ejércitos extranjeros".
"Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (...) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos", sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.
En un documento puesto en la página web de la Casa Blanca, el presidente Trump anunció que se retirará de la Alianza Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés, integrado por 12 países como Chile, México y Perú que cubren 40% de la economía mundial) y que fue firmado en febrero, pero aún no ha sido ratificado.
También amenazó con abandonar el acuerdo de libre comercio con México y Canadá (TLCAN). "Si nuestros socios se rehúsan a una renegociación que ofrezca a los estadounidenses un trato justo, entonces el Presidente comunicará la decisión de Estados Unidos de retirarse del TLCAN", sostiene el documento.
México observa al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud. Sus políticas ya le han costado millones en inversiones empresariales no materializadas y podrían arrastrar al país a una recesión en 2017.
El gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).
La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro frente a México y cobrárselo a los mexicanos, quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.
Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama y todo indica que será más agresivo con Venezuela.
- Protestas violentas -
Miles de manifestantes protestaron pacíficamente, pero también hubo choques violentos con la policía, constataron periodistas de la AFP.
Tras la investidura, entre 400 y 500 manifestantes lanzaron proyectiles contra la policía antidisturbios, que respondieron con gases lacrimógenos.
Poco antes, varias decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios, de un banco y de una limusina. "¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EEUU fascista!", coreaban.
"Hemos arrestado a unas 95 personas" por los delitos de "vandalismo y destrucción de propiedad", dijo un portavoz policial, Sean Conboy.
Dos policías resultaron heridos en los enfrentamientos, informó.
El nuevo presidente promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.
Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron al Capitolio para la ceremonia de investidura desde la Casa Blanca, en una limusina junto a Obama y su esposa Michelle.
Michelle vestía un elegante vestido largo rojo oscuro, mientras Melania optó por un vestido y una torera de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la exprimera dama Jackie Kennedy Onassis.
En las escalinatas del Congreso Trump prestó juramento sobre dos biblias sostenidas por Melania: una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.
Obama y tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, le observaron atentamente, así como su derrotada rival demócrata Hillary Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Tras el discurso de Trump, Obama, el primer presidente negro en la historia del país, dejó Washington luego de ocho años en la Casa Blanca, con destino a Palm Springs, California, donde pasará unas vacaciones familiares.