"Mi película es una denuncia de la sociedad chilena", resume sin ambages Pepa San Martín sobre "Rara", su ópera prima, una coproducción entre Chile y Argentina que ganó en febrero el premio del jurado internacional al mejor largometraje en la sección Generación Kplus de la Berlinale y se estrenará en ambos países latinoamericanos en junio.
El filme se inspira en un caso real, el de la jueza Karen Atala, que perdió la custodia de sus hijas por haber asumido públicamente su homosexualidad.
"En realidad hay varios casos como este en Chile -señaló San Martín en entrevista con la AFP- pero lo interesante de este caso es que se trata de una jueza, a la que se le vuelca su propio mundo en contra".
Sin embargo, en lugar de perderse en el embrollo legal, la directora prefirió centrar la trama en la vida cotidiana de esta familia homoparental y en la brutal ruptura de este núcleo por no responder a las normas que impone la sociedad a la que pertenece.
Para esta directora de 42 años, que se describe como una "hija de la dictadura", el cine chileno, después de pasar por una etapa en donde la ficción tomó fuerza, está haciendo nuevamente un cine político que vuelca una mirada crítica a la sociedad actual y es consciente de su entorno.
De hecho, señala San Martín, en el Festival de Berlín, tres de las cuatro cintas chilenas presentadas estaban inspiradas en casos reales.
Esto, estima la directora, "no es coincidencia". "Algo está pasando en Chile, la sociedad quiere cambios".
Y señala como ejemplo las masivas protestas estudiantiles de 2015 para exigir una educación mejor y la lucha por una ley de aborto, que esta semana dio un primer paso en este país donde la interrupción del embarazo no estaba hasta ahora permitida en ningún caso.
En la cinta "Vida sexual de las plantas", que también buscará el sábado la recompensa máxima del festival francés, el director chileno Sebastián Brahm plantea una reivindicación sobre la libertad de decidir de las mujeres.
La película, que se estrenará en Chile el 28 de abril, cuenta la historia de Bárbara, una mujer de unos treinta años, que debe tomar una serie de decisiones luego de sufrir su compañero, con el que quería tener un hijo, un infortunado accidente que lo cambia de forma definitiva.
El realizador, que firmó también el guión de este film, se propuso entender la mente de una mujer, en medio de emociones cruzadas, enfrentada a una presión muy real, en Chile "pero también en todo el mundo", sobre la maternidad.
"La presión sobre la maternidad es tal que incide en la vida de las mujeres, afectando a su grado de libertad y determinando las opciones que pueden tomar", señaló Brahm a la AFP.
De cierta manera, resume el director, la protagonista "es un héroe griego, en el sentido de que crea su infortunio y lleva la tragedia dentro".
Entre los doce largometrajes en competencia figura también la cinta "Aquí no ha pasado nada", de Alejando Fernández Almendras, lo que convierte a Chile en el país con más películas en liza en la sección largometrajes del festival de Toulouse.
Para Brahm, la fuerte presencia del cine chileno en festivales internacionales es el resultado de la acumulación de años de fomento. "El cine chileno se está profesionalizando, cada vez tenemos más visibilidad", explica.
Pero el problema - añade - sigue siendo la compleja relación entre el cine chileno y su público. "Hay una desconexión con las audiencias, el cine de arte y ensayo interesa poco al público en general", sostiene.
El filme se inspira en un caso real, el de la jueza Karen Atala, que perdió la custodia de sus hijas por haber asumido públicamente su homosexualidad.
"En realidad hay varios casos como este en Chile -señaló San Martín en entrevista con la AFP- pero lo interesante de este caso es que se trata de una jueza, a la que se le vuelca su propio mundo en contra".
Sin embargo, en lugar de perderse en el embrollo legal, la directora prefirió centrar la trama en la vida cotidiana de esta familia homoparental y en la brutal ruptura de este núcleo por no responder a las normas que impone la sociedad a la que pertenece.
Para esta directora de 42 años, que se describe como una "hija de la dictadura", el cine chileno, después de pasar por una etapa en donde la ficción tomó fuerza, está haciendo nuevamente un cine político que vuelca una mirada crítica a la sociedad actual y es consciente de su entorno.
De hecho, señala San Martín, en el Festival de Berlín, tres de las cuatro cintas chilenas presentadas estaban inspiradas en casos reales.
Esto, estima la directora, "no es coincidencia". "Algo está pasando en Chile, la sociedad quiere cambios".
Y señala como ejemplo las masivas protestas estudiantiles de 2015 para exigir una educación mejor y la lucha por una ley de aborto, que esta semana dio un primer paso en este país donde la interrupción del embarazo no estaba hasta ahora permitida en ningún caso.
- Una visión sobre la libertad -
En la cinta "Vida sexual de las plantas", que también buscará el sábado la recompensa máxima del festival francés, el director chileno Sebastián Brahm plantea una reivindicación sobre la libertad de decidir de las mujeres.
La película, que se estrenará en Chile el 28 de abril, cuenta la historia de Bárbara, una mujer de unos treinta años, que debe tomar una serie de decisiones luego de sufrir su compañero, con el que quería tener un hijo, un infortunado accidente que lo cambia de forma definitiva.
El realizador, que firmó también el guión de este film, se propuso entender la mente de una mujer, en medio de emociones cruzadas, enfrentada a una presión muy real, en Chile "pero también en todo el mundo", sobre la maternidad.
"La presión sobre la maternidad es tal que incide en la vida de las mujeres, afectando a su grado de libertad y determinando las opciones que pueden tomar", señaló Brahm a la AFP.
De cierta manera, resume el director, la protagonista "es un héroe griego, en el sentido de que crea su infortunio y lleva la tragedia dentro".
Entre los doce largometrajes en competencia figura también la cinta "Aquí no ha pasado nada", de Alejando Fernández Almendras, lo que convierte a Chile en el país con más películas en liza en la sección largometrajes del festival de Toulouse.
Para Brahm, la fuerte presencia del cine chileno en festivales internacionales es el resultado de la acumulación de años de fomento. "El cine chileno se está profesionalizando, cada vez tenemos más visibilidad", explica.
Pero el problema - añade - sigue siendo la compleja relación entre el cine chileno y su público. "Hay una desconexión con las audiencias, el cine de arte y ensayo interesa poco al público en general", sostiene.