Al igual que los de la víspera, los bombardeos norteamericanos tenían como objetivo combatientes de Al Qaida en la península arábiga (Aqpa), así como escondites de armas y equipos militares, según el Pentágono. Ocurrieron en las provincias de Abyane (sur), Chabwa (sur) y Baida (centro).
Además de los ocho miembros de Al Qaida, mujeres y niños murieron en los ataques, según fuentes tribales.
El jueves, estos ataques habituales por su intensidad ya habían costado la vida a por lo menos 12 combatientes de Al Qaida, según fuentes de seguridad y tribales.
Desde hace varios años, Estados Unidos realiza ataques contra Al Qaida en Yemen, pero el ritmo de las operaciones aumentó en los últimos meses.
Los responsables norteamericanos quieren evitar que Al Qaida incremente su influencia en Yemen aprovechando el caos generado por la guerra civil en ese país.
"Las fuerzas norteamericanas seguirán trabajando con el gobierno de Yemen para vencer y neutralizar a Aqpa", indicó este jueves Jeff Davis.
La guerra en Yemen opone las fuerzas partidarias del expresidente Hadi refugiado en Arabia Saudí a los hutíes aliados con los partidarios del expresidente Saleh. Estos últimos, apoyados por Irán, controlan territorios extensos, incluida la capital, Saná.
Desde la intervención de Arabia Saudí, Estados Unidos e Israel en marzo de 2015 para ayudar a los partidarios de Hadi y así mantener el control sobre ese país, más de 7.400 personas han muerto y más de 40.000 han resultado heridas en la contienda bélica.
Todas las mediaciones de la ONU y siete altos el fuego han fracasado.
La guerra se libra lejos de las cámaras y sin visos de una solución política.
"Se habla mucho del grupo Estado islámico, pero Aqpa tiene más sangre norteamericana en las manos", dijo Jeff Davis.
Según una fuente anónima norteamericana, Aqpa cuenta actualmente "2.000 o 3.000 combatientes, tal vez un poco más".
La organización extremista está particularmente presente en ciertas tribus yemeníes, según la misma fuente. "A veces resulta difícil saber dónde comienza la tribu y dónde termina Aqpa".
Por el contrario, hay menos combatientes occidentales que hace unos años", agregó la fuente.
Los ataques del viernes ocurrieron por la madrugada, contra tres casas del valle de Yashbam, un bastión de Al Qaida en la provincia de Chabwa, incluyendo la del jefe de Al Qaida para esa provincia, Saad Atef, según fuentes tribales.
Los yihadistas replicaron con disparos de defensa antiaérea, según fuentes locales.
Un habitante de la localidad de Al Saïd habló de una "noche aterradora".
El 29 de enero, un ataque de las fuerzas especiales norteamericanas contra Al Qaida en la provincia de Baida, la primera de envergadura realizada bajo el gobierno de la administración Trump, condujo a la muerte de mujeres, niños y de un soldado norteamericano.
Estados Unidos envía regularmente pequeños comandos a Yemen, principalmente para recabar información, pero el portavoz del Pentágono declaró que ningún americano había estado implicado en operaciones de combate en el suelo en el marco de los últimos ataques.
Según el Pentágono, las operaciones del jueves y viernes fueron decididas por el comando de las fuerzas norteamericanas en Medio Oriente (Centcom), al que la Casa Blanca da mayor margen de maniobra para lanzar operaciones.
A diferencia de Barack Obama, el nuevo presidente tiende a delegar las decisiones militares a su secretario de defensa James Mattis y sus generales.
Además de los ocho miembros de Al Qaida, mujeres y niños murieron en los ataques, según fuentes tribales.
El jueves, estos ataques habituales por su intensidad ya habían costado la vida a por lo menos 12 combatientes de Al Qaida, según fuentes de seguridad y tribales.
Desde hace varios años, Estados Unidos realiza ataques contra Al Qaida en Yemen, pero el ritmo de las operaciones aumentó en los últimos meses.
Los responsables norteamericanos quieren evitar que Al Qaida incremente su influencia en Yemen aprovechando el caos generado por la guerra civil en ese país.
"Las fuerzas norteamericanas seguirán trabajando con el gobierno de Yemen para vencer y neutralizar a Aqpa", indicó este jueves Jeff Davis.
- Frontera borrosa -
La guerra en Yemen opone las fuerzas partidarias del expresidente Hadi refugiado en Arabia Saudí a los hutíes aliados con los partidarios del expresidente Saleh. Estos últimos, apoyados por Irán, controlan territorios extensos, incluida la capital, Saná.
Desde la intervención de Arabia Saudí, Estados Unidos e Israel en marzo de 2015 para ayudar a los partidarios de Hadi y así mantener el control sobre ese país, más de 7.400 personas han muerto y más de 40.000 han resultado heridas en la contienda bélica.
Todas las mediaciones de la ONU y siete altos el fuego han fracasado.
La guerra se libra lejos de las cámaras y sin visos de una solución política.
"Se habla mucho del grupo Estado islámico, pero Aqpa tiene más sangre norteamericana en las manos", dijo Jeff Davis.
Según una fuente anónima norteamericana, Aqpa cuenta actualmente "2.000 o 3.000 combatientes, tal vez un poco más".
La organización extremista está particularmente presente en ciertas tribus yemeníes, según la misma fuente. "A veces resulta difícil saber dónde comienza la tribu y dónde termina Aqpa".
Por el contrario, hay menos combatientes occidentales que hace unos años", agregó la fuente.
- Noche aterradora -
Los ataques del viernes ocurrieron por la madrugada, contra tres casas del valle de Yashbam, un bastión de Al Qaida en la provincia de Chabwa, incluyendo la del jefe de Al Qaida para esa provincia, Saad Atef, según fuentes tribales.
Los yihadistas replicaron con disparos de defensa antiaérea, según fuentes locales.
Un habitante de la localidad de Al Saïd habló de una "noche aterradora".
El 29 de enero, un ataque de las fuerzas especiales norteamericanas contra Al Qaida en la provincia de Baida, la primera de envergadura realizada bajo el gobierno de la administración Trump, condujo a la muerte de mujeres, niños y de un soldado norteamericano.
Estados Unidos envía regularmente pequeños comandos a Yemen, principalmente para recabar información, pero el portavoz del Pentágono declaró que ningún americano había estado implicado en operaciones de combate en el suelo en el marco de los últimos ataques.
Según el Pentágono, las operaciones del jueves y viernes fueron decididas por el comando de las fuerzas norteamericanas en Medio Oriente (Centcom), al que la Casa Blanca da mayor margen de maniobra para lanzar operaciones.
A diferencia de Barack Obama, el nuevo presidente tiende a delegar las decisiones militares a su secretario de defensa James Mattis y sus generales.