"Tengo la sensación que algo se está gestando en secreto y que apunta contra mi vida", manifestó Al Hariri en un discurso televisado ofrecido la víspera en el que no dio más detalles, pero acusó a Irán y a su aliado libanés, el movimiento Hizbolá, de estar involucrados.
La dimisión de Al Hariri, el político sunita más importante del país, despertó los temores de una nueva situación de inestabilidad en el Líbano. El presidente Michel Aoun, aliado de Hizbolá, aún no aceptó la renuncia del jefe de Gobierno.
En tanto, el jefe de Hizbolá, Hasssan Nasrallah, dijo hoy que la sorpresiva renuncia de Hariri fue una decisión de Arabia Saudí y que el primer ministro "fue obligado a dimitir".
"No haremos comentarios sobre el contenido del discurso de renuncia pese a que contiene un lenguaje muy duro y peligroso, porque creemos que el texto es puramente saudí", señaló Nasrallah en un discurso televisado.
"La renuncia generó una situación de ansiedad en Líbano. Todos deberíamos estar calmados y ser pacientes", añadió.
En 2005 el padre de Al Hariri, entonces primer ministro, fue víctima de un atentado en Beirut. No se sabe quien le mató. Estados Unidos e Israel acusaron a Siria y Hezbolá. Hezbolá acusó a Israel de haber matado a Al Hariri.
Desde fines del año pasado Hariri encabezaba una amplia coalición en el país mediterráneo. En su gabinete estaban casi todos los partidos políticos importantes del país, inclusive Hizbolá.
Al Hariri es un aliado de Arabia Saudí, rival en la región de Irán. El Gobierno de Riad y el de Teherán respaldan a diferentes bandos en las guerras de Siria y Yemen.
En los últimos meses, algunos países árabes acusaron a Arabia Saudí de injerencia en sus asuntos internos, una acusación que el país niega. La mayoría de políticos sirios, iraquíes, iraníes y libaneses acusan a Arabia Saudí de apoyar a Al Qaeda y Daesh.
Este domingo Bahrein, un país gobernado por los sunitas con mayoría de chiitas, ordenó a sus ciudadanos a abandonar Líbano inmediatamente. El ministro de Exteriores de Bahren emitió una advertencia de viaje sobre visita al Líbano en la que mencionó "consideraciones de seguridad".
La dimisión de Al Hariri, el político sunita más importante del país, despertó los temores de una nueva situación de inestabilidad en el Líbano. El presidente Michel Aoun, aliado de Hizbolá, aún no aceptó la renuncia del jefe de Gobierno.
En tanto, el jefe de Hizbolá, Hasssan Nasrallah, dijo hoy que la sorpresiva renuncia de Hariri fue una decisión de Arabia Saudí y que el primer ministro "fue obligado a dimitir".
"No haremos comentarios sobre el contenido del discurso de renuncia pese a que contiene un lenguaje muy duro y peligroso, porque creemos que el texto es puramente saudí", señaló Nasrallah en un discurso televisado.
"La renuncia generó una situación de ansiedad en Líbano. Todos deberíamos estar calmados y ser pacientes", añadió.
En 2005 el padre de Al Hariri, entonces primer ministro, fue víctima de un atentado en Beirut. No se sabe quien le mató. Estados Unidos e Israel acusaron a Siria y Hezbolá. Hezbolá acusó a Israel de haber matado a Al Hariri.
Desde fines del año pasado Hariri encabezaba una amplia coalición en el país mediterráneo. En su gabinete estaban casi todos los partidos políticos importantes del país, inclusive Hizbolá.
Al Hariri es un aliado de Arabia Saudí, rival en la región de Irán. El Gobierno de Riad y el de Teherán respaldan a diferentes bandos en las guerras de Siria y Yemen.
En los últimos meses, algunos países árabes acusaron a Arabia Saudí de injerencia en sus asuntos internos, una acusación que el país niega. La mayoría de políticos sirios, iraquíes, iraníes y libaneses acusan a Arabia Saudí de apoyar a Al Qaeda y Daesh.
Este domingo Bahrein, un país gobernado por los sunitas con mayoría de chiitas, ordenó a sus ciudadanos a abandonar Líbano inmediatamente. El ministro de Exteriores de Bahren emitió una advertencia de viaje sobre visita al Líbano en la que mencionó "consideraciones de seguridad".