Iraquíes cruzando un puente destruido por los milicianos de Daesh en uno de los barrios de la parte este de Mosul
El anuncio el miércoles de que la orilla izquierda del río Tigris, que divide la ciudad, había sido arrebatada al grupo Estado Islámico (EI) fue todo un hito en una ofensiva iniciada hace tras meses pero que podría prolongarse todavía varios más.
Un día después, las fuerzas iraquíes seguían luchando en la zona oriental para expulsar a los combatientes del EI de dos puntos clave del norte: un gran hotel y un complejo presidencial.
Por la mañana estallaron enfrentamientos "con francotiradores y hombres con ametralladoras, pero la aviación de la coalición (internacional bajo mando estadounidense) les puso fin y nuestras unidades van a poder acabar la operación de limpieza", precisó a la AFP el general Abdulghani al Asadi, alto responsable de las unidades de élite antiterroristas (CTS) iraquíes.
El mando de operaciones conjunto que coordina la lucha contra el EI informó por su parte de que el ejército entró este jueves en la localidad de Talkif, situada justo al norte de Mosul, que había sido asediada por las fuerzas iraquíes durante semanas.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, había prometido inicialmente que Mosul caería a finales del año 2016. Sin embargo, a finales de diciembre hizo alusión a un plazo adicional de "tres meses".
Decenas de miles de militares iraquíes y kurdos iraquíes habían lanzado el 17 de octubre una operación de gran envergadura para arrebatar al EI su último gran bastión en Irak, con el apoyo de la coalición internacional antiyihadista encabezada por Washington.
El grupo yihadista, responsable de numerosas atrocidades en los territorios que controla en Siria e Irak, se había apoderado de Mosul en junio de 2014, gracias a una gran ofensiva en el norte y el oeste de Irak, donde autoproclamó un "califato".
Los yihadistas del EI están mejor implantados en la zona oeste de Mosul, en la orilla derecha del Tigris, donde se encuentra la ciudad vieja, un entramado de callejuelas intransitables para los vehículos militares.
Pero a las tropas de élite les costó también hacerse con el control de la zona este, donde sólo lograron imponerse en los últimos días tras el refuerzo de la coordinación y el incremento del apoyo aéreo de la coalición liderada por Estados Unidos.
Sin embargo, lo más duro está por llegar, vaticinan los analistas militares, previendo duros combates en la parte oeste, menor pero más densamente poblada, donde hay todavía cientos de miles de civiles.
"La coalición y las fuerzas iraquíes deben prever que la toma de la parte occidental de Mosul será la campaña más dura en la ciudad", afirma Patrick Martin, analista del Instituto de Estudios Militares.
"El EI y los grupos insurgentes sunitas han tenido un apoyo histórico en las zonas del oeste de Mosul", subraya, advirtiendo que las fuerzas gubernamentales podrían chocar con más resistencia de la población de la que encontraron en la parte este.
Por su parte, el coronel John Dorrian, portavoz de la coalición encabezada por Estados Unidos, reconoce que la lucha será ardua pero defiende que los yihadistas también se han visto gravemente debilitados desde octubre.
"Han perdido a muchos combatientes, muchos recursos, un alto número de artefactos explosivos y una gran cantidad de armas durante la primera mitad de esta campaña", afirma.
"A todos los efectos, la ciudad está rodeada por lo que no podrán reabastecerse o reforzarse", agrega.
Un día después, las fuerzas iraquíes seguían luchando en la zona oriental para expulsar a los combatientes del EI de dos puntos clave del norte: un gran hotel y un complejo presidencial.
Por la mañana estallaron enfrentamientos "con francotiradores y hombres con ametralladoras, pero la aviación de la coalición (internacional bajo mando estadounidense) les puso fin y nuestras unidades van a poder acabar la operación de limpieza", precisó a la AFP el general Abdulghani al Asadi, alto responsable de las unidades de élite antiterroristas (CTS) iraquíes.
El mando de operaciones conjunto que coordina la lucha contra el EI informó por su parte de que el ejército entró este jueves en la localidad de Talkif, situada justo al norte de Mosul, que había sido asediada por las fuerzas iraquíes durante semanas.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, había prometido inicialmente que Mosul caería a finales del año 2016. Sin embargo, a finales de diciembre hizo alusión a un plazo adicional de "tres meses".
Decenas de miles de militares iraquíes y kurdos iraquíes habían lanzado el 17 de octubre una operación de gran envergadura para arrebatar al EI su último gran bastión en Irak, con el apoyo de la coalición internacional antiyihadista encabezada por Washington.
El grupo yihadista, responsable de numerosas atrocidades en los territorios que controla en Siria e Irak, se había apoderado de Mosul en junio de 2014, gracias a una gran ofensiva en el norte y el oeste de Irak, donde autoproclamó un "califato".
- El terreno más duro -
Los yihadistas del EI están mejor implantados en la zona oeste de Mosul, en la orilla derecha del Tigris, donde se encuentra la ciudad vieja, un entramado de callejuelas intransitables para los vehículos militares.
Pero a las tropas de élite les costó también hacerse con el control de la zona este, donde sólo lograron imponerse en los últimos días tras el refuerzo de la coordinación y el incremento del apoyo aéreo de la coalición liderada por Estados Unidos.
Sin embargo, lo más duro está por llegar, vaticinan los analistas militares, previendo duros combates en la parte oeste, menor pero más densamente poblada, donde hay todavía cientos de miles de civiles.
"La coalición y las fuerzas iraquíes deben prever que la toma de la parte occidental de Mosul será la campaña más dura en la ciudad", afirma Patrick Martin, analista del Instituto de Estudios Militares.
"El EI y los grupos insurgentes sunitas han tenido un apoyo histórico en las zonas del oeste de Mosul", subraya, advirtiendo que las fuerzas gubernamentales podrían chocar con más resistencia de la población de la que encontraron en la parte este.
Por su parte, el coronel John Dorrian, portavoz de la coalición encabezada por Estados Unidos, reconoce que la lucha será ardua pero defiende que los yihadistas también se han visto gravemente debilitados desde octubre.
"Han perdido a muchos combatientes, muchos recursos, un alto número de artefactos explosivos y una gran cantidad de armas durante la primera mitad de esta campaña", afirma.
"A todos los efectos, la ciudad está rodeada por lo que no podrán reabastecerse o reforzarse", agrega.