Sin equivalente en las relaciones internacionales, el Tratado Antártico se basa en grandes principios: la no militarización y la no nuclearización del continente, libertad de investigación científica, protección del medio ambiente y suspensión de toda reivindicación territorial.
El documento prohíbe especialmente la movilización y los tests con armas de todo tipo, inclusive las nucleares, así como cualquier medida de carácter militar. Además de eso, bloquea cualquier reivindicación territorial en el continente blanco.
Para reforzar la cooperación internacional en las investigaciones científicas, el Tratado prevé el intercambio de informaciones relativas a los programas científicos, de personal entre las expediciones y las estaciones de la región y de los resultados científicos alcanzados.
También prevé la realización de inspecciones que permitan verificar el cumplimiento de las disposiciones del Tratado.
Firmado originalmente por 12 países -Sudáfrica, Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Japón, Noruega, Nueva Zelandia, Reino Unido y la Unión Soviética (y luego por Rusia)-, el documento entró en vigor el 23 de junio de 1961. Actualmente, tiene 50 Estados miembro. El gobierno estadounidense es el depositario del Tratado.
En 1991, un protocolo de protección ambiental vinculado al Tratado fue firmado en Madrid. El Protocolo de Madrid, en vigor desde 1998, prohíbe la minería y la explotación de petróleo en la Antártida durante 50 años.
Varios textos anexos prevén la protección de la flora y la fauna, el control del turismo, la prevención de la contaminación marina y la eliminación de la basura. El acuerdo también prohíbe las actividades que representen un riesgo para la vida silvestre, como la utilización de pesticidas y la presencia de perros.
El Protocolo de Madrid dio a la Antártida el estatuto de "Reserva Natural Internacional dedicada a la Ciencia y a la Paz".
Brasil adhirió al Tratado en 1975 y desde 1982 desarrolla actividades científicas en la Antártida, un requisito para los países miembros firmantes del documento.
Cada año, los países miembros celebran reuniones consultivas sobre el Tratado, las denominadas "ATCM", en las que se discuten las directrices de los programas relacionados con las actividades antárticas. Brasil será la sede de la próxima, que se realizará en mayo.