La clave del acuerdo para reducir entre 32,5 y 33 millones de barriles al día (mbd) la producción actual —frente a los 33,47 mbd de agosto, según la cifra de la Agencia Internacional de Energía (AIE)— fue la posición de Irán y Arabia Saudí.
"Los dos países habrían dejado de lado sus diferencias ante la presión que los bajos precios del crudo ejercen en los países del cártel", afirma John Plassard, director de investigación de Mirabaud Securities.
Hasta ahora Irán, que desde el año pasado volvió a exportar crudo tras el fin de las sanciones internacionales, no quería congelar su producción.
Por su parte, Arabia Saudí, determinante dentro de la OPEP, un cártel de 14 países que concentra el 40% de la producción mundial de crudo, tampoco quería ceder cuotas de mercado a su rival regional.
El acuerdo entre ambos abrió la vía al pacto aunque, según Morgan Stanley, el freno de la producción de crudo saudí era inevitable tarde o temprano. "La producción saudí disminuye cada año en esta época y la reducción propuesta es solo un poco superior a la que se observó en 2015", indican sus analistas.
Queda también por saber cuál será el efecto del pacto en los mercados. Tras el anuncio, el miércoles por la noche, los precios se dispararon, pero el alza volvió a moderarse horas después a la espera de detalles.
Los mercados miran ahora a la reunión de la OPEP del 30 de noviembre en Viena, para saber cómo se concretará el pacto.
Además queda por saber si los otros grandes productores, como Rusia, Estados Unidos o Canadá, seguirán la misma vía.
Incluso dentro de la OPEP hay tensiones sobre cuánto tendrá que congelar cada uno su producción.
"Al terminar la reunión, el ministro iraquí del petróleo protestó contra las estimaciones de producción de la OPEP, un primer signo de que hay tensiones para saber quién y cuánto cortará su producción", indican los analistas de Barclays.
Frente a estas incógnitas, los analistas dudan en pronunciarse sobre su impacto sobre la economía global.
Si el acuerdo se cumple, la producción seguirá siendo muy elevada. "El anunciado tope de producción de 32,5 mbd es sólo 1,2 millones de mbd menos que los récords de producción de agosto de 2016", recuerda John Plassard.
Y Morgan Stanley apunta que esta reducción no permitirá recuperar el equilibrio entre oferta y demanda hasta principios de 2017.
"La caída de precios que empezó en 2014 ha sido beneficiosa para el consumidor (...) pero podría haber problemas si los precios suben de golpe", advierte Jeremy Cook, economista en Worldfirst.
Según él, el aumento del precio podría provocar un aumento de la inflación pero no de la manera que quieren los bancos centrales, que intentan desesperadamente luchar contra la deflación.
"Los bancos centrales quieren que la inflación suba por el aumento de los salarios y no por el precio de las materias primas", indicó.
"Los dos países habrían dejado de lado sus diferencias ante la presión que los bajos precios del crudo ejercen en los países del cártel", afirma John Plassard, director de investigación de Mirabaud Securities.
Hasta ahora Irán, que desde el año pasado volvió a exportar crudo tras el fin de las sanciones internacionales, no quería congelar su producción.
Por su parte, Arabia Saudí, determinante dentro de la OPEP, un cártel de 14 países que concentra el 40% de la producción mundial de crudo, tampoco quería ceder cuotas de mercado a su rival regional.
El acuerdo entre ambos abrió la vía al pacto aunque, según Morgan Stanley, el freno de la producción de crudo saudí era inevitable tarde o temprano. "La producción saudí disminuye cada año en esta época y la reducción propuesta es solo un poco superior a la que se observó en 2015", indican sus analistas.
- Mercados expectantes -
Queda también por saber cuál será el efecto del pacto en los mercados. Tras el anuncio, el miércoles por la noche, los precios se dispararon, pero el alza volvió a moderarse horas después a la espera de detalles.
Los mercados miran ahora a la reunión de la OPEP del 30 de noviembre en Viena, para saber cómo se concretará el pacto.
Además queda por saber si los otros grandes productores, como Rusia, Estados Unidos o Canadá, seguirán la misma vía.
Incluso dentro de la OPEP hay tensiones sobre cuánto tendrá que congelar cada uno su producción.
"Al terminar la reunión, el ministro iraquí del petróleo protestó contra las estimaciones de producción de la OPEP, un primer signo de que hay tensiones para saber quién y cuánto cortará su producción", indican los analistas de Barclays.
Frente a estas incógnitas, los analistas dudan en pronunciarse sobre su impacto sobre la economía global.
Si el acuerdo se cumple, la producción seguirá siendo muy elevada. "El anunciado tope de producción de 32,5 mbd es sólo 1,2 millones de mbd menos que los récords de producción de agosto de 2016", recuerda John Plassard.
Y Morgan Stanley apunta que esta reducción no permitirá recuperar el equilibrio entre oferta y demanda hasta principios de 2017.
"La caída de precios que empezó en 2014 ha sido beneficiosa para el consumidor (...) pero podría haber problemas si los precios suben de golpe", advierte Jeremy Cook, economista en Worldfirst.
Según él, el aumento del precio podría provocar un aumento de la inflación pero no de la manera que quieren los bancos centrales, que intentan desesperadamente luchar contra la deflación.
"Los bancos centrales quieren que la inflación suba por el aumento de los salarios y no por el precio de las materias primas", indicó.