El evento, que embrujó con su magia y luces al público que bailó por las calles miraflorinas, arrancó a las 19H00 del sábado con coros de niños, grupos tocando tambores en el puente Villena, cubierto de flores, y culminó con cantos, bailes y algunas lágrimas de turistas a las 05H00 del domingo.
"Hoy no dormimos", exclamó una turista argentina que presenciaba el concierto en el Parque Kennedy, principal lugar del distrito.
"La Noche en Blanco, es una propuesta estética, de luz y sonido que busca capturar importantes espacios urbanos para la población como un medio de masificar la cultura", sostuvo el alcalde Jorge Muñoz.
Entre los trabajos presentados en la madrugada llamó la atención la del inglés Laurent Louyer, con sus "Árboles respirando", que usando dos árboles del parque aplicó su técnica de dispositivos LED, que emiten luces cambiando de colores hasta parecerse a ramas y follaje.
Cuando están sincronizados las luces y sonidos, los árboles parecen respirar.
Por tercera vez en la historia cultural de Perú se desarrolla la Noche en Blanco. La Primera, se realizó en el 2008 en Miraflores y coincidió con la V Cumbre entre América Latina y la Unión Europea (ALC-UE). La segunda en 2010 en el Centro de Lima, y ahora nuevamente en Miraflores.
La idea de abrir las galerías de madrugada y de sacar el arte y la cultura a las calle invitando a cientos de artistas a producir espectáculos surgió en Paris. Luego se sumarían Madrid, Málaga, Bruselas, Roma. Lima es la única ciudad fuera de Europa donde se realiza este evento, según los organizadores.
El puente construido para la ocasión en el Parque Kennedy, fue lo más requerido por el público que hizo largas filas para estar "en lo más alto" del lugar y tener contacto con la belleza de los enormes y verdes árboles.
Desde ese lugar, unos artistas audiovisuales reflejaban con potentes faroles obras de artistas nacionales y extranjeros, paisajes y imágenes de defensa de la ecología.
Por otro lado, medio centenar de personas vestidas de verde, cargando en su espalda plantas y flores simuló un bosque humano recorriendo la ciudad.
"Es una protesta contra la proliferación de edificios que está desplazando a las antiguas casonas de bellos jardines. El distrito es verde y no lo pueden convertir en cemento", dijo Manuel Ugaz, uno de los participantes.
Otro grupo se posesionó de la Bajada Balta, una alameda de pistas de adoquines de piedras, a su lado árboles y bancas de madera, que a base de luces daban diversos colores y luego recitaron poesías de acuerdo al color que presentaban.
En el asfalto de la avenida Larco, la principal de Miraflores, se exhibieron unos cien lienzos de artistas contemporáneos, ecologistas, clásicos y otros.
Un enorme ojo flotante de plástico se levantó en el puente Villena, cerca al parque de Amor.
Michelangelo Lupone, investigador italiano, ofreció un concierto en el centro cultural Ccori Wasi con instrumento electroacústico de percusión de su creación llamado "la gran caja", construido de madera y hierro.
"Su sonido es similar al del violonchelo, pero también produce melodías que por primera vez se escuchan", manifestó el músico italiano.
En la madrugada comenzó un largo y pintoresco pasacalle, y al terminar se inició el concierto de rock, acompañado de un festival gastronómico en restaurantes.
Los centros comerciales y de comida permanecieron abiertos hasta el amanecer, siempre llenos de público.
"Hoy no dormimos", exclamó una turista argentina que presenciaba el concierto en el Parque Kennedy, principal lugar del distrito.
"La Noche en Blanco, es una propuesta estética, de luz y sonido que busca capturar importantes espacios urbanos para la población como un medio de masificar la cultura", sostuvo el alcalde Jorge Muñoz.
Entre los trabajos presentados en la madrugada llamó la atención la del inglés Laurent Louyer, con sus "Árboles respirando", que usando dos árboles del parque aplicó su técnica de dispositivos LED, que emiten luces cambiando de colores hasta parecerse a ramas y follaje.
Cuando están sincronizados las luces y sonidos, los árboles parecen respirar.
Por tercera vez en la historia cultural de Perú se desarrolla la Noche en Blanco. La Primera, se realizó en el 2008 en Miraflores y coincidió con la V Cumbre entre América Latina y la Unión Europea (ALC-UE). La segunda en 2010 en el Centro de Lima, y ahora nuevamente en Miraflores.
La idea de abrir las galerías de madrugada y de sacar el arte y la cultura a las calle invitando a cientos de artistas a producir espectáculos surgió en Paris. Luego se sumarían Madrid, Málaga, Bruselas, Roma. Lima es la única ciudad fuera de Europa donde se realiza este evento, según los organizadores.
El puente construido para la ocasión en el Parque Kennedy, fue lo más requerido por el público que hizo largas filas para estar "en lo más alto" del lugar y tener contacto con la belleza de los enormes y verdes árboles.
Desde ese lugar, unos artistas audiovisuales reflejaban con potentes faroles obras de artistas nacionales y extranjeros, paisajes y imágenes de defensa de la ecología.
Por otro lado, medio centenar de personas vestidas de verde, cargando en su espalda plantas y flores simuló un bosque humano recorriendo la ciudad.
"Es una protesta contra la proliferación de edificios que está desplazando a las antiguas casonas de bellos jardines. El distrito es verde y no lo pueden convertir en cemento", dijo Manuel Ugaz, uno de los participantes.
Otro grupo se posesionó de la Bajada Balta, una alameda de pistas de adoquines de piedras, a su lado árboles y bancas de madera, que a base de luces daban diversos colores y luego recitaron poesías de acuerdo al color que presentaban.
En el asfalto de la avenida Larco, la principal de Miraflores, se exhibieron unos cien lienzos de artistas contemporáneos, ecologistas, clásicos y otros.
Un enorme ojo flotante de plástico se levantó en el puente Villena, cerca al parque de Amor.
Michelangelo Lupone, investigador italiano, ofreció un concierto en el centro cultural Ccori Wasi con instrumento electroacústico de percusión de su creación llamado "la gran caja", construido de madera y hierro.
"Su sonido es similar al del violonchelo, pero también produce melodías que por primera vez se escuchan", manifestó el músico italiano.
En la madrugada comenzó un largo y pintoresco pasacalle, y al terminar se inició el concierto de rock, acompañado de un festival gastronómico en restaurantes.
Los centros comerciales y de comida permanecieron abiertos hasta el amanecer, siempre llenos de público.