El cine español se atreve con el 11-M


SAN SEBASTIÁN. - Enrique Urbizu construye el thriller 'No habrá paz para los malvados' alrededor de los atentados, que compite por la Concha junto a 'Los pasos dobles', de Lacuesta, y 'La voz dormida', de Zambrano. Santos Trinidad abrirá a tiros la sección oficial a competición de la 59 edición del Festival de San Sebastián, poco después de que Intruders, de Juan Carlos Fresnadillo,inaugure el certamen esta misma noche.



Imagen del film No habrá paz para los malvados.
Imagen del film No habrá paz para los malvados.
Botas picudas, pistola, melena canosa y grasa. El personaje encarnado por José Coronado, un policía derrotado, de dudoso pasado y peores formas, hurgará en el vertedero humano de una España, donde la ineficiencia policial es acicate del crimen organizado y del terrorismo. No habrá paz para los malvados es el regreso después de ocho años de Enrique Urbizu, uno de los directores más eficientes en el territorio del thriller en nuestro país. Se trata de un policiaco de estructura inteligente y estética maloliente, y de un homenaje al pulp y al western emplazado en las calles de Madrid. Pero hay un detalle que lo cambia todo: No habrá paz para los malvados es también la primera gran película sobre el 11-M. No esperen nada que se parezca al sumario judicial rodado, porque nada termina siendo cómo fue aquellos días de marzo de 2004. Urbizu toma los mimbres de la realidad para construir una ficción que entrega al espectador un paisaje desolador de inseguridad total. "Hace años que veníamos dándole vueltas a la idea. La película nace de las ganas de volver a hacer thriller en primer lugar, y luego de una pregunta: ¿qué ocurre para que los 11-M y los 11-S sean posibles?", afirma Urbizu en entrevista con Público. "La película pretende examinar las grietas que permitieron que algo así sucediera", profundiza. Ahora bien, el cineasta aclara que esto no es un filme con la etiqueta de "basado en hechos reales". "Sería imposible hacer un thriller basado estrictamente en hechos reales", opina. "Esta película es una metáfora", apunta.

Dos mundos opuestos

No habrá paz para los malvados título extraído de una cita del profeta Isaías plantea dos investigaciones en paralelo, pero lastradas por diferentes ritmos y modelos. Por un lado, la jueza Chacón (Helena Miguel), una recién llegada, de maneras pulcras, que empieza a darse de bruces con cuerpos policiales que se ocultan pruebas, que se mienten y se tapan entre sí. Por otro, Santos Trinidad, un policía repudiado, con un pasado turbio, que hace las cosas en solitario, como un cazador al margen de la ley. "Son dos personajes opuestos, pero la película sugiere que quizás deberían haber trabajado juntos", explica Urbizu.
Para el director vasco, su película es una mezcla de géneros que apunta al western desde sus primeras imágenes, pero donde también hay mucho de género negro y policíaco, que Urbizu consume con voracidad. "Soy un apasionado de la novela negra, y Santos Trinidad es un compendio de muchos de los personajes clásicos de esta literatura", dice el director.
Urbizu no es el único director español que compite por la Concha de Oro. De manera muy distinta, pero también explorando allí donde los géneros se rozan, está la nueva propuesta de Isaki Lacuesta, Los pasos dobles, primera de las dos películas que el realizador filmó en Mali con la colaboración de Miquel Barceló (la otra es El cuaderno de barro, un documental sobre el proceso creativo del artista que se mostrará en Zabaltegi Especiales). "En Los pasos dobles hay baile, western, drama, aventuras, amor, y también secuencias más cercanas al estilo de improvisación de Jean Rouch", asegura.
Lacuesta vuelve a mostrar su habilidad para "ir más allá", como afirma uno de los personajes de Los pasos dobles, y su tendencia hacia la aventura cinematográfica. El cineasta se trasladó a Mali para realizar "una película de aventuras excéntrica" y muy africana, donde la narración se convierte en una suerte de acertijo. El animismo de las culturas africanas se topa con los intereses recurrentes del director: la construcción de los mitos, la posibilidad de ser otros.
El cine español a competición se cierra con la propuesta de Benito Zambrano, La voz dormida, película que antes de ser siquiera presentada en sociedad en el certamen donostiarra ya ha sido preseleccionada por la Academia de Cine para la carrera hacia los Oscar. Basado en el libro homónimo de Dulce Chacón, cuenta la historia de dos hermanas en los años de la posguerra: Hortensia, encarcelada en Madrid, y Pepita, que ha llegado de Córdoba para hacerse cargo del hijo que su hermana va a dar a luz. Para Zambrano, "las historias sobre la posguerra siempre serán pocas".

Un mapa heterogéneo

Como ha insistido el nuevo director del Festival, José Luis Rebordinos, San Sebastián se propone mostrar la diversidad y el espíritu heterogéneo del cine español contemporáneo. "La selección de Donostia de este año demuestra que los que acusan al cine español de monotonía no tienen razón", asume Enrique Urbizu.
Y más allá de la competición oficial, la pluralidad del cine español es arrolladora. Sirva como ejemplo la propuesta de la ESCAC de Barcelona, que presenta en Zabaltegi Especiales Puzzled Love, la historia de una relación de pareja, contada en 13 episodios, cada uno escrito y dirigido por alumnos de 4º curso de la escuela.
En la misma sección, Extraterrestre, de Nacho Vigalondo, recién llegada de Toronto donde ha sido aclamada por la prensa y la industria americana, certifica la buena mano del director para dar varias vueltas de tuerca a los géneros con una economía de medios rigurosa. El cine de ciencia ficción se encuentra con la comedia romántica en un piso de Madrid, donde una pareja que apenas se conoce será testigo de una invasión alienígena.
La animación cabe también en el paisaje de Donostia. La adaptación cinematográfica de Arrugas, el exitoso cómic sobre la vejez y el alzhéimer de Paco Roca, competirá por hacerse con el premio de la sección Zabaltegi Nuevos Directores con el documental Tralas luces, de Sandra Sánchez, única directora española en la competencia.
El laboratorio está abierto: David Trueba realiza un experimento a dos en Madrid, 1987, donde encierra a María Valverde y José Sacristán en un baño durante 100 minutos; Manuel Huerga juega al camuflaje en 14 d'abril. Macià contra Companys, donde disfraza una ficción de documental para mostrar tres días en que Catalunya fue republicana, y Eduardo ChaperoJackson se la juega con el cine juvenil y fantástico en Verbo, que se mostrará en la gigantesca pantalla del Velódromo.
Como dice Urbizu, el cine español tiene una salud envidiable. Otra cosa es que la sociedad, como muestra No habrá paz para los malvados, esté seriamente enferma. Pero eso el cine no puede curarlo, aunque, a veces, sí lo diagnostique.
 
 
 
 
Viernes, 16 de Septiembre 2011
Público, Madrid, España.
           


Nuevo comentario:

Noticias | Política | Ideas | Personalidades | Doctrinas | Cultura | Patrimonio cultural | Libros | Diálogo | Investigación | Literatura | Artes | Educación | Comunicación | Ciencia | Entretenimiento | Turismo | Sociedad | Deporte