La película, que se estrena este jueves en Latinoamérica, lleva dos fines de semana consecutivos en la cima de la taquilla norteamericana desde su salida y acumula la jugosa suma de 55,1 millones de dólares, cinco veces su presupuesto.
Tres chicos y un hombre ciego encerrados en una casa cerrada a cal y canto son los elementos que conjuga Álvarez en esta producción, que oscila entre el thriller y el terror y cuyo título parece anticipar la reacción del público, que contiene el aliento durante los 88 minutos de la cinta.
Detrás está la apuesta por segunda vez del veterano productor y director estadounidense Sam Raimi, quien tras toparse un día con un cortometraje del uruguayo le ofreció firmar un contrato para que dirigiera un remake de "Posesión diabólica" (The Evil Dead), que también sorprendió al abarrotar las salas tras su estreno en 2013.
Así ingresó Álvarez, de 38 años, a la privilegiada lista de directores jóvenes que con un presupuesto modesto -para la escala de Hollywood- y una buena dosis de desenfado han hecho arrugar el ceño a los grandes estudios. Pero a él las etiquetas no parecen preocuparle.
"No me dedico a pensar a dónde quiero ir o en qué lugar estoy en mi carrera. Sólo quiero hacer más películas", dice a la AFP tras presentar la cinta en Montevideo.
"Hollywood es un lugar que, aunque tiene cosas buenísimas, es muy despiadado", sostiene.
"Hay directores que hicieron veinte películas geniales y hacen una mala y a la gente ya no le interesa. Allí dicen: 'Eres tan bueno como tu última película', así que nadie hace películas toda la vida a menos que sean buenas y sigan siendo buenas".
No obstante, reconoce que lo bueno de trabajar en Hollywood es que con los recursos que hay, "si tienes una historia, los únicos límites son los de la imaginación".
Pero lejos de pensar que su carrera ascendió vertiginosamente, Álvarez reivindica que ha trabajado con la imagen desde que era un niño y tomaba la cámara de video de su padre.
De adolescente ya entró en "ese loop" de escribir, filmar y editar, "que es muy adictivo". Y así, una noche de 2009 subió su corto "¡Ataque de pánico!" a YouTube, que se hizo viral. Una semana después, había recibido decenas de ofertas de estudios en el exterior.
Ambientada en un barrio decadente de Detroit, "No respires" recrea la historia de tres desencantados amigos que se rebuscan con pequeños robos y deciden ejecutar el que pensaban que sería su golpe maestro: asaltar la casa de un veterano de guerra ciego que guarda allí una fortuna. Pero los planes no salen según lo esperado.
Más en la línea del viejo suspenso, el guión coescrito por Álvarez y su amigo, el también uruguayo Rodolfo Sayagués, prescinde de grandes efectos sangrientos y se decanta por una historia verosímil con pocos diálogos, lo cual supuso "un desafío gigantesco".
Las actuaciones del costarricense Daniel Zovatto y los estadounidenses Stephen Lang, Jane Levy y Dylan Minnette tienen un peso crucial, así como la música (Roque Baños) y la fotografía (Pedro Luque). El resultado: la audiencia, la taquilla y la crítica se pusieron de acuerdo y le sonríen, "lo que rara vez pasa", comenta.
Una crítica del sitio especializado Bloody Disgusting se refirió a él como "Alfred Hitchcock bajo los efectos del crack". Pero eso no provocó -y tampoco que el maestro de la literatura de suspenso Stephen King anunciara por Twitter que estaba yendo a ver "No respires"- que los humos se le subieran a la cabeza: "Tengo todavía muchísimo que aprender".
Tres chicos y un hombre ciego encerrados en una casa cerrada a cal y canto son los elementos que conjuga Álvarez en esta producción, que oscila entre el thriller y el terror y cuyo título parece anticipar la reacción del público, que contiene el aliento durante los 88 minutos de la cinta.
Detrás está la apuesta por segunda vez del veterano productor y director estadounidense Sam Raimi, quien tras toparse un día con un cortometraje del uruguayo le ofreció firmar un contrato para que dirigiera un remake de "Posesión diabólica" (The Evil Dead), que también sorprendió al abarrotar las salas tras su estreno en 2013.
Así ingresó Álvarez, de 38 años, a la privilegiada lista de directores jóvenes que con un presupuesto modesto -para la escala de Hollywood- y una buena dosis de desenfado han hecho arrugar el ceño a los grandes estudios. Pero a él las etiquetas no parecen preocuparle.
"No me dedico a pensar a dónde quiero ir o en qué lugar estoy en mi carrera. Sólo quiero hacer más películas", dice a la AFP tras presentar la cinta en Montevideo.
"Hollywood es un lugar que, aunque tiene cosas buenísimas, es muy despiadado", sostiene.
"Hay directores que hicieron veinte películas geniales y hacen una mala y a la gente ya no le interesa. Allí dicen: 'Eres tan bueno como tu última película', así que nadie hace películas toda la vida a menos que sean buenas y sigan siendo buenas".
No obstante, reconoce que lo bueno de trabajar en Hollywood es que con los recursos que hay, "si tienes una historia, los únicos límites son los de la imaginación".
- Antes y después de YouTube -
Pero lejos de pensar que su carrera ascendió vertiginosamente, Álvarez reivindica que ha trabajado con la imagen desde que era un niño y tomaba la cámara de video de su padre.
De adolescente ya entró en "ese loop" de escribir, filmar y editar, "que es muy adictivo". Y así, una noche de 2009 subió su corto "¡Ataque de pánico!" a YouTube, que se hizo viral. Una semana después, había recibido decenas de ofertas de estudios en el exterior.
Ambientada en un barrio decadente de Detroit, "No respires" recrea la historia de tres desencantados amigos que se rebuscan con pequeños robos y deciden ejecutar el que pensaban que sería su golpe maestro: asaltar la casa de un veterano de guerra ciego que guarda allí una fortuna. Pero los planes no salen según lo esperado.
Más en la línea del viejo suspenso, el guión coescrito por Álvarez y su amigo, el también uruguayo Rodolfo Sayagués, prescinde de grandes efectos sangrientos y se decanta por una historia verosímil con pocos diálogos, lo cual supuso "un desafío gigantesco".
Las actuaciones del costarricense Daniel Zovatto y los estadounidenses Stephen Lang, Jane Levy y Dylan Minnette tienen un peso crucial, así como la música (Roque Baños) y la fotografía (Pedro Luque). El resultado: la audiencia, la taquilla y la crítica se pusieron de acuerdo y le sonríen, "lo que rara vez pasa", comenta.
Una crítica del sitio especializado Bloody Disgusting se refirió a él como "Alfred Hitchcock bajo los efectos del crack". Pero eso no provocó -y tampoco que el maestro de la literatura de suspenso Stephen King anunciara por Twitter que estaba yendo a ver "No respires"- que los humos se le subieran a la cabeza: "Tengo todavía muchísimo que aprender".