El Partido de los Trabajadores (PT) registró la candidatura una hora y media antes de que expire el plazo de ley, a las 19:00 horas (22:00 GMT) con un acto multitudinario para subrayar que Lula sigue siendo el político más popular del gigante sudamericano. La postulación, sin embargo, podría ser excluida en las próximas semanas.
"El ex presidente Lula está debidamente registrado", señaló la líder del PT, Gleisi Hoffmann, a la salida del Tribunal Superior Electoral (TSE) en Brasilia.
Además de Hoffmann, en el acto participaron la ex presidenta Dilma Rousseff y el posible sustituto de Lula en caso de que las autoridades rechacen finalmente su candidatura, el ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad.
Unos 10.000 simpatizantes de Lula participaron en las marchas que paralizaron en parte el tráfico, según cifras de la Policía citadas por el canal Globo News.
El ex presidente, que purga desde abril una pena de más de 12 años de cárcel, es favorito en todos los sondeos con hasta el 30 por ciento de los apoyos.
Se estima, sin embargo, que el TSE desestimará en los próximos días o semanas la candidatura del ex mandatario debido a la "Lei da ficha limpa" ("Ley de expediente limpio"), promulgada durante la presidencia del propio Lula y que impide a un condenado en segunda instancia aspirar a cargos públicos.
La corte tiene tiempo hasta el 17 de septiembre para pronunciarse.
Se esperaba que al final 13 candidatos postulen por el máximo cargo del país, entre ellos el ultraderechista Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas, la ecologista Marina Silva y el centroderechista Geraldo Alckmin.
La joven política Manuela D'Ávila, que había sido nominada por el Partido Comunista, desistió finalmente de inscribir su candidatura por una alianza con el PT.
D'Ávila podría ser la compañera de fórmula como candidata a vicepresidenta de Haddad en caso de que la candidatura de Lula quede anulada. Haddad fue inscrito hoy como segundo de Lula en el registro del PT.
El "caso Lula" marcó el inicio de la campaña, que arranca el jueves con la autorización para hacer publicidad electoral. Una vez formalizada la candidatura, el PT debe empezar ahora a hacer campaña intensamente con la figura de Lula.
El ex mandatario e ícono de la izquierda latinoamericana sigue siendo a sus 72 años muy popular sobre todo entre las clases más pobres debido al éxito de los programas sociales de sus dos Gobiernos (2003-2010).
Además de la condena por haber aceptado la reforma de un apartamento a cambio de favorecer a una empresa en sus tratos con la petrolera estatal Petrobras, Lula tiene varios otros juicios pendientes por la megacausa sobre corrupción política "Lava Jato" ("Lavado de autos").
El ex presidente niega todos los cargos y acusa a sus rivales y a las élites conservadoras de orquestar una persecución política.
"Si ellos quieren derrotarme de verdad, háganlo en las elecciones", reclamó Lula el martes en un artículo de opinión escrito para el diario "The New York Times" desde la prisión donde está recluido en Curitiba, en el sur de Brasil.
"Como todas las encuestas muestran que yo ganaría fácilmente las elecciones de octubre, la extrema derecha de Brasil está intentando sacarme de la carrera", agregó.
El próximo presidente será electo previsiblemente en una segunda vuelta el 28 de octubre. Las elecciones en la potencia latinoamericana se celebrarán en un clima de enorme incertidumbre.
Brasil sufre aún los efectos de una fuerte recesión en los años 2015 y 2016, y está sumido en una grave crisis política y social, también debido al incremento de la violencia en metrópolis como Río de Janeiro y Sao Paulo.
Las revelaciones de corrupción de "Lava Jato" salpican prácticamente a todos los partidos políticos.
El enorme descontento popular ha favorecido el ascenso del populismo de ultraderecha de la mano de Bolsonaro, segundo en las encuestas por detrás de Lula con hasta el 19 por ciento de los apoyos, y favorito si el ex mandatario no puede postular finalmente.
Bolsonaro es un polémico militar en reserva calificado a menudo como el "Donald Trump brasileño" por sus diatribas nacionalistas y populistas, y sus ataques contra negros, homosexuales y otras minorías.
El actual diputado y candidato del partido de ultraderecha PSL suele hacer apología de la última dictadura militar (1964-1985) y defiende la tortura.
"El ex presidente Lula está debidamente registrado", señaló la líder del PT, Gleisi Hoffmann, a la salida del Tribunal Superior Electoral (TSE) en Brasilia.
Además de Hoffmann, en el acto participaron la ex presidenta Dilma Rousseff y el posible sustituto de Lula en caso de que las autoridades rechacen finalmente su candidatura, el ex alcalde de Sao Paulo Fernando Haddad.
Unos 10.000 simpatizantes de Lula participaron en las marchas que paralizaron en parte el tráfico, según cifras de la Policía citadas por el canal Globo News.
El ex presidente, que purga desde abril una pena de más de 12 años de cárcel, es favorito en todos los sondeos con hasta el 30 por ciento de los apoyos.
Se estima, sin embargo, que el TSE desestimará en los próximos días o semanas la candidatura del ex mandatario debido a la "Lei da ficha limpa" ("Ley de expediente limpio"), promulgada durante la presidencia del propio Lula y que impide a un condenado en segunda instancia aspirar a cargos públicos.
La corte tiene tiempo hasta el 17 de septiembre para pronunciarse.
Se esperaba que al final 13 candidatos postulen por el máximo cargo del país, entre ellos el ultraderechista Jair Bolsonaro, segundo en las encuestas, la ecologista Marina Silva y el centroderechista Geraldo Alckmin.
La joven política Manuela D'Ávila, que había sido nominada por el Partido Comunista, desistió finalmente de inscribir su candidatura por una alianza con el PT.
D'Ávila podría ser la compañera de fórmula como candidata a vicepresidenta de Haddad en caso de que la candidatura de Lula quede anulada. Haddad fue inscrito hoy como segundo de Lula en el registro del PT.
El "caso Lula" marcó el inicio de la campaña, que arranca el jueves con la autorización para hacer publicidad electoral. Una vez formalizada la candidatura, el PT debe empezar ahora a hacer campaña intensamente con la figura de Lula.
El ex mandatario e ícono de la izquierda latinoamericana sigue siendo a sus 72 años muy popular sobre todo entre las clases más pobres debido al éxito de los programas sociales de sus dos Gobiernos (2003-2010).
Además de la condena por haber aceptado la reforma de un apartamento a cambio de favorecer a una empresa en sus tratos con la petrolera estatal Petrobras, Lula tiene varios otros juicios pendientes por la megacausa sobre corrupción política "Lava Jato" ("Lavado de autos").
El ex presidente niega todos los cargos y acusa a sus rivales y a las élites conservadoras de orquestar una persecución política.
"Si ellos quieren derrotarme de verdad, háganlo en las elecciones", reclamó Lula el martes en un artículo de opinión escrito para el diario "The New York Times" desde la prisión donde está recluido en Curitiba, en el sur de Brasil.
"Como todas las encuestas muestran que yo ganaría fácilmente las elecciones de octubre, la extrema derecha de Brasil está intentando sacarme de la carrera", agregó.
El próximo presidente será electo previsiblemente en una segunda vuelta el 28 de octubre. Las elecciones en la potencia latinoamericana se celebrarán en un clima de enorme incertidumbre.
Brasil sufre aún los efectos de una fuerte recesión en los años 2015 y 2016, y está sumido en una grave crisis política y social, también debido al incremento de la violencia en metrópolis como Río de Janeiro y Sao Paulo.
Las revelaciones de corrupción de "Lava Jato" salpican prácticamente a todos los partidos políticos.
El enorme descontento popular ha favorecido el ascenso del populismo de ultraderecha de la mano de Bolsonaro, segundo en las encuestas por detrás de Lula con hasta el 19 por ciento de los apoyos, y favorito si el ex mandatario no puede postular finalmente.
Bolsonaro es un polémico militar en reserva calificado a menudo como el "Donald Trump brasileño" por sus diatribas nacionalistas y populistas, y sus ataques contra negros, homosexuales y otras minorías.
El actual diputado y candidato del partido de ultraderecha PSL suele hacer apología de la última dictadura militar (1964-1985) y defiende la tortura.