El general Musharraf tenía que comparecer ante un tribunal especial creado por el gobierno para juzgarlo por "alta traición", un crimen castigado con pena de muerte, después de que la audiencia fuera aplazada una primera vez la semana pasada.
"No puede presentarse ante el tribunal por problemas relacionados con su seguridad", dijo el abogado de Musharraf, Raza Kasuri, durante la audiencia.
La policía pakistaní dijo la semana pasada haber encontrado cinco kilos de explosivos en una carretera por la que iba a pasar el expresidente, lo que llevó a aplazar su comparecencia.
Y esta semana se encontraron además cinco paquetes con medio kilo de explosivos cada uno a menos de dos kilómetros de la casa de Musharraf.
Pero en ambos casos los explosivos no tenían detonador, lo que pone en duda la veracidad de la amenaza.
Durante su presidencia Musharraf fue el aliado de Estados Unidos en su "guerra contra el terrorismo" y sigue siendo un objetivo de los talibanes y de los grupos relacionados con Al Qaida.
El gobierno actual acusa al militar, que estuvo en el poder entre 1999 y 2008 tras un golpe de Estado, de "alta traición" por haber suspendido la constitución y declarado el estado de urgencia en 2007.
Por su parte el expresidente de 70 años afirma no haber hecho "nada ilegal" y dice ser víctima de una "vendetta" del primer ministro actual, Nawaz Sharif, al que derrocó, y del exjefe del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudhry, al que despidió.
Musharraf asegura tener el apoyo del poderoso ejército de Pakistán, un país que vivió tres golpes de Estado desde su creación en 1947.