Este acuerdo "tiene el valor de una brújula creíble y eficaz para la paz", observó el ministro argelino de Relaciones Exteriores, Ramtane Lamamra, jefe del grupo de mediación internacional en este asunto.
Éste "será firmado por todas las partes", insistió.
El documento rubricado en un palacio argelino tras ocho meses de intensas negociaciones no ha recibido de momento la aprobación de la Coordinación de los Movimientos del Azawad, que reúne a varios grupos rebeldes como el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA).
Esta coordinación ha solicitado un "plazo razonable" para consultar a los pueblos que representa, puesto que "un acuerdo no compartido con las poblaciones" tiene "pocas posibilidades de ser aplicado en el terreno", explicó uno de sus representantes.
El plazo se ha solicitado con la "ambición de obtener el máximo apoyo" para el acuerdo y no con una voluntad de "disociación", dijo Lamamra.
Según su portavoz, la presencia de miembros de la coordinación en la ceremonia "significa que aceptan el acuerdo". A partir de ahora, el texto deberá ser ratificado en Bamako por los diferentes grupos.
Con este acuerdo, concluyen las negociaciones iniciadas en julio de 2014 en Argel, las primeras en reunir al conjunto de las partes implicadas en el conflicto del norte de Mali, donde en 2013 Francia inició una intervención militar internacional.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, calificó de "excelente noticia" este acuerdo, e instó a todos los grupos armados a firmarlo "urgentemente".
- 'Vivir fraternalmente' -
Un portavoz de los movimientos armados progubernamentales, Harouna Toureh, afirmó su compromiso de "respetar el espíritu y los términos" del texto.
"Haremos todo para que este acuerdo se cumpla y permita a todos los pueblos convivir de forma solidaria y fraternal", agregó.
Tal y como deseaba Bamako, el acuerdo no habla ni de autonomía ni de federalismo, e insiste sobre la unidad y la integridad territorial de Mali y en su carácter republicano y laico.
En cambio, en un gesto a los rebeldes, el texto habla del Azawad, el nombre con el que los tuareg llaman al norte de Malí, como una "realidad humana".
El acuerdo prevé la creación de asambleas regionales, dotadas de poderes importantes, así como una "mayor representación de las poblaciones del norte en el seno de las instituciones nacionales".
Además, estipula una refundición del ejército con la integración de combatientes de los movimientos armados del norte.
Por otro lado, una comisión de investigación internacional tendrá que arrojar luz sobre los crímenes de guerra, contra la humanidad, genocidios y otras violaciones graves que hayan ocurrido durante el conflicto.
Quedaron excluidos de las negociaciones los grupos ligados a Al Qaeda, en otro tiempo aliados del MNLA, que ocuparon durante más de nueve meses el norte de Mali antes de ser parcialmente expulsados por la intervención iniciada por Francia.