Esta semana, varios centenares de civiles lograron salir del último bastión de los extremistas en Siria, objetivo de una vasta ofensiva apoyada por Washington y se refugiaron en Ain Isa, localidad a 50 km más al norte bajo control de las fuerzas antiyihadistas.
La mayor parte de los habitantes han huido tras los rumores de la solidez de la presa de Taqba, la mayor de Siria y situada a 55 km al oeste de Raqa. Esta última amenaza con ceder tras los violentos combates en la zona desde hace una decena de días entre el EI y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), alianza arabo-kurdo apoyada por la coalición internacional.
"La Hisba (policía del EI) declaraba por los altavoces 'la tierra de los musulmanes va a quedar inundada, la presa de Taqba se ha hundido'", explica a la AFP Mohamad Mahmud, de 38 años, que huyó de la ciudad con su familia y las de sus hermanos pagando 1.000 dólares a un traficante.
- 'Reino del miedo' -
Con la ropa polvorienta y el rostro marcado por el cansancio, Mohamad lleva de un lado a otro la enlodada silla de ruedas de su madre, testigo del trayecto de 14 horas que tardaron en llegar a Ain Isa.
"Allí es el infierno. Reina el miedo, hay bombardeos aéreos" de la coalición bajo mando estadounidense, relata Mohamad evocando su ciudad, en manos del EI desde 2014.
Fuma con placer, como en revancha por la prohibición del tabaco en vigor en los territorios controlados por el grupo yihadista en Irak y Siria.
"El EI está acabado, la mayoría de sus miembros han huido hacia Mayadin y Bokamal", en la provincia de Deir Ezzor (este), controlada en buena parte por la organización ultrarradical, afirma.
Se acuerda de los yihadistas prometiendo volver para "combatir a los kurdos y a los estadounidenses", tratando a los habitantes de "cobardes que no han hecho la yihad (guerra santa)".
En el campo que acoge actualmente a unas 2.000 familias desplazadas, de las cuales 400 procedentes de Raqa, los niños se pasean entre las tiendas del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), mientras los hombres se rasuran la barba.
A la entrada, la policía kurda, los Asayesh, registran a los recién llegados.
- 'El cerco se estrecha' -
"Dáesh teme un ataque contra Raqa", afirma Zuheir (nombre ficticio) empleando el acrónimo en árabe para el EI. "Muchos de sus combatientes han huido en moto con sus familias", explica, agregando con ironía que, mientras huían, al mismo tiempo decían a los habitantes que no se fueran "con los infieles".
Este joven vendedor de tabaco dice haber sido encarcelado y flagelado en varias ocasiones por su oficio. "Pero si me hubiera arriesgado, no habría podido alimentar a mi familia", señala sentado junto a su hija Qamar, de un año.
El EI trata de frenar el avance de las FDS que cercan progresivamente Taqba, uno de los principales accesos a Raqa.
Desde el 21 de marzo, los combates se han saldado con la muerte de 110 civiles y 68 yihadistas en Taqba y sus alrededores, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
"Cuanto más se estreche el cerco, más desplazados recibiremos", advierte Jilal al Ayaf, gerente del campo.