En su primera comparecencia desde el polémico referéndum soberanista no autorizado celebrado el domingo en Cataluña, el monarca lanzó un duro mensaje a los líderes catalanes que abrieron la puerta a una independencia unilateral de la región, planteando la crisis institucional más grave en décadas.
"Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña,
de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido
incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía", dijo sobre la norma que regula la región. "Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado".
Felipe acusó a los líderes secesionistas de quebrantar "los principios democráticos de todo Estado de Derecho" y de socavar "la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana". "Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada", lamentó.
"Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional", consideró.
Por todo ello, añadió, "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña".
El discurso fue recibido con elogios por los partidos contrarios a la vía unilateral en Cataluña, que pidieron seguir la llamada de orden constitucional del rey, y críticas de formaciones de izquierda y nacionalistas, que fustigaron sobre todo el hecho de que Felipe no aludiera a los cientos de heridos que dejaron el domingo los enfrentamientos con la policía que tenía orden de impedir el voto.
"Desde el PP apelamos a que ese mensaje de concordia, ese mensaje de responsabilidad tenga el respaldo de todas las fuerzas políticas, tal y como solicitó ayer el presidente del Gobierno", comentó Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.
Los socialistas del PSOE, primera fuerza de la oposición, destacaron la llamada del rey a "la concordia y el entendimiento entre todos los catalanes y entre todos los españoles", mientras que el liberal Albert Rivera, líder de Ciudadanos, escribió en Twitter: "España necesita esperanza y liderazgo. El rey ha dado la cara por todos".
Desde la izquierda, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, criticó en la misma red social: "Como presidente de un grupo parlamentario que representa a más de cinco millones de españoles, le digo al rey no votado: no en nuestro nombre". La alcaldesa de Barcelona, la también izquierdista Ada Colau, escribió: "Ninguna solución. Ninguna mención a los heridos. Ninguna apelación al diálogo. Discurso irresponsable e indigno de un jefe de Estado".
Previendo los efectos de la consulta, Felipe había despejado ya por completo su agenda esta semana y mantuvo un contacto permanente con Rajoy. Su mensaje coincidió con una huelga general convocada en Cataluña contra la actuación policial del domingo y acompañada por protestas que reunieron cientos de miles de personas en las calles de Barcelona y otras ciudades.
El "sí" a la ruptura con España ganó con un 90 por ciento la votación, marcada por cientos de heridos en enfrentamientos con la Policía que tenía orden de impedirla.
A pesar de las dudas sobre la legitimidad del referéndum y a que muchos partidarios del "no" evitaron votar por considerarlo ilegal, el Gobierno regional abrió las puertas a una declaración unilateral de independencia, en un desafío inédito al Estado.
"Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña,
de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido
incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía", dijo sobre la norma que regula la región. "Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado".
Felipe acusó a los líderes secesionistas de quebrantar "los principios democráticos de todo Estado de Derecho" y de socavar "la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana". "Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada", lamentó.
"Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional", consideró.
Por todo ello, añadió, "es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña".
El discurso fue recibido con elogios por los partidos contrarios a la vía unilateral en Cataluña, que pidieron seguir la llamada de orden constitucional del rey, y críticas de formaciones de izquierda y nacionalistas, que fustigaron sobre todo el hecho de que Felipe no aludiera a los cientos de heridos que dejaron el domingo los enfrentamientos con la policía que tenía orden de impedir el voto.
"Desde el PP apelamos a que ese mensaje de concordia, ese mensaje de responsabilidad tenga el respaldo de todas las fuerzas políticas, tal y como solicitó ayer el presidente del Gobierno", comentó Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy.
Los socialistas del PSOE, primera fuerza de la oposición, destacaron la llamada del rey a "la concordia y el entendimiento entre todos los catalanes y entre todos los españoles", mientras que el liberal Albert Rivera, líder de Ciudadanos, escribió en Twitter: "España necesita esperanza y liderazgo. El rey ha dado la cara por todos".
Desde la izquierda, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, criticó en la misma red social: "Como presidente de un grupo parlamentario que representa a más de cinco millones de españoles, le digo al rey no votado: no en nuestro nombre". La alcaldesa de Barcelona, la también izquierdista Ada Colau, escribió: "Ninguna solución. Ninguna mención a los heridos. Ninguna apelación al diálogo. Discurso irresponsable e indigno de un jefe de Estado".
Previendo los efectos de la consulta, Felipe había despejado ya por completo su agenda esta semana y mantuvo un contacto permanente con Rajoy. Su mensaje coincidió con una huelga general convocada en Cataluña contra la actuación policial del domingo y acompañada por protestas que reunieron cientos de miles de personas en las calles de Barcelona y otras ciudades.
El "sí" a la ruptura con España ganó con un 90 por ciento la votación, marcada por cientos de heridos en enfrentamientos con la Policía que tenía orden de impedirla.
A pesar de las dudas sobre la legitimidad del referéndum y a que muchos partidarios del "no" evitaron votar por considerarlo ilegal, el Gobierno regional abrió las puertas a una declaración unilateral de independencia, en un desafío inédito al Estado.