Famoso por sus óleos de tempestuosos mares otoñales o sus paisajes de montaña, el artista de cuyo nacimiento se cumplen el lunes 150 años dejó a su muerte un extenso legado pictórico donde el sentimiento prima sobre el academicismo.
"La suya era una obra sin superestructuras teóricas que retaba al espectador a través de la imaginación", señala Christian Ring, director de la Fundación Nolde de Seebüll, situada en la antigua casa del creador en el norte de Alemania.
Con motivo de la efeméride, además de recordar sus cuadros a través de numerosas exposiciones tanto en su país natal como en el extranjero se aprovecha para poner el foco sobre la mancha que quita brillo a su expediente y de la que apenas se habló durante años: el papel de Nolde durante el nazismo.
Cuarto hijo de una familia de agricultores, Nolde nació en 1867 en territorio de la antigua Prusia, pero en 1920 se trasladó a Dinamarca. El pintor, que cambió su apellido Hansen por el nombre de su localidad natal, demostró desde una edad muy temprana una gran fascinación por el arte.
Tras trabajar en varias ciudades como tallador en fábricas de muebles, pasó importantes años de aprendizaje como pintor en Copenhague y en el pueblo de pescadores danés Hundested. Allí conoció a su esposa, la actriz Ada Vilstrup, por quien llegó a adoptar la nacionalidad danesa.
"Ella creía en él, veía en Nolde un magnífico artista a pesar de que en este momento él todavía no había logrado tener éxito. Ella fue quien llevó su comunicación, quien movió los hilos", explica Ring.
En Dinamarca también desarrolló su paso del impresionismo al expresionismo con un estilo que se destaca por el empleo de colores vivos. En 1934 entró a formar parte del partido nazi alemán (NSDAP), se declaró antisemita y ensalzó "la hegemonía de la cultura germana".
Tan solo tres años después, él mismo cayó en desgracia con los nazis, quienes confiscaron sus obras de museos germanos y las mostraron en la llamada "Exhibición de arte degenerado", con la que el dictador nazi Adolf Hitler quería mostrar a los alemanes lo que él consideraba producto de judíos y bolcheviques y que debía ser vilipendiado.
A pesar de que a partir de 1941 el régimen nacionalsocialista le prohibió pintar, el artista desafió la censura y continuó haciéndolo en secreto. "Entonces yo me encontraba en mi momento más bonito, más productivo", recordaba el pintor al superar aquella época. "El pincel se me escapaba de las manos".
Por ello, de 1941 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y el régimen nazi en 1945, Nolde, que rondaba los 70 años, se encerró en la casa que tenía en la pequeña localidad de Seebüll, en el norte de Alemania, casi en la frontera con Dinamarca, y realizó a escondidas más de 1.300 acuarelas de pequeño formato y en los vivos colores que caracterizan su obra.
El artista escondió esas acuarelas -descubiertas tras su muerte en 1956- en su casa o en las de sus mejores amigos. Pese a las trabas y la opresión vividas, Nolde nunca llegó a darse de baja del partido nazi.
"No sé en qué medida él realmente simpatizaba con las ideas políticas del nazismo", apunta el director de la fundación que honra la figura del pintor.
"Nolde era alguien a quien le gustaba verse como una víctima. Se rieron de él y lo despreciaron por su arte. Nolde no encontró el reconocimiento deseado ni en la época imperial ni en la República de Weimar. Después llegó el nacionalsocialismo y se empezó a hablar de su arte típico alemán. Y es exactamente así como Nolde entendía su arte, como típico alemán", agrega.
En este sentido, Ring ve simplemente una coincidencia entre el pintor y el nazismo a la hora de describir su obra, pero considera que Nolde no defendió las ideas que propagaba el Tercer Reich.
Una nueva película sobre el artista busca arrojar luz sobre el papel que Nolde jugó durante el nazismo. A la espera de su estreno, desde su fundación no temen que algunos de los detalles que revele la cinta puedan empañar el prestigio del creador o de su obra.
"Ya es hora de mostrar su imagen al completo. Por una parte, su faceta de artista grandioso, por otra parte, el Nolde como persona, que no fue un héroe libre de cargas durante la dictadura de Hitler", argumenta Ring. "Él no fue un criminal, sino uno de tantos millones de alemanes que creyeron en Hitler y en la Alemania nazi", concluye.
"La suya era una obra sin superestructuras teóricas que retaba al espectador a través de la imaginación", señala Christian Ring, director de la Fundación Nolde de Seebüll, situada en la antigua casa del creador en el norte de Alemania.
Con motivo de la efeméride, además de recordar sus cuadros a través de numerosas exposiciones tanto en su país natal como en el extranjero se aprovecha para poner el foco sobre la mancha que quita brillo a su expediente y de la que apenas se habló durante años: el papel de Nolde durante el nazismo.
Cuarto hijo de una familia de agricultores, Nolde nació en 1867 en territorio de la antigua Prusia, pero en 1920 se trasladó a Dinamarca. El pintor, que cambió su apellido Hansen por el nombre de su localidad natal, demostró desde una edad muy temprana una gran fascinación por el arte.
Tras trabajar en varias ciudades como tallador en fábricas de muebles, pasó importantes años de aprendizaje como pintor en Copenhague y en el pueblo de pescadores danés Hundested. Allí conoció a su esposa, la actriz Ada Vilstrup, por quien llegó a adoptar la nacionalidad danesa.
"Ella creía en él, veía en Nolde un magnífico artista a pesar de que en este momento él todavía no había logrado tener éxito. Ella fue quien llevó su comunicación, quien movió los hilos", explica Ring.
En Dinamarca también desarrolló su paso del impresionismo al expresionismo con un estilo que se destaca por el empleo de colores vivos. En 1934 entró a formar parte del partido nazi alemán (NSDAP), se declaró antisemita y ensalzó "la hegemonía de la cultura germana".
Tan solo tres años después, él mismo cayó en desgracia con los nazis, quienes confiscaron sus obras de museos germanos y las mostraron en la llamada "Exhibición de arte degenerado", con la que el dictador nazi Adolf Hitler quería mostrar a los alemanes lo que él consideraba producto de judíos y bolcheviques y que debía ser vilipendiado.
A pesar de que a partir de 1941 el régimen nacionalsocialista le prohibió pintar, el artista desafió la censura y continuó haciéndolo en secreto. "Entonces yo me encontraba en mi momento más bonito, más productivo", recordaba el pintor al superar aquella época. "El pincel se me escapaba de las manos".
Por ello, de 1941 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y el régimen nazi en 1945, Nolde, que rondaba los 70 años, se encerró en la casa que tenía en la pequeña localidad de Seebüll, en el norte de Alemania, casi en la frontera con Dinamarca, y realizó a escondidas más de 1.300 acuarelas de pequeño formato y en los vivos colores que caracterizan su obra.
El artista escondió esas acuarelas -descubiertas tras su muerte en 1956- en su casa o en las de sus mejores amigos. Pese a las trabas y la opresión vividas, Nolde nunca llegó a darse de baja del partido nazi.
"No sé en qué medida él realmente simpatizaba con las ideas políticas del nazismo", apunta el director de la fundación que honra la figura del pintor.
"Nolde era alguien a quien le gustaba verse como una víctima. Se rieron de él y lo despreciaron por su arte. Nolde no encontró el reconocimiento deseado ni en la época imperial ni en la República de Weimar. Después llegó el nacionalsocialismo y se empezó a hablar de su arte típico alemán. Y es exactamente así como Nolde entendía su arte, como típico alemán", agrega.
En este sentido, Ring ve simplemente una coincidencia entre el pintor y el nazismo a la hora de describir su obra, pero considera que Nolde no defendió las ideas que propagaba el Tercer Reich.
Una nueva película sobre el artista busca arrojar luz sobre el papel que Nolde jugó durante el nazismo. A la espera de su estreno, desde su fundación no temen que algunos de los detalles que revele la cinta puedan empañar el prestigio del creador o de su obra.
"Ya es hora de mostrar su imagen al completo. Por una parte, su faceta de artista grandioso, por otra parte, el Nolde como persona, que no fue un héroe libre de cargas durante la dictadura de Hitler", argumenta Ring. "Él no fue un criminal, sino uno de tantos millones de alemanes que creyeron en Hitler y en la Alemania nazi", concluye.