"No lo reconocemos como el representante de Estados Unidos en Turquía, lo digo muy abiertamente", dijo Erdogan en referencia a John Bass, diplomático estadounidense en Turquía, quien pronto asumirá un nuevo puesto en Afganistán.
"Nosotros no iniciamos este problema", afirmó Erdogan, acusando a Estados Unidos. El presidente turco dijo que si la suspensión de visados era decidida a altos niveles en Washington, entonces Ankara no tiene nada más que discutir con Estados Unidos.
Erdogan, quien se encuentra visitando Serbia, dio a entender que "agentes" infiltraron el consulado estadounidense en Estambul en una aparente referencia a un empleado del consulado estadounidense arrestado recientemente. "Todo esto nos demuestra que algo está pasando en el consulado en Estambul", dijo.
Turquía y Estados Unidos se enfrentan a una crisis diplomática tras suspender mutuamente la emisión de visados para sus ciudadanos. La embajada de Estados Unidos en Turquía anunció el domingo que se suspende la concesión de visados para no migrantes tras la detención y encarcelamiento del empleado turco del consulado estadounidense.
Turquía respondió con la misma medida y dejó de conceder el lunes visados electrónicos para no migrantes a ciudadanos estadounidenses, además de pedir a Washington que dé marcha atrás en su decisión.
Ankara acusa al empleado turco del consulado de estar relacionado con el movimiento del clérigo Fehtullah Gülen, exiliado en Estados Unidos. Turquía considera al clérigo responsable de orquestar la intentona golpista fallida del año pasado en el país y pide su extradición, a la que Washington se niega.
Las relaciones bilaterales de los dos socios de la OTAN se han visto lastradas, además de por la cuestión en torno a Gülen, por el acercamiento cada vez mayor de Turquía a Irán y Rusia, así como por varias detenciones. Varios estadounidenses están arrestados en Turquía, incluyendo un sacerdote cristiano, Andrew Brunson, como también lo están ciudadanos alemanes, incluyendo dos periodistas y un defensor de los derechos humanos, y ciudadanos de otras naciones europeas.
Algunos políticos han descrito a los presos occidentales como "rehenes" utilizados por Turquía para conseguir sus objetivos, como la extradición de Gülen o de clérigos que buscaron asilo en Alemania.
Unas 50.000 personas están encarceladas en Turquía acusadas a raíz del golpe de Estado de tener vínculos con Gülen.
"Nosotros no iniciamos este problema", afirmó Erdogan, acusando a Estados Unidos. El presidente turco dijo que si la suspensión de visados era decidida a altos niveles en Washington, entonces Ankara no tiene nada más que discutir con Estados Unidos.
Erdogan, quien se encuentra visitando Serbia, dio a entender que "agentes" infiltraron el consulado estadounidense en Estambul en una aparente referencia a un empleado del consulado estadounidense arrestado recientemente. "Todo esto nos demuestra que algo está pasando en el consulado en Estambul", dijo.
Turquía y Estados Unidos se enfrentan a una crisis diplomática tras suspender mutuamente la emisión de visados para sus ciudadanos. La embajada de Estados Unidos en Turquía anunció el domingo que se suspende la concesión de visados para no migrantes tras la detención y encarcelamiento del empleado turco del consulado estadounidense.
Turquía respondió con la misma medida y dejó de conceder el lunes visados electrónicos para no migrantes a ciudadanos estadounidenses, además de pedir a Washington que dé marcha atrás en su decisión.
Ankara acusa al empleado turco del consulado de estar relacionado con el movimiento del clérigo Fehtullah Gülen, exiliado en Estados Unidos. Turquía considera al clérigo responsable de orquestar la intentona golpista fallida del año pasado en el país y pide su extradición, a la que Washington se niega.
Las relaciones bilaterales de los dos socios de la OTAN se han visto lastradas, además de por la cuestión en torno a Gülen, por el acercamiento cada vez mayor de Turquía a Irán y Rusia, así como por varias detenciones. Varios estadounidenses están arrestados en Turquía, incluyendo un sacerdote cristiano, Andrew Brunson, como también lo están ciudadanos alemanes, incluyendo dos periodistas y un defensor de los derechos humanos, y ciudadanos de otras naciones europeas.
Algunos políticos han descrito a los presos occidentales como "rehenes" utilizados por Turquía para conseguir sus objetivos, como la extradición de Gülen o de clérigos que buscaron asilo en Alemania.
Unas 50.000 personas están encarceladas en Turquía acusadas a raíz del golpe de Estado de tener vínculos con Gülen.