El jefe del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez, dio instrucciones para que la nave con 629 personas a bordo, entre ellas mujeres y más de 100 niños, atraque en el Puerto de Valencia (este).
"Es nuestra obligación ayudar a evitar una catástrofe humanitaria y ofrecer 'un puerto seguro' a estas personas, cumpliendo de esta manera con las obligaciones del Derecho Internacional", destacó el Gobierno español en un comunicado.
El barco "Aquarius", propiedad de la organización SOS Méditerranée, seguía hoy esperando poder atracar en un puerto seguro tras la negativa de Malta e Italia, según denunció la ONG.
El enviado especial del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) para el Mediterráneo central, Vincent Cochetel, había alertado que las personas a bordo se encontraban en apuros y se estaban quedando sin provisiones.
Ante esta situación, los alcaldes de las ciudades españolas de Barcelona y de Valencia se ofrecieron a acoger en sus respectivas ciudades a los migrantes, según informaron medios españoles.
El domingo, Italia exigió a Malta que se hiciera cargo de los migrantes, pero el Gobierno del primer ministro Joseph Muscat se negó, alegando que no habían sido rescatados en sus aguas territoriales. Malta afirmó que estaba actuando "conforme a sus obligaciones internacionales" y que no aceptaría la entrada de los refugiados procedentes del África subsahariana.
Los dos países saludaron hoy el paso dado por el nuevo Gobierno socialista de Sánchez. El jefe de Gobierno maltés Muscat agradeció la decisión al tiempo que siguió arremetiendo contra Italia, al que acusó de romper reglas internacionales y causar enfrentamiento.
"Malta va a enviar provisiones frescas al barco. Debemos sentarnos a discutir cómo impedir que esto vuelva a ocurrir. Este es un asunto europeo", afirmó Muscat.
El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, conocido por sus posturas contrarias a la migración, interpretó lo ocurrido como una victoria de su país. "Evidentemente, elevar nuestra voz educadamente -cosa que el Gobierno italiano no hacía desde tiempo inmemorial, desde hace años- tiene recompensa", dijo Salvini desde la sede de su partido, la ultraderechista Liga.
Dejar claro que los migrantes recogidos en el Mediterraneo no deberían ir automáticamente a Italia "es una primera señal importante" hacia una nueva política migratoria europea, añadió.
Horas antes, su Ministerio del Interior y el de Transportes habían acusado a Malta de mirar para otro lado. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, líder del nuevo Gobierno populista en su país, escribió en Facebook que la negativa demostraba una vez más la falta de voluntad de Malta "y de Europa de intervenir y hacerse caso de la emergencia" migratoria con la que tiene que lidiar Italia.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de migrantes rescatados en el Mediterráneo que fueron llevados a Malta bajó de unos 2.000 en el año 2013 a 23 en 2017. En el mismo período llegaron a las costas italianas 119.310 personas, según el Centro Nacional de Salvamento Marítimo en Roma. Tan sólo el fin de semana fueron rescatados en el mar unas 1.420 personas.
Italia denuncia que carga con la mayor parte del problema y se siente abandonada a su suerte por los demás socios de la Unión Europea (UE).
El nuevo Ejecutivo italiano quiere que esta situación cambie. "Italia ha dejado de inclinar la cabeza y de obedecer. Esta vez hay alquien que dice no", publicó Salvini en Twitter. Además, anunció que el martes mantendrá conversaciones al respecto con sus homólogos de Francia, Alemania, Austria, Bélgica y Holanda.
Poco antes de que España anunciara su decisión, la canciller alemana, Angela Merkel, había mostrado su preocupación y apelado a todos los implicados a "cumplir con su responsabilidad humanitaria".
También la Comisión Europea en Bruselas había llamado a Italia y Malta a ayudar a los migrantes y refugiados. "Para la Comisión, lo más importante es un imperativo humanitario. Aquí estamos hablando de personas", subrayó un portavoz de la Comisión en Bruselas.
La portavoz de SOS Méditerranée en Berlín, Verena Papke, denunció que se volvía a "repercutir la disputa sobre la acogida de refugiados en las organizaciones humanitarias". Médicos sin Fronteras criticó que una vez más se anteponía "la política de los países europeos a la vida de las personas".
Por otra parte, Libia anunció hoy que rescató a 180 migrantes, entre ellos 12 niños, que iban a bordo de un bote neumático. Fueron interceptados el domingo a 44 millas de la ciudad de Al Joms, al este de Típoli. Tras un acuerdo de cooperación firmado entre la guardia costera libia y la Unión Europea el año pasado, el número de personas que llegan a Italia se ha reducido de forma marcada.
"Es nuestra obligación ayudar a evitar una catástrofe humanitaria y ofrecer 'un puerto seguro' a estas personas, cumpliendo de esta manera con las obligaciones del Derecho Internacional", destacó el Gobierno español en un comunicado.
El barco "Aquarius", propiedad de la organización SOS Méditerranée, seguía hoy esperando poder atracar en un puerto seguro tras la negativa de Malta e Italia, según denunció la ONG.
El enviado especial del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) para el Mediterráneo central, Vincent Cochetel, había alertado que las personas a bordo se encontraban en apuros y se estaban quedando sin provisiones.
Ante esta situación, los alcaldes de las ciudades españolas de Barcelona y de Valencia se ofrecieron a acoger en sus respectivas ciudades a los migrantes, según informaron medios españoles.
El domingo, Italia exigió a Malta que se hiciera cargo de los migrantes, pero el Gobierno del primer ministro Joseph Muscat se negó, alegando que no habían sido rescatados en sus aguas territoriales. Malta afirmó que estaba actuando "conforme a sus obligaciones internacionales" y que no aceptaría la entrada de los refugiados procedentes del África subsahariana.
Los dos países saludaron hoy el paso dado por el nuevo Gobierno socialista de Sánchez. El jefe de Gobierno maltés Muscat agradeció la decisión al tiempo que siguió arremetiendo contra Italia, al que acusó de romper reglas internacionales y causar enfrentamiento.
"Malta va a enviar provisiones frescas al barco. Debemos sentarnos a discutir cómo impedir que esto vuelva a ocurrir. Este es un asunto europeo", afirmó Muscat.
El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, conocido por sus posturas contrarias a la migración, interpretó lo ocurrido como una victoria de su país. "Evidentemente, elevar nuestra voz educadamente -cosa que el Gobierno italiano no hacía desde tiempo inmemorial, desde hace años- tiene recompensa", dijo Salvini desde la sede de su partido, la ultraderechista Liga.
Dejar claro que los migrantes recogidos en el Mediterraneo no deberían ir automáticamente a Italia "es una primera señal importante" hacia una nueva política migratoria europea, añadió.
Horas antes, su Ministerio del Interior y el de Transportes habían acusado a Malta de mirar para otro lado. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, líder del nuevo Gobierno populista en su país, escribió en Facebook que la negativa demostraba una vez más la falta de voluntad de Malta "y de Europa de intervenir y hacerse caso de la emergencia" migratoria con la que tiene que lidiar Italia.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el número de migrantes rescatados en el Mediterráneo que fueron llevados a Malta bajó de unos 2.000 en el año 2013 a 23 en 2017. En el mismo período llegaron a las costas italianas 119.310 personas, según el Centro Nacional de Salvamento Marítimo en Roma. Tan sólo el fin de semana fueron rescatados en el mar unas 1.420 personas.
Italia denuncia que carga con la mayor parte del problema y se siente abandonada a su suerte por los demás socios de la Unión Europea (UE).
El nuevo Ejecutivo italiano quiere que esta situación cambie. "Italia ha dejado de inclinar la cabeza y de obedecer. Esta vez hay alquien que dice no", publicó Salvini en Twitter. Además, anunció que el martes mantendrá conversaciones al respecto con sus homólogos de Francia, Alemania, Austria, Bélgica y Holanda.
Poco antes de que España anunciara su decisión, la canciller alemana, Angela Merkel, había mostrado su preocupación y apelado a todos los implicados a "cumplir con su responsabilidad humanitaria".
También la Comisión Europea en Bruselas había llamado a Italia y Malta a ayudar a los migrantes y refugiados. "Para la Comisión, lo más importante es un imperativo humanitario. Aquí estamos hablando de personas", subrayó un portavoz de la Comisión en Bruselas.
La portavoz de SOS Méditerranée en Berlín, Verena Papke, denunció que se volvía a "repercutir la disputa sobre la acogida de refugiados en las organizaciones humanitarias". Médicos sin Fronteras criticó que una vez más se anteponía "la política de los países europeos a la vida de las personas".
Por otra parte, Libia anunció hoy que rescató a 180 migrantes, entre ellos 12 niños, que iban a bordo de un bote neumático. Fueron interceptados el domingo a 44 millas de la ciudad de Al Joms, al este de Típoli. Tras un acuerdo de cooperación firmado entre la guardia costera libia y la Unión Europea el año pasado, el número de personas que llegan a Italia se ha reducido de forma marcada.