Estados Unidos y la OTAN expanden la guerra de Afganistán al Cuerno de África y al Índico (1 de 2)


La administración Obama ha emprendido un nuevo despliegue militar tanto en el Medio Oriente, en el Este de África así como en Asia. En todos estos lugares su propaganda está creando conflictos ficticios, y si estos conflictos en realidad no existen, el ejército estadounidense se encarga de crearlos bombardeando a las poblaciones civiles indefensas para luego acusarlos de terroristas de Al Qaida y proseguir en un engranaje de guerra y desgaste que tanto les favorece para implantar nuevas bases para sus tropas.



Estados Unidos y la OTAN expanden la guerra de Afganistán al Cuerno de África y al Índico (1 de 2)
Chicago. -
 De forma paralela a la escalada de la guerra en el sur de Asia (operaciones contra la insurgencia en Afganistán y ataques con misiles lanzados desde [aviones teledirigidos drones en inglés ] en Pakistán), Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han preparado el trabajo preliminar para operaciones navales, aéreas y por tierra cada vez mayores en el Cuerno de África y el golfo de Adén.
Durante el mes pasado Estados Unidos llevó a cabo mortales ataques militares en Yemen: bombardeos aéreos en el norte y ataques con misiles crucero en el sur de este país. Se ha acusado a Washington de matar a gran cantidad de civiles en estos ataques en ambas partes del país que se llevaron a cabo antes del incidente del 25 de diciembre en Northwest Airlines utilizado para justificar ex post facto estas acciones anteriores de Estados Unidos. Y de forma preocupante el incidente se ha explotado para hacer retumbar un sonido constante de tambores de guerra pidiendo que se expanda la intervención militar y sea aún más directa.
El programa militar y de seguridad del Pentágono para Yemen que fue dado a conocer públicamente, aumentó de 4,6 millones de dólares en 2006 hasta 67 millones el año pasado. «Esta cifra no incluye la ayuda encubierta y confidencial que ha proporcionado Estados Unidos».
Además, «según un nuevo acuerdo de cooperación confidencial, Estados Unidos podría hacer volar misiles crucero, aviones de combate o aviones armados drone no tripulados contra objetivos en el país, pero permanecería callado públicamente acerca de su papel en los ataques aéreos».
El día 1 de enero el general David Petraeus, jefe del Comando Central del Pentágono, que se ocupa tanto de las guerras de Afganistán e Irak como de las operaciones en Yemen y Pakistán, se encontraba en la capital iraquí, Bagdad, y habló de profundizar la implicación militar en Yemen: «El año pasado tuvimos, es bien conocido, unos 70 millones de dólares en ayuda de seguridad. El próximo año esta ayuda será más que duplicada.
Al día siguiente Petraeus estaba en la capital de Yemen donde se reunió con el presidente del país, Ali Abdullah Saleh, para discutir «el continuo apoyo estadounidense para extirpar las células terroristas».
El asesor de antiterrorismo de la Casa Blanca (ayudante del presidente para la seguridad nacional y antiterrorismo) John Brennan informó al presidente Barack Obama sobre la visita de Petraeus al nuevo escenario de la guerra de Washington y después declaró: «Hemos convertido a Yemen en una prioridad para el curso de este año y esto es lo último en este esfuerzo».
Estados Unidos y los gobiernos occidentales han identificado las supuestas células terroristas en cuestión como células afiliadas a al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, en sus siglas en inglés). Sin embargo, el 4 de enero CNN informó de que «un alto cargo estadounidense citó una rebelión de las tribus huti [houthi] en el norte y actividad secesionista en las áreas tribales del sur» como elementos que preocupaban a Washington.
El origen confesional de los houthis es el Islam chií y no sunní, y las fuerzas de oposición en el sur están dirigidas por el Partido Socialista Yemení, por lo tanto los intentos de relacionar a cualquiera de los dos con al Qaeda son erróneos, interesados y deshonestos.
Tanto en el norte como en el sur [de Yemen] Estados Unidos, sus aliados de la OTAN (Gran Bretaña y Francia cerraron sus embajadas en Yemen a principios de este semana de forma conjunta con Estados Unidos) y Arabia Saudí están trabajando conjuntamente para apoyar al gobierno de Saleh en lo que a lo largo del mes pasado se ha convertido en un estado de guerra contra las fuerzas de oposición en el país.
Arabia Saudí ha emprendido bombardeos aéreos regulares y ataques con infantería y vehículos armados en el norte del país, y de acuerdo con fuentes rebeldes houthi, han sido apoyados por aviones de combate estadounidenses en sus ataques mortíferos contra pueblos.
Los portavoces houthi han acusado a Riyadh de lanzar más de mil misiles en Yemen y a finales de diciembre el ministro de Defensa saudí reconoció que sus bajas militares en el mes anterior incluían 73 muertos, 26 desaparecidos y 470 heridos.
En resumen, una guerra entre dos países fronterizos en la Península Arábiga.
Sin embargo, Occidente tiene unos planes aún más amplios para Yemen, unos planes que incluyen integrar operaciones militares desde el noreste de África hasta la frontera china. Típico de las recientes declaraciones de altos cargos estadounidenses y de sus aliados occidentales, la semana pasada el primer ministro británico Gordon Brown afirmó, falazmente, que «la debilidad de al Qaeda en Pakistán les ha obligado a salir de Pakistán e ir a Yemen y Somalia».
Brown declaró el 3 de enero a la [televisión británica] BBC: «Se ha reconocido Yemen, al igual que Somalia, como una de las zonas en las que no sólo tendremos que estar pendientes sino que tendremos que hacer algo más. Esto significa fortalecer la cooperación antiterrorista, significa trabajar más duramente en los esfuerzos de inteligencia».
A Brown le corresponde explicar por qué si se «ha obligado a salir» a al Qaeda de Pakistán, está añadiendo soldados a la oleada de tropas estadounidenses y de la OTAN que pronto hará que la suma de soldados occidentales llegue a 150.000 en Afganistán mientras que se intensifican los ataques mortíferos en el propio Pakistán.
El primer ministro británico también ha pedido que se celebre un encuentro internacional sobre Yemen para finales de este mes y ha anunciado que «Gran Bretaña y Estados Unidos han acordado financiar una unidad de policía antiterrorista en Yemen...»
En las noticias occidentales, o más bien venta de rumores, se acusa a los rebeldes yemeníes de suministrar armas a miembros de la oposición somalí y se dice que estos han ofrecido combatientes a los primeros.
En resumen, la oficialmente descartada pero reanimada y expandida de hecho «guerra global contra el terrorismo» se está librando hoy en un único teatro de guerra que se extiende desde el mar Rojo hasta Pakistán.
Un esfuerzo conjunto por parte de los Comandos Central de África del Pentágono y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte de forjar la consolidación de casi todo el continente europeo bajo el control de la OTAN y del Pentágono y ceder el control del continente africano al Comando de África estadounidense (AFRICOM) (excepto para Egipto, activo individual del Pentágono y socio del Diálogo Mediterráneo de la OTAN).
De hecho la administración Reagan inauguró el Comando Central en 1983 sobre los cimientos de la Fuerza Conjunta de Despliegue Rápido (RDJTF, en sus siglas en inglés) que su predecesor Jimmy Carter había activado tres años antes.
El desarrollo posterior de las Fuerzas de Despliegue Rápido (RDF, en sus siglas en inglés) se lanzó directamente para contrarrestar los acontecimientos en Afganistán y Somalia en 1979 (un componente integral de la doctrina Carter) y se diseñó deliberadamente para establecer el control militar en el Cuerno de África, el mar de Omán y el oeste del océano Índico.
Las administraciones pueden salir (George W. Bush y Tony Blair han cesado en sus cargos) y los nombres pueden cambiar (la guerra global contra el terrorismo se ha rebautizado operaciones de contingencia en el exterior) pero las ambiciones geopolíticas globales de Washington, ilimitadas desde el colapso del Pacto de Varsovia y de la Unión Soviética en 1991 no han hecho sino aumentar y universalizarse, y los medios empleados para llevarlas a cabo sino hacerse más agresivos.
En los últimos tiempos la Casa Blanca y sus aliados europeos han resucitado y exagerado el espectro de al Qaeda hasta un grado nunca visto desde los días inmediatamente posteriores al 11 de septiembre de 2001.
Con la excusa de proteger el territorio estadounidense de esta vaga y ubicua entidad, el Pentágono está implicado en operaciones militares que van desde el oeste de África hasta el este de Asia contra, entre otros, grupos de izquierda decididamente no vinculados a Osama bin Laden en Colombia, Filipinas y Yemen; milicias chiíes en Líbano y Yemen; rebeldes étnicos en Mali y Niger; y una rebelión cristiana extremista en Uganda.
Como los tristemente célebres ladrones de tumbas del siglo XIX William Burke y William Hare, tan bien pagados por proporcionar cadáveres a la facultad de medicina de Edimburgo y que cuando se quedaban sin cadáveres para vender los creaban, al Qaeda es un villano digno de confianza al que se puede evocar cuando sea necesario.

Se puede confundir a los combatientes al-Shabab en Somalia con piratas en el golfo de Adén para proporcionar un pretexto para una presencia naval permanente de la OTAN y sus aliados de la Unión Europea en una red que incluye el mar Rojo, el mar de Omán que lleva al Golfo Persico y la mayor parte de la costa este de África.
El componente estadounidense de la más amplia guerra afgana es la «Operación Libertad Duradera» que abarca Afganistán, Cuba (la base naval de la bahía de Guantánamo), Djibouti, Eritrea, Etiopía, Jordania, Kenia, Kirguizstán, Pakistán, Filipinas, las Seychelles, Sudán, Tajikistán, Turquía, Uzbekistán y Yemen.
Djibouti, que alberga a aproximadamente 2.500 miembros del personal militar estadounidense en la primera base permanente del Pentágono en África, también es el cuartel general de la Fuerza de Tarea Conjunta Combinada-Cuerno de África (CJTF-HOA, en sus siglas en inglés), establecida en 2001 varios meses antes de la «Operación Libertad Duradera» y que en muchos aspectos se superpone con ésta. El Comando Central del Pentágono trasladó la CJTF-HOA, con base en la base militar francesa de Camp Lemonier, a su Comando de África (AFRICOM) el 1 de octubre de 2008 cuando se activó formalmente AFRICOM.
Su zona de responsabilidad incluye Djibouti, Etiopía, Eritrea, Kenia, las Seychelles, Somalia, Sudán, Tanzania, Uganda y Yemen. Sus zonas de interés son las Comores, Mauricio y Madagascar. Éstas tres últimas son, como las Seychelles, islas naciones en el océano Índico. Estados Unidos amplió Camp Lemonier cinco veces su tamaño en 2006 y los soldados de todas las ramas de los servicios armados estadounidenses «utilizan la base cuando no trabajan ’repartidos’ por países como Kenia, Etiopía y Yemen».
Al anunciar recientemente que «Yemen ha recibido equipamiento militar de Estados Unidos para ayudar al gobierno a luchar contra la red de al Qaeda en el sur del país» una agencia de noticias alemana añadía estos antecedentes: «En la década de 1990 Yemen dio la bienvenida a los combatientes árabes que habían abandonado Afganistán tras la caída de la Unión Soviética».
Como con el propio Afganistán y otros lugares en los que el ejército estadounidense está luchando contra grupos insurgentes (Filipinas, Somalia y Yemen), con frecuencia el Pentágono se enfrenta con combatientes financiados, armados y adiestrados por su propio gobierno en Pakistán desde 1978-1992 bajo la Operación Ciclón, la mayor operación encubierta emprendida nunca por la CIA.
Una edición de 2008 de U.S. News & World Report, una revista a la que no se puede acusar de ser poco amistosa con la Casa Blanca y el Pentágono, escribió acerca de la guerra en Afganistán que «dos de los actores más peligrosos son dos violentos islamistas afganos llamados Gulbuddin Hekmatyar y Jalaluddin Haqqani, según altos cargos estadounidenses».
Una valoración repetida en la Valoración Inicial del 30 de agosto de 2009 del general Stanley McChrystal, comandante de todas las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán. El informe, que fue la base para que la Casa Blanca incrementara las tropas en el teatro de la guerra hasta llegar a más de 100.000 soldados, afirmaba que «los principales grupos insurgentes en función de su amenaza para la misión son el Quetta Shura Taliban (05T), la Red Haqqani (HQN) y el Hezb-e Islami Gulbuddin (HiG)».
La revista U.S. News & World Report proporcionó estos antecedentes:
«Estos dos señores de la guerra (que actualmente encabezan la lista estadounidense de los hombres más buscados en Afganistán) fueron una vez unos de los más valiosos aliados de Estados Unidos. En la década de 1980 la CIA canalizó cientos de millones de dólares en armas y munición para ayudarles a luchar contra el ejército soviético... Hekmatyar, al que Washington consideraba que era un rebelde antisoviético en el que se podía confiar, incluso voló a Estados Unidos llevado por la CIA en 1985.
Los altos cargos estadounidenses incluso tenían una alta opinión de Haqqani, al que consideraban el señor de la guerra rebelde más eficaz... Haqqani también fue uno de los principales defensores de los llamados afganos árabes y organizó hábilmente a los combatientes voluntarios árabes que fueron a emprender la jihad contra la Unión Soviética y ayudaron a proteger al futuro dirigente de al Qaeda Osama bin Laden»".
En nombre de luchar contra este mismo bin Laden y al Qaeda, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, además de aumentar las fuerzas militares combinadas que luchan en Afganistán ahora en su noveno año hasta más de 150.000 hombres, más hombres de los que desplegó nunca la Unión Soviética en esta nación, están intensificando las misiones mortíferas de los misiles [teledirigidos] drone (en inglés), los helicópteros de combate y los ataques de comandos dentro del vecino Pakistán.
Un reciente informe del gobierno en esta nación indicaba que habían muerto 708 personas sólo a causa de ataques con drones de la CIA.
Sólo cinco de estas personas fueron identificadas como sospechosas de al Qaeda y talibán.
El 6 de enero al menos 13 personas más murieron en un ataque con misil en la zona tribal pakistaní de Waziristán del Norte.
El mes pasado un periódico militar estadounidense informó de que «un equipo operativo de combate de marines formado por 1.000 soldados capaz de desplegarse rápidamente a lugares conflictivos podría estar pronto a disposición del Comando de África estadounidense», un anuncio que llegó «unos pocos meses después de que las fuerzas especiales estadounidenses perpetraran un ataque a la luz del día en el interior del sur de Somalia» y después de que otra fuerza de marines «ya se hubiera desplegado para apoyar a misiones de adiestramiento en Uganda y Mali».
A finales de octubre del año pasado el Secretario General de la OTAN el general Anders Fogh Rasmussen estuvo en los Emiratos Árabes Unidos [UAE, en sus siglas en inglés] para coordinar a los miembros de la Iniciativa de Cooperación de Estambul de la OTAN para una futura confrontación con Irán.

Viernes, 15 de Enero 2010
Voltairenet.org
           


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