Un tribunal penal del Vaticano, que tardó sólo días en ver el caso, multó además al acusado con 5.000 euros (5.800 dólares). Ya el viernes, el ex diplomático, que trabajaba en la embajada del Vaticano en Estados Unidos hasta el año pasado, admitió "comportamiento inapropiado" debido a un problema personal.
La pena fue más suave de la solicitada por la Fiscalía, de cinco años y nueve meses de cárcel más una multa de 10.000 euros.
Monseñor Capella es la primera persona en ser condenada penalmente por el Vaticano por abuso sexual. Estados Unidos y Canadá también querían perseguirlo, pero El Vaticano retiró al italiano en septiembre de su puesto como colaborador de la embajada y rechazó que fuera procesado en suelo estadounidense.
La policía canadiense anunció después su persecución, acusándolo de subir pornografía infantil en una red social duranet una estancia en Windsor, en Ontario, durante las Navidades de 2016.
Antes de que el tribunal se declarara a deliberar, Capella manifestó su esperanza en que su conducta fuera considerada "un incidente a lo largo del camino" de su carrera.
La Iglesia católica lleva enfrentando acusaciones de ese tipo desde hace décadas. Muchos acusan a la Iglesia no sólo de inacción frente a la pedofilia, sino también de encubrimiento de algunos casos.
Los tribunales iban a juzgar otro caso de abuso sexual en 2015, pero Josef Wesoloswki, de Polonia, acusado de pagar a chicos adolescentes por sexo cuando era embajador del Vaticano en la República Dominicana, murió antes del inicio del juicio.
El papa Francisco prometió que continuará su política de "tolerancia cero" contra la pedofilia.
Recientemente, el papa aceptó la renuncia del obispo chileno, Juan Barros, en el centro de un escándalo de abusos en ese país, y otros dos obispos chilenos. Barros fue denunciado por víctimas como presunto encubridor del sacerdote Fernando Karadima, acusado de abusos sexuales contra menores.
La pena fue más suave de la solicitada por la Fiscalía, de cinco años y nueve meses de cárcel más una multa de 10.000 euros.
Monseñor Capella es la primera persona en ser condenada penalmente por el Vaticano por abuso sexual. Estados Unidos y Canadá también querían perseguirlo, pero El Vaticano retiró al italiano en septiembre de su puesto como colaborador de la embajada y rechazó que fuera procesado en suelo estadounidense.
La policía canadiense anunció después su persecución, acusándolo de subir pornografía infantil en una red social duranet una estancia en Windsor, en Ontario, durante las Navidades de 2016.
Antes de que el tribunal se declarara a deliberar, Capella manifestó su esperanza en que su conducta fuera considerada "un incidente a lo largo del camino" de su carrera.
La Iglesia católica lleva enfrentando acusaciones de ese tipo desde hace décadas. Muchos acusan a la Iglesia no sólo de inacción frente a la pedofilia, sino también de encubrimiento de algunos casos.
Los tribunales iban a juzgar otro caso de abuso sexual en 2015, pero Josef Wesoloswki, de Polonia, acusado de pagar a chicos adolescentes por sexo cuando era embajador del Vaticano en la República Dominicana, murió antes del inicio del juicio.
El papa Francisco prometió que continuará su política de "tolerancia cero" contra la pedofilia.
Recientemente, el papa aceptó la renuncia del obispo chileno, Juan Barros, en el centro de un escándalo de abusos en ese país, y otros dos obispos chilenos. Barros fue denunciado por víctimas como presunto encubridor del sacerdote Fernando Karadima, acusado de abusos sexuales contra menores.