Los restos de Allende -muerto el 11 de septiembre de 1973 tras casi tres años al frente de su gobierno socialista- fueron desenterrados en una fría mañana en Santiago por orden del juez Mario Carroza, que desde el 27 de enero busca aclarar judicialmente las causas de su muerte.
El trámite "tiene un profundo sentido moral e histórico para Chile", declaró el director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos, a cargo junto a expertos extranjeros de examinar el cadáver de Allende, que -según la versión oficial aceptada por su familia- se suicidó cuando el palacio presidencial era bombardeado por aire y tierra.
Sus hijas, Isabel y Carmen Paz, llegaron hasta el Cementerio General de Santiago portando claveles rojos y, una vez abierta la tumba, pusieron una bandera chilena sobre el ataúd.
Frente al mausoleo aguardaban políticos, policías y decenas de periodistas.
Durante la diligencia Isabel permaneció en segunda fila tras los peritos y el juez, abrazada a su hija Marcia y visiblemente emocionada.
Cuando apareció el ataúd negro se hizo un largo silencio, solamente interrumpido por el "¡Viva Allende!" lanzado por el dirigente de pescadores Jorge Paredes.
El ataúd fue cargado a un furgón del SML y partió en un cortejo fúnebre con la familia y los acompañantes de comitiva. Antes de cerrar las puertas, la nieta de Allende le lanzó un clavel rojo, flor que los familiares de las víctimas de la dictadura suelen ofrecer a sus desaparecidos y ejecutados.
"Este proceso judicial busca establecer la verdad sobre lo ocurrido en ese trágico 11 de septiembre de 1973", dijo Isabel Allende, actual senadora, al leer una declaración al final de la diligencia que tardó unos 45 minutos.
"Reafirmando lo que hemos dicho a lo largo de estos años, nuestra convicción de que el presidente Allende tomó la decisión de morir como un gesto de coherencia política, (...) no debemos olvidar que su muerte ocurrió en el contexto de bombardeo y asalto al palacio presidencial de La Moneda", agregó.
El ministro de Justicia, Felipe Bulnes, señaló que debe existir "total claridad" sobre las causas de la muerte de Allende y comprometió "toda la colaboración para que se esclarezcan las circunstancias de todas las muertes ocurridas durante esa etapa dolorosa de nuestra historia".
Tras la exhumación, se tomará un examen radiológico de las osamentas, se hará una clasificación de antropología y se trabajará en conjunto con odontólogos y forenses balísticos.
"Nosotros objetivamente tenemos la dificultad del tiempo transcurrido y el estado de conservación de los restos, pero al mismo tiempo tenemos el avance científico ocurrido en estos años", dijo el director del SML.
Se trata de la segunda autopsia a los restos del ex mandatario. Pocas horas después de su muerte, agentes de la dictadura examinaron el cadáver en el Hospital Militar de Santiago y concluyeron que se había suicidado. Esta es la versión oficial hasta hoy día.
En septiembre de 1990, a poco de finalizar la dictadura de Pinochet, su cadáver fue desenterrado desde un panteón en Viña del Mar (120 km al oeste de Santiago), donde fue inhumado de forma clandestina en 1973, para ser llevado al Cementerio General.
Esa operación se llevó a cabo de noche y de forma casi secreta. Fue presenciada por un puñado de personas, sin que el cadáver haya sido sometido a pericias sino sólo de un reconocimiento ocular.
El 11 de septiembre de 1973, los militares, encabezados por Augusto Pinochet, asestaron un golpe de Estado a Allende bombardeando el palacio de la Moneda, donde éste resistió.
En su última arenga radial desde su despacho y bajo las balas señaló que "No voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo".
Investigadores han puesto sobre el tapete hipótesis de que Allende pudo morir asesinado por las balas de la dictadura o incluso por algún allegado para aliviarle el sufrimiento.
El trámite "tiene un profundo sentido moral e histórico para Chile", declaró el director del Servicio Médico Legal (SML), Patricio Bustos, a cargo junto a expertos extranjeros de examinar el cadáver de Allende, que -según la versión oficial aceptada por su familia- se suicidó cuando el palacio presidencial era bombardeado por aire y tierra.
Sus hijas, Isabel y Carmen Paz, llegaron hasta el Cementerio General de Santiago portando claveles rojos y, una vez abierta la tumba, pusieron una bandera chilena sobre el ataúd.
Frente al mausoleo aguardaban políticos, policías y decenas de periodistas.
Durante la diligencia Isabel permaneció en segunda fila tras los peritos y el juez, abrazada a su hija Marcia y visiblemente emocionada.
Cuando apareció el ataúd negro se hizo un largo silencio, solamente interrumpido por el "¡Viva Allende!" lanzado por el dirigente de pescadores Jorge Paredes.
El ataúd fue cargado a un furgón del SML y partió en un cortejo fúnebre con la familia y los acompañantes de comitiva. Antes de cerrar las puertas, la nieta de Allende le lanzó un clavel rojo, flor que los familiares de las víctimas de la dictadura suelen ofrecer a sus desaparecidos y ejecutados.
"Este proceso judicial busca establecer la verdad sobre lo ocurrido en ese trágico 11 de septiembre de 1973", dijo Isabel Allende, actual senadora, al leer una declaración al final de la diligencia que tardó unos 45 minutos.
"Reafirmando lo que hemos dicho a lo largo de estos años, nuestra convicción de que el presidente Allende tomó la decisión de morir como un gesto de coherencia política, (...) no debemos olvidar que su muerte ocurrió en el contexto de bombardeo y asalto al palacio presidencial de La Moneda", agregó.
El ministro de Justicia, Felipe Bulnes, señaló que debe existir "total claridad" sobre las causas de la muerte de Allende y comprometió "toda la colaboración para que se esclarezcan las circunstancias de todas las muertes ocurridas durante esa etapa dolorosa de nuestra historia".
Tras la exhumación, se tomará un examen radiológico de las osamentas, se hará una clasificación de antropología y se trabajará en conjunto con odontólogos y forenses balísticos.
"Nosotros objetivamente tenemos la dificultad del tiempo transcurrido y el estado de conservación de los restos, pero al mismo tiempo tenemos el avance científico ocurrido en estos años", dijo el director del SML.
Se trata de la segunda autopsia a los restos del ex mandatario. Pocas horas después de su muerte, agentes de la dictadura examinaron el cadáver en el Hospital Militar de Santiago y concluyeron que se había suicidado. Esta es la versión oficial hasta hoy día.
En septiembre de 1990, a poco de finalizar la dictadura de Pinochet, su cadáver fue desenterrado desde un panteón en Viña del Mar (120 km al oeste de Santiago), donde fue inhumado de forma clandestina en 1973, para ser llevado al Cementerio General.
Esa operación se llevó a cabo de noche y de forma casi secreta. Fue presenciada por un puñado de personas, sin que el cadáver haya sido sometido a pericias sino sólo de un reconocimiento ocular.
El 11 de septiembre de 1973, los militares, encabezados por Augusto Pinochet, asestaron un golpe de Estado a Allende bombardeando el palacio de la Moneda, donde éste resistió.
En su última arenga radial desde su despacho y bajo las balas señaló que "No voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo".
Investigadores han puesto sobre el tapete hipótesis de que Allende pudo morir asesinado por las balas de la dictadura o incluso por algún allegado para aliviarle el sufrimiento.