El acusado también presentó una declaración de oposición contra su juicio en ausencia de marzo de 2007, en el cual se decidió su condena a prisión de por vida por quiebra de su banco (en Francia y Argelia) y desvío de fondos, según la misma fuente.
Jalifa, otrora considerado un potentado en Argelia, llegó a construir un imperio que incluía un banco, una aerolínea y canales de televisión, y que empleaba a unas 20.000 personas en Argelia y Europa.
Se refugió en Gran Bretaña en 2003 cuando sus negocios se hundieron.
Fue arrestado en Londres en 2007 y desde entonces se encontraba bajo la amenaza de una extradición hacia Francia o Argelia. El pedido argelino tuvo prioridad.