Este fósil es del más antiguo de los mamíferos multituberculados, pequeños roedores que desaparecieron hace más de 60 millones de años. Pertenecía a una nueva especie, bautizada Rugosodon eurasiaticus.
Según los investigadores, el esqueleto casi completo de este espécimen de unos 17 cm de largo da índices clave sobre las características anatómicas que permitieron a los multituberculados adaptarse exitosamente a su entorno, como dientes que le servían para desmenuzar las plantas, así como también la carne animal.
La articulación de sus tobillos le permitía asimismo rotar sobre sí mismo.
Los científicos, entre ellos Chong-Xi Yuan de la Academia de ciencias geológicas de Pekín y uno de los principales responsables del descubrimiento, subrayan que el Rugosodon permitió la aparición de mamíferos vegetarianos, que vivían en los árboles.
Los multituberculados se desarrollaron en el Cretáceo (de -145 a -65,5 millones de años), que corresponde a la era de los dinosaurios.