Así lo dijo el jefe de la delegación del Gobierno y ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, al concluir los encuentros del viernes cerca de la media noche (local). Las jornadas estaban originalmente previstas sólo para el jueves y viernes.
"Estamos muy cerca de un acuerdo definitivo de convivencia y paz entre los actores políticos de Venezuela y ese acuerdo de convivencia será la contención de quienes agreden de manera falaz, quienes agreden de manera feroz a la patria venezolana", dijo Rodríguez refiriéndose a la administración estadounidense de Donald Trump, que impuso sanciones económicas que han perjudicado a la economía de Venezuela.
"Será el acuerdo que permita combatir la agresión económica, que permita combatir las sanciones (de Washington), que permitan combatir las acciones de piratería, de bucaneros a la que ha sido sometida la economía y el sistema financiero de Venezuela", añadió el representante del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Rodríguez criticó que existan "elementos de la administración de Donald Trump y elementos congresistas norteamericanos que han tratado de torpedear y bombardear este diálogo de paz" y que apostarían por generar un escenario de violencia que justifique una intervención militar estadounidense en Venezuela.
Por su parte, la delegación opositora, integrada por una veintena de personas lideradas por el diputado Julio Borges, no quiso hacer declaraciones.
Fuentes extraoficiales aseguran que los puntos de desacuerdo que falta cerrar son la negativa del Gobierno a cambiar las condiciones electorales para los comicios presidenciales previstos este año y el rechazo de la oposición a reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, un organismo de carácter plenipotenciario controlado en su totalidad por el oficialismo.
Las reuniones se celebraron en la sede de la cancillería de la República Dominicana en Santo Domingo y estuvieron lideradas por el presidente anfitrión Danilo Medina y el ex jefe de Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, facilitador del proceso.
El diálogo se retomó formalmente el año pasado con el auspicio de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), tras un movimiento de protestas contra el Gobierno que duró tres meses dejando más de un centenar de muertos.
"Estamos muy cerca de un acuerdo definitivo de convivencia y paz entre los actores políticos de Venezuela y ese acuerdo de convivencia será la contención de quienes agreden de manera falaz, quienes agreden de manera feroz a la patria venezolana", dijo Rodríguez refiriéndose a la administración estadounidense de Donald Trump, que impuso sanciones económicas que han perjudicado a la economía de Venezuela.
"Será el acuerdo que permita combatir la agresión económica, que permita combatir las sanciones (de Washington), que permitan combatir las acciones de piratería, de bucaneros a la que ha sido sometida la economía y el sistema financiero de Venezuela", añadió el representante del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Rodríguez criticó que existan "elementos de la administración de Donald Trump y elementos congresistas norteamericanos que han tratado de torpedear y bombardear este diálogo de paz" y que apostarían por generar un escenario de violencia que justifique una intervención militar estadounidense en Venezuela.
Por su parte, la delegación opositora, integrada por una veintena de personas lideradas por el diputado Julio Borges, no quiso hacer declaraciones.
Fuentes extraoficiales aseguran que los puntos de desacuerdo que falta cerrar son la negativa del Gobierno a cambiar las condiciones electorales para los comicios presidenciales previstos este año y el rechazo de la oposición a reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, un organismo de carácter plenipotenciario controlado en su totalidad por el oficialismo.
Las reuniones se celebraron en la sede de la cancillería de la República Dominicana en Santo Domingo y estuvieron lideradas por el presidente anfitrión Danilo Medina y el ex jefe de Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, facilitador del proceso.
El diálogo se retomó formalmente el año pasado con el auspicio de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), tras un movimiento de protestas contra el Gobierno que duró tres meses dejando más de un centenar de muertos.