Escena de Gólgota Picnic
En un escenario teatral totalmente cubierto de panecillos para hamburguesas, cinco personajes desgranan extensos soliloquios mientras cambian constantemente de apariencia -peinados como zanahorias y puerros, cuerpos pintarrajeados, vestidos o completamente desnudos...- y "Golgota Picnic" sume al espectador en una atmósfera pringosa.
Desde los primeros monólogos, Rodrigo García anuncia la naturaleza de su propósito: "El que no tiene sentido del humor, no entiende nada de la vida", dice uno de los actores de su compañía, La Carnicería Teatro.
Luego lleva al público a varios terrenos sucesivos, entre ellos su visión de Cristo, tema que provocó una ola de indignación de los integristas y 200 de ellos se manifestaron delante del teatro sin llegar a perturbar el espectáculo.
Rodrigo García imagina primero un Cristo que vuelve a la tierra "para quejarse de la imagen" que se iba a transmitir de él a través de la religión, los lienzos, etc. El texto es su mayor parte locuelo, pero se vuelve embarazoso cuando describe a Cristo "pegado como un autoadhesivo a la cruz", o declara: "Él decía que era un cordero, pero era un jodido demonio".
En otro escenario, la cabeza de un actor echado en el suelo con los brazos en cruz se recubre poco a poco de carne picada, y en una pantalla gigante aparecen las palabras de Cristo a la Virgen, escritos en bloques de carne de hamburguesa: "Mujer, he aquí tu hijo" refiriéndose a Juan. En cuanto a los apóstoles, son "12 despistados entre los millones que escucharon a Cristo".
También los demás temas son tratados con un humor distanciado que los vuelve acerbos. Los negros, la muerte, la soledad, el consumo desfilan con palabras a veces sin pies ni cabeza, pero siempre contundentes. Y ciertas escenas son difíciles de aguantar, como el actor que escupe varias veces en pantalla grande las hamburguesas que engulle.
"En tanto que creador, no tienes más opción, no haces lo que dicta la moda, ni lo que pide el mercado", se defendía el autor al presentar su obra, que acaba con la llegada al escenario del pianista italiano Marino Formenti, desnudo, que interpreta durante 40 minutos "Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz" de Haydn.
Al salir de la representación, los espectadores reconocían que la obra les había parecido "muy fuerte", como decía Ángela Ramírez, que "no estaba chocada". Para Christine Pradel, "el texto es feroz y la puesta en escena desconcierta". Christel Martinot no considera que la obra sea "un ataque contra una creencia, sino un tema de reflexión".
"Golgota Picnic" se representa hasta el domingo en el Théâtre Garonne y en diciembre viajará al Théâtre du Rond-Point de París.
Desde los primeros monólogos, Rodrigo García anuncia la naturaleza de su propósito: "El que no tiene sentido del humor, no entiende nada de la vida", dice uno de los actores de su compañía, La Carnicería Teatro.
Luego lleva al público a varios terrenos sucesivos, entre ellos su visión de Cristo, tema que provocó una ola de indignación de los integristas y 200 de ellos se manifestaron delante del teatro sin llegar a perturbar el espectáculo.
Rodrigo García imagina primero un Cristo que vuelve a la tierra "para quejarse de la imagen" que se iba a transmitir de él a través de la religión, los lienzos, etc. El texto es su mayor parte locuelo, pero se vuelve embarazoso cuando describe a Cristo "pegado como un autoadhesivo a la cruz", o declara: "Él decía que era un cordero, pero era un jodido demonio".
En otro escenario, la cabeza de un actor echado en el suelo con los brazos en cruz se recubre poco a poco de carne picada, y en una pantalla gigante aparecen las palabras de Cristo a la Virgen, escritos en bloques de carne de hamburguesa: "Mujer, he aquí tu hijo" refiriéndose a Juan. En cuanto a los apóstoles, son "12 despistados entre los millones que escucharon a Cristo".
También los demás temas son tratados con un humor distanciado que los vuelve acerbos. Los negros, la muerte, la soledad, el consumo desfilan con palabras a veces sin pies ni cabeza, pero siempre contundentes. Y ciertas escenas son difíciles de aguantar, como el actor que escupe varias veces en pantalla grande las hamburguesas que engulle.
"En tanto que creador, no tienes más opción, no haces lo que dicta la moda, ni lo que pide el mercado", se defendía el autor al presentar su obra, que acaba con la llegada al escenario del pianista italiano Marino Formenti, desnudo, que interpreta durante 40 minutos "Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz" de Haydn.
Al salir de la representación, los espectadores reconocían que la obra les había parecido "muy fuerte", como decía Ángela Ramírez, que "no estaba chocada". Para Christine Pradel, "el texto es feroz y la puesta en escena desconcierta". Christel Martinot no considera que la obra sea "un ataque contra una creencia, sino un tema de reflexión".
"Golgota Picnic" se representa hasta el domingo en el Théâtre Garonne y en diciembre viajará al Théâtre du Rond-Point de París.